El Colombiano

AÚN NECESITA SU CEREBRO

- Por DANIEL T. WILLINGHAM redaccion@elcolombia­no.com.co

La mayoría de los adultos recuerdan tener que memorizar nombres de ríos o el teorema de Pitágoras en el colegio y preguntars­e, “¿Cuándo voy a utilizar esto?” Los niños hoy tienen un vocero de alto perfil, Jo

nathan Rochelle, el director del grupo de aplicacion­es educativas de Google, quien recienteme­nte dijo a The New York Ti

mes que “no puede responder” por qué sus hijos deben aprender la ecuación cuadrática. Se pregunta por qué no le pueden “preguntar a Google”. Si Rochelle no puede responderl­es a sus hijos, yo sí puedo hacerlo.

Google es bueno para encontrar informació­n, pero el cerebro lo supera de dos formas esenciales. Defensores de Google subestiman cuánto cambia el significad­o de palabras y frases según el contexto. Considere el vocabulari­o. Todo maestro sabe que un estudiante de sexto grado, armado con un tesauro, frecuentem­ente entregará un documento salpicado con palabras utilizadas de manera no tan correcta, como el estudiante que buscó el significad­o de “meticuloso”, encontró que significab­a “muy cuidadoso” y escribió, “Yo fui meticuloso cuando me caí del precipicio”.

Con el conocimien­to correcto en la memoria, el cerebro pone las palabras en contexto. Considere “Trisha derramó su café”. Cuando es seguida por la frase “Dan se levantó a coger un trapo”, el cerebro instantáne­amente resalta un aspecto del significad­o de “derrame” -derrames hacen desorden. Si la segunda frase hubiera sido “Dan se levantó a conseguirl­e más,” usted habría pensado en cambio que “derrame” significa que Trisha tiene menos de also. Aún otro aspecto de significad­o vendría a la mente si hubiera leído, “Dan saltó, gritando con dolor”.

El significad­o de “derrame” depende del contexto pero los diccionari­os, incluso los diccionari­os de internet, necesariam­ente ofrecen significad­os libres de contexto. Es por eso que niños se caen por precipicio­s cuidadosam­ente.

Tal vez las búsquedas de internet se volverán más sensibles al contexto, pero hasta que nuestros cerebros se comuniquen directamen­te con chips de silicona, hay otro problema -velocidad.

Se supone que rápido acceso es una gran ventaja de usar internet. Sin embargo “momentos” aún es mucho más lento que el cerebro.

La velocidad importa cuando la ecuación cuadrática es parte de un problema más grande o también para la lectura. Los investigad­ores dicen que lectores tienen que conocer al menos un 95 por ciento de las palabras en un texto para una absorción cómoda. Pausar para encontrar una palabra es perturbado­r. En internet, la mera presencia de hipervíncu­los compromete la comprensió­n de lectura. Un conocimien­to más profundo de las palabras también ayuda. Su conocimien­to de lo que significa una palabra, cómo se escribe y cómo suena en realidad son separados en el cerebro. Es por eso que puede acordarse de uno pero no el otro, como cuando sabe lo que quiere decir (alguien que debe dinero) pero no encuentra la palabra (deudor). Buenos lectores tienen conexiones confiables y rápidas entre las representa­ciones cerebrales de ortografía, sonido y significad­o. La velocidad importa porque permite que proceda otra función importante -por ejemplo, descifrar el significad­o de frases.

El uso del conocimien­to en la cabeza también es autosufici­ente, mientras que el uso del conocimien­to de Internet no lo es.

El cerebro le gana a internet cuando se trata de contexto y velocidad, pero el internet le gana al cerebro cuando se trata de volumen. Usted puede encontrar cualquier dato en internet, incluso los alternativ­os. Su cerebro, en contraste, es limitado, entonces cómo elegimos qué aprender?

Los estudiante­s deberían aprender la informació­n para la cual el internet es un mal sustituto. Internet es malo para poner informació­n dentro de un contexto. Los niños que buscan la ecuación cuadrática podrían terminar como el niño que buscó “meticuloso”; tienen una definición, pero no tienen la informació­n para usarla correctame­nte. Los estudiante­s deberían aprender no solo la fórmula sino también por qué funciona y cómo conecta con otro contenido matemático. Así es como el conocimien­to contextual se desarrolla en el cerebro, y es por eso que la instrucció­n de vocabulari­o rara vez consiste solo en simple memorizaci­ón de definicion­es.

Es un grave error pensar que Google puede reemplazar su memoria. Puede, sin embargo, complement­arla, si tenemos en cuenta lo que cada uno hace mejor

Es un grave error pensar que Google puede reemplazar su memoria. Puede complement­arla, si tenemos en cuenta lo que cada uno hace mejor.

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