PERIODISMO DE OPINIÓN ES PARA UNA MINORÍA. POR SÍ SOLO NO GENERA CRISIS
Juan Manuel Santos, por la trayectoria de su familia y por lo que fue su oficio durante varios años, debería tener más conciencia sobre la labor del periodismo independiente. Y, ante todo, de los dos principios básicos: la información debe ser veraz y objetiva, y la opinión, libre, que puede emitir juicios de valor en un entorno de libertad. El problema es que para Santos la prensa es un instrumento al servicio del poder: la puede presionar, la puede intimidar, manipular, o la puede comprar.
Pero también sucede que el presidente goza del amiguismo de los medios capitalinos. No olvidemos que hay un espíritu de cuerpo en lo que
Alberto Zalamea llamaba la Gran Prensa, y Santos se ha aprovechado de ello. La televisión y la radiodifusión están muy mediadas por el Gobierno, por razones elementales: los derechos los controla el Gobierno. Mírese, si no, la adjudicación del Canal Uno, que adjudicó a dedo a dos periodistas y a un tercero, que podría ser un expresidente.
No hay crisis porque la prensa informe de ella. Hay crisis porque los datos de la realidad, incluso las cifras oficiales, así lo demuestran.
Ahora bien, el periodismo de opinión lo consume una minoría. Él por sí solo no crea mala percepción de la realidad. Y menos cuando en su mayoría es gobiernista