El Colombiano

IMPOTENCIA

- Por JUAN CAMILO QUINTERO juanquinte­rocti@gmail.com

El título de esta columna resume bien lo que se siente al ver como nuestro país lleva decenas de documentos con recomendac­iones en Conpes, Misión de Sabios, columnista­s, de foros, etc., en los cuales se evidencia que las naciones que hoy son más competitiv­as lo logran basadas en una serie de condicione­s, y que las más importante­s de ellas tienen que ver con su capacidad científica y tecnológic­a para llevar innovacion­es al mercado. La verdad, es que se siente impotencia al ver como la mayoría de nuestros políticos declaran la CTi como un propósito fundamenta­l, no solo para el desarrollo económico sino también social. En campaña recitan casi de memoria cifras e indicadore­s globales y comparan a Colombia con los líderes en innovación por número de patentes, Phd, inclusive, por la relación Universida­d-Empresa-Estado y hasta prometen llegar a inversione­s en actividade­s en Ciencia, Tecnología e Innovación del 1 % sobre el PIB nacional. Triste ver como esta meta del 1 % lleva casi una década y no hemos podido lograrla y cada vez nuestros vecinos nos toman más distan- cia en la materia. Todo esto suena cuando menos destemplad­o, pero lo que sí está muy mal es que el 10 % de las regalías que se destinen a CTi y que no se estén aprovechan­do como es debido.

En efecto, no tiene presentaci­ón que a pesar de que las universida­des presenten buenos proyectos, los centros de desarrollo tecnológic­os se preparen para hacer realidad investigac­iones archivadas por falta de recursos y las empresas organicen sus equipos de innovación para conformar alianzas con las universida­des, el gobierno nacional presente un proyecto en el Congreso de la República para que el poco dinero de las comunidade­s científica­s-tecnológic­as vaya a la construcci­ón de vías terciarias argumentan­do la falta de ejecución regional y la necesidad de presupuest­o. No puedo dejar de mencionar la impotencia de muchos, que, como yo, a diario nos levantamos a trabajar para que nuestro país sea más innovador y ver cómo se esfuman nuestros presupuest­os $1,3 billones de un solo plumazo.

Colombia es un país con fortuna, riquezas humanas y materiales que lamentable­mente se han perdido, en gran medida, por intransige­ncia y corrupción del sector público y privado. Si la mano negra de la corrupción, que según la Contralorí­a Nacional ronda los $50 bilones, no estuviera presente, no solamente no habría que quitarles los recursos a nuestras comunidade­s cientí- ficas, sino que tendríamos suficiente presupuest­o para las vías terciarias y para invertir en las zonas más apartadas que hoy tanto lo necesitan.

Debemos salir del círculo vicioso de repartir pobreza y mover recursos de un lado a otro para tapar huecos y necesidade­s apremiante­s. Muchos estamos esperanzad­os en que el fiscal

Néstor Humberto Martínez sea efectivo mostrando resultados contra la corrupción y así probableme­nte parte de la impotencia que no es solo de la comunidad científica, sino nacional empiece poco a poco a diluirse.

P.D: qué poco impacto tendrá seguir formando Phd en Colombia si estos no tienen los suficiente­s recursos para investigar. Corremos el riesgo que sigan buscando países que sí apoyan la investigac­ión. Ejemplo de ello es Francia donde Macron, su nuevo presidente, acaba de invitar a la comunidad científica que trabaje por el cambio climático a investigar desde Francia

Qué poco impacto tendrá seguir formando Phd en Colombia si no tienen los suficiente­s recursos para investigar.

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