AÚN NECESITA SU CEREBRO
La mayoría de los adultos recuerdan tener que memorizar nombres de ríos o el teorema de Pitágoras en el colegio y preguntarse, “¿Cuándo voy a utilizar esto?” Los niños hoy tienen un vocero de alto perfil, Jo
nathan Rochelle, el director del grupo de aplicaciones educativas de Google, quien recientemente dijo a The New York Ti
mes que “no puede responder” por qué sus hijos deben aprender la ecuación cuadrática. Se pregunta por qué no le pueden “preguntar a Google”. Si Rochelle no puede responderles a sus hijos, yo sí puedo hacerlo.
Google es bueno para encontrar información, pero el cerebro lo supera de dos formas esenciales. Defensores de Google subestiman cuánto cambia el significado de palabras y frases según el contexto. Considere el vocabulario. Todo maestro sabe que un estudiante de sexto grado, armado con un tesauro, frecuentemente entregará un documento salpicado con palabras utilizadas de manera no tan correcta, como el estudiante que buscó el significado de “meticuloso”, encontró que significaba “muy cuidadoso” y escribió, “Yo fui meticuloso cuando me caí del precipicio”.
Con el conocimiento correcto en la memoria, el cerebro pone las palabras en contexto. Considere “Trisha derramó su café”. Cuando es seguida por la frase “Dan se levantó a coger un trapo”, el cerebro instantáneamente resalta un aspecto del significado de “derrame” -derrames hacen desorden. Si la segunda frase hubiera sido “Dan se levantó a conseguirle más,” usted habría pensado en cambio que “derrame” significa que Trisha tiene menos de also. Aún otro aspecto de significado vendría a la mente si hubiera leído, “Dan saltó, gritando con dolor”.
El significado de “derrame” depende del contexto pero los diccionarios, incluso los diccionarios de internet, necesariamente ofrecen significados libres de contexto. Es por eso que niños se caen por precipicios cuidadosamente.
Tal vez las búsquedas de internet se volverán más sensibles al contexto, pero hasta que nuestros cerebros se comuniquen directamente con chips de silicona, hay otro problema -velocidad.
Se supone que rápido acceso es una gran ventaja de usar internet. Sin embargo “momentos” aún es mucho más lento que el cerebro.
La velocidad importa cuando la ecuación cuadrática es parte de un problema más grande o también para la lectura. Los investigadores dicen que lectores tienen que conocer al menos un 95 por ciento de las palabras en un texto para una absorción cómoda. Pausar para encontrar una palabra es perturbador. En internet, la mera presencia de hipervínculos compromete la comprensión de lectura. Un conocimiento más profundo de las palabras también ayuda. Su conocimiento de lo que significa una palabra, cómo se escribe y cómo suena en realidad son separados en el cerebro. Es por eso que puede acordarse de uno pero no el otro, como cuando sabe lo que quiere decir (alguien que debe dinero) pero no encuentra la palabra (deudor). Buenos lectores tienen conexiones confiables y rápidas entre las representaciones cerebrales de ortografía, sonido y significado. La velocidad importa porque permite que proceda otra función importante -por ejemplo, descifrar el significado de frases.
El uso del conocimiento en la cabeza también es autosuficiente, mientras que el uso del conocimiento de Internet no lo es.
El cerebro le gana a internet cuando se trata de contexto y velocidad, pero el internet le gana al cerebro cuando se trata de volumen. Usted puede encontrar cualquier dato en internet, incluso los alternativos. Su cerebro, en contraste, es limitado, entonces cómo elegimos qué aprender?
Los estudiantes deberían aprender la información para la cual el internet es un mal sustituto. Internet es malo para poner información dentro de un contexto. Los niños que buscan la ecuación cuadrática podrían terminar como el niño que buscó “meticuloso”; tienen una definición, pero no tienen la información para usarla correctamente. Los estudiantes deberían aprender no solo la fórmula sino también por qué funciona y cómo conecta con otro contenido matemático. Así es como el conocimiento contextual se desarrolla en el cerebro, y es por eso que la instrucción de vocabulario rara vez consiste solo en simple memorización de definiciones.
Es un grave error pensar que Google puede reemplazar su memoria. Puede, sin embargo, complementarla, si tenemos en cuenta lo que cada uno hace mejor
Es un grave error pensar que Google puede reemplazar su memoria. Puede complementarla, si tenemos en cuenta lo que cada uno hace mejor.