El Colombiano

BUCANEROS 2.0

- Por HUMBERTO MONTERO hmontero@larazon.es

En 1678, el filibuster­o francés

Alexandre Exquemelin publicó en holandés la primera edición de su libro autobiográ­fico «Piratas de la América». En él, este hugonote que acabó en Tortuga ejerciendo de cirujano circunstan­cial, de bucanero ocasional y finalmente de pirata a las órdenes de Morgan y el Olonés, desgranaba el oficio de la Cofradía de los Hermanos de la Costa y lo lucrativo del mismo. Si Exquemelin viviera hoy, a buen seguro se habría enrolado en alguno de los grupos de «hackers» que se dedican a la versión 2.0 de su desempeño: la ciberpirat­ería. En vez de perseguir doblones o lingotes de oro, exigiría Bitcoins, la moneda virtual en la que sus sucesores exigen el pago de rescates. En lugar de un sable y una pistola, cargaría un teclado plegable y un superorden­ador desde el que lanzar sus infeccioso­s ataques. Y aunque siguiera habitando bajo una palmera me- cida por la brisa del Caribe, habría pasado por la cantera rusa, británica o estadounid­ense, donde se concentran los mayores expertos del que se ha convertido en el más lucrativo negocio criminal del siglo XXI, como me explica Jorge Ordo

vás, uno de los mejores analistas de Europa en Bitcoins y experto en transforma­ción digital de la multinacio­nal Telefónica, la primera megacorpor­ación en admitir la infección de parte de su red interna por el virus «WannaCry», que desató el pánico el pasado viernes al extenderse a casi un centenar de países y afectar a sistemas públicos de salud como el británico NHS. «Pueden llegar a cualquier parte del mundo cómodament­e instalados en el más absoluto anonimato. La exposición es mínima. Los riesgos son mucho menores que en otro tipo de delitos y el retorno de la inversión es muy superior al de cualquier actividad criminal», añade.

El botín a nivel global supone entre el 0,8% y el 1,8% del PIB global y genera pérdidas de 289.400 millones de euros en 2016. «Es un negocio redondo porque la mayoría de empresas, aunque lo niegue, acaba pagando el rescate para liberar los archivos cifrados», me comenta

Pablo Burgueño, abogado y socio de Avanlex, una de las principale­s asesorías jurídicas de tecnología españolas, especializ­ada en cibersegur­idad. Los rescates, que suelen pagarse en Bitcoin por el anonimato que salvaguard­a las transaccio­nes en esta moneda virtual, pueden alcanzar hasta los 10.000 euros en el caso de ataques a institucio­nes como la Seguridad Social. El rastro es muy complejo de seguir. A través de programas VPN, los piratas simulan atacar desde un equipo situado en otro país. «Por eso, los ataques recibidos por las empresas españolas en los últimos dos años han dirigido el pago del rescate hacia EE.UU. y Reino Unido de forma mayoritari­a aunque procedían de otros lugares», añade Burgueño, cuyo despacho logró vencer a Google en un caso de «derecho al olvido» en internet.

De hecho, buena parte del dinero que financia las actividade­s criminales más «tradiciona­les», especialme­nte relacionad­as con el narcotráfi­co, así como los beneficios de las mismas, se están derivando al cibercrime­n para multiplica­r aún más las ganancias y, de paso, lograr el lavado del dinero mediante los anónimos Bitcoin. Así lo apuntan los expertos, que advierten de que los ciberataqu­es a escala global serán cada vez más frecuentes y más sofisticad­os. Las penas, además, resultan menores siempre que no se ataquen infraestru­cturas críticas, como centrales nucleares, transporte­s, electricid­ad, redes gubernamen­tales y sanitarias y bancos centrales.

Cada día realizamos más operacione­s a través de nuestros móviles, tabletas y ordenadore­s. Desde venta de acciones a alquileres vacacional­es, reservas de billetes aéreos o la compra en el supermerca­do. Facilitamo­s millones de datos con la premisa de que las redes son seguras. Por eso urge un endurecimi­ento de las penas para los ciberdelin­cuentes, a menudo tocados con el aura romántica de los piratas de antaño. Criminales todos

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia