La paz como visión de negocio para empresarios
Aparte de sostenibilidad, las empresas también reciben incentivos por apostarle a un nuevo país. Ya incluso se puede medir esa contribución.
Hay diferentes maneras para que los empresarios del país vean la paz como una oportunidad de negocio.
En muchas partes, y desde que hay procesos de reintegración a la vida civil, los excombatientes, que alguna vez pertenecieron a un grupo armado ilegal, han logrado entrar a diferentes compañías que le apuestan a una segunda oportunidad para estas personas. Por otro lado, también son numerosas las asociaciones que nacen en zonas donde el conflicto no tuvo piedad con las comunidades, pero que con el esfuerzo han logrado constituirse y construir un futuro diferente para las víctimas.
Incentivar y premiar estas empresas resulta necesario para poder continuar con una construcción de paz y es por eso que ya hay desde herramientas que ayudan a medir esa participación, hasta premios que motivan a multinacionales o asociaciones que aprovechan estas oportunidades de negocio.
Medición del aporte a la paz
La Fundación Ideas para la Paz y la Cámara de Comercio de Bogotá presentaron Empaz, una herramienta con la que los empresarios pueden medir su aporte a la paz.
Según explican los promotores de esta plataforma, Empaz, a partir de seis líneas de análisis: gestión estratégica para la paz, reconciliación y convivencia, capital humano, institucionalidad y participación, desarrollo socioeconómico inclusivo y sostenibilidad ambiental, realiza recomendaciones prácticas para cada uno de los modelos de negocio.
Lo primero es que la organi-
zación que decida conocer y mejorar su impacto en la construcción de paz, debe solicitarle a Empaz un análisis de sus políticas y prácticas internas, esto se hace a través de un formulario y de entrevistas a directivos y empleados.
El resultado es un análisis con indicadores, puntajes y recomendaciones para la empresa.
Según un estudio de la Cámara de Comercio de Bogotá, el 96 % de los empresarios desconoce la manera de materializar ideas con iniciativas a favor de la reconciliación. Por eso, Jorge Mario Díaz, vicepresidente de Articulación Público Privada de la Cámara de Comercio, señaló que “una vez el empresario tiene claro qué está haciendo desde el interior de su negocio, la herramienta le ayuda a definir qué camino tomar para fortalecer su trabajo”.
Sobre esto, María Victoria Llorente, directora Ejecutiva de Fundación Ideas para la Paz, aseguró que “la paz requiere claridad no solo sobre lo que hay que hacer, sino en cómo hacerlo, y eso es lo que hace esta herramienta de medición”.
Premios a las empresas
No obstante, incentivar ideas que prueban que la paz puede ser un negocio sostenible, en Colombia no es nuevo.
Hace 10 años, el premio Emprender Paz, iniciativa apoyada por la embajada de Suecia en Colombia y por la Fundación Konrad Adenauer, entrega reconocimientos a las iniciativas productivas privadas que aportan a la construcción de paz. En esta década se han presentado 468 empresas y han sido premiadas o exalta- das 36 iniciativas.
“Se han presentado en todas partes del país, con excepción de Guainía y San Andrés, de resto hemos recibido postulaciones de empresas de los demás departamentos. Antioquia es uno de los que más iniciativas ha presentado”, explica Beatriz Eugenia Moreno Fuchs, directora ejecutiva Emprender Paz.
Los premios Emprender Paz, que ya se encuentran en su fase de convocatoria y cuyas inscripciones cierran el próximo 8 de junio, le darán a la empresa ganadora, a parte de un reconocimiento público, un galardón y 12 millones de pesos de asistencia técnica.
“Y a las otras nueve iniciati-
vas finalistas, se les paga el traslado a Bogotá su estadía y un taller de fortalecimiento empresarial”, agrega Moreno Fuchs.
Uno de los ejemplos
Uniformar, empresa pereirana dedicada a la producción de dotaciones industriales fue ganadora del premio Emprender Paz de 2016. Uniformar ha vinculado a su planta de trabajadores a población vulnerable por el conflicto, entre víctimas y excombatientes.
Mónica Sánchez, gerente de esta compañía, asegura que más de la mitad de su personal son excombatientes, desplazados, indígenas, madres cabeza de familia y víctimas de violencia intrafamiliar.
“Nosotros empezamos en el año 96 con indígenas y desplazados, en el 2009 llega nuestro primer reintegrado, lo recibimos con mucho temor, pero al día de hoy todos son una bendición, ellos trabajan en equipo como una familia. Yo le puedo asegurar que gracias a su dedicación y ganas de salir adelante, nuestra productividad ha crecido en un 20% en los últimos meses”, afirma Mónica