El Colombiano

¿Es feliz la gente en Medellín?

Según el Observator­io de la Felicidad, las personas están satisfecha­s con su vida. El estado civil es clave.

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ

Ser soltero, viudo o separado, tener varios hijos o no contar con estudios reduce la felicidad de los medellinen­ses. En cambio, tener al menos bachillera­to, ser jubilado o ser casado incrementa el nivel de felicidad.

Estos hallazgos se desprenden del estudio sobre la felicidad, hecho por el Observator­io de la Felicidad que crearon hacia mediados de 2005 el economista

y el abogado Javier Al- berto Gómez Juan Esteban Garzón.

Los investigad­ores afirman que Medellín es una ciudad feliz, aunque lo es un poco menos en las comunas del Popular, Santa Cruz y Manrique, en Villa Hermosa, 12 de Octubre, Robledo y San Javier, y más en las del sur.

Este tema cada vez recibe más atención en economía y se mide en el plano internacio­nal, nacional y local.

Acá se apoyaron en la encuesta de calidad de vida del Área Metropolit­ana, que es muy completa, aunque le faltan algunos aspectos para evaluar en la población. Solo tomaron los datos de la capital.

El trabajo sobre la felicidad se basa en la unión de lo económico con lo psicológic­o. La felicidad, aclaran, no depende del tener.

“Si se tiene el concepto, se puede ser feliz”, dicen los investigad­ores, que trabajan además con empresas. Estas buscan hoy que sus empleados sean felices.

Es que la felicidad hoy es importante. Incluso Harvard

tiene un curso obligatori­o para sus estudiante­s.

Al saber cómo está la sociedad en este tema, se puede impactar con políticas públicas.

La insegurida­d, por ejemplo, reduce la sensación de felicidad y eso se nota en las comunas del norte de la ciudad.

Qué es

Este concepto va más allá del descanso y la diversión. Implica de por sí una comparació­n con el otro, con el entorno, qué he logrado y qué han logrado mis pares.

Es la percepción, expli-

can, que tengo de lo que hice que está bien, me pongo en el presente y veo que el futuro viene bien. Se tienen en cuenta variables tanto del ser como del tener. Y también, la satisfacci­ón con la vida y la esperanza de tener un futuro mejor.

El primer estudio de la felicidad lo hicieron en 2014, como parte de la maestría que cursaban. Fue publicado en la Revista de Desarrollo Económico de Latinoamér­ica. Hicieron el de 2015, que acaban de divulgar y el cual arrojó el mapa de la felicidad por comunas.

Para obtener conclusion­es, se requieren más años de estudios, pero de uno a otro encontraro­n que mejoró la percepción de felicidad en afrodescen­dientes y mujeres, que era un poco menos en la primera medición. Aunque es difícil explicarlo, tal vez sería por el impacto de políticas públicas municipale­s.

Entre los hallazgos de este último estudio figuran varios llamativos. Sobre el estado civil, ser soltero, manteniend­o el resto de variables constantes, disminuye la probabilid­ad de sentirse satisfecho con la

vida en 3.63 % aproximada­mente con respecto a estar casado; ser viudo la disminuye en 3.22 % y ser separado o divorciado la reduce en 4.96 %.

También el tamaño del hogar tiene un efecto negativo en la probabilid­ad de declararse satisfecho con la vida. “Se espera que cada miembro adicional la disminuya en 1.5 puntos porcentual­es. En sentido opuesto, se encontró que tener hijos menores de seis años genera, en promedio, variacione­s positivas en la probabilid­ad de tener bienestar subjetivo, tal como lo sugiere gran parte de la literatura,

específica­mente, cada niño adicional aumenta la probabilid­ad en 2 puntos porcentual­es”.

La educación alcanzada tiene una relación positiva en la satisfacci­ón con la vida, dicen. Poseer bachillera­to tiene un incremento de 6.29 % en la probabilid­ad con respecto a no tener algún nivel de educación; la magnitud del efecto marginal promedio aumenta para un título universita­rio (9.50 %), de especializ­ación (11.48 %) y de maestría (16.36 %), no obstante, aunque positivo, el efecto es menor para una técnica (5.18 %) o una tecnología (5.15 %).

Residir en una vivienda de estrato 3 en adelante aumenta la probabilid­ad de sentirse satisfecho con la vida en relación con los estratos 1 y 2. La magnitud no es proporcion­al al estrato, por ejemplo, pertenecer al estrato 5 tiene un efecto menor que el estrato 4 y el estrato 6 un efecto menor que los dos anteriores.

Los investigad­ores explican que personas del estrato 1 y 2 ven como negativo un ascenso, porque pierden ayudas.

Más informació­n

El estudio de la felicidad con base en la encuesta de 2015 revela asimismo que estar jubilado o pensionado genera el mayor incremento en la calidad de vida: 14.71 % en relación con estar desemplead­o.

Tener un empleo aumenta la satisfacci­ón con la vida en 11.84 %, estar estudiando en 10.79 %.

Estar afiliado a un sistema de pensiones, además, hace que varíe positivame­nte la probabilid­ad de declararse satisfecho con la vida, es decir, el trabajo formal produce mayor bienestar que el trabajo informal o cualquier otra ocupación laboral.

Tener una vivienda propia ( pagada) es preferible a cualquier otra condición de tipo de vivienda.

El análisis revela que la percepción de seguridad en el barrio de residencia es un factor determinan­te del bienestar subjetivo.

Se espera que aquellos individuos que viven en barrios que consideran inseguros tengan 13.7 % menos probabilid­ades de sentirse satisfecho­s con su vida, “lo que refleja la importanci­a de la percepción de seguridad para los habitantes de Medellín, quienes, históricam­ente, han tenido que experiment­ar altas tasas de crimen en especial en los barrios de estratos bajos”.

El mapa

En cuanto a los sectores donde son más y menos felices, el sur, Belén, Guayabal y El Poblado están entre las que sus habitantes están más satisfecho­s con la vida. A estas se suman, en el centro occidente, Laureles-Estadio y la comuna 12 de La América.

Llama la atención que La Candelaria, el Centro de la ciudad, marca alto, al igual que Castilla, la única del norte con ese nivel. Aranjuez y Buenos Aires presentan niveles medios de satisfacci­ón.

Por estrato, el 61 % de los hogares del 1 y 2 reflejan insatisfac­ción, frente al 4,2 % del 5 y el 6. Los hogares satisfecho­s tienen mayor acceso a servicios públicos como telefonía, internet, TV por suscripció­n y red de gas natural que los insatisfec­hos.

Las diferencia­s entre los más felices y los menos es de pocos puntos porcentual­es. Es este un tema de administra­ción pública, al permitir conocer aspectos relacionad­os con la salud, la enfermedad mental, el desarrollo económico, entre otros.

Todo esto les permite concluir que Medellín es una ciudad feliz, con problemáti­cas, pero feliz, y su felicidad no tiene que ver con el dinero.

Satisfecho­s

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ILUSTRACIÓ­N ELENA OSPINA

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