CRISTIAN ROJAS, DOCENTE DE CIENCIA POLÍTICA DE LA UNIVERSIDAD DE LA SABANA
Es el mejor orador que tiene la derecha, por eso impactó a los asistentes a la última Convención del Centro Democrático. Esa habilidad es más evidente al momento de debatir los asuntos álgidos de la agenda pública, de ahí que haya sido uno de los mejores voceros del No. También tiene amplia visibilidad en medios con sus columnas de opinión. Representa al uribismo en todos los temas que desvelan a sus líderes y a sus bases: proceso de paz, economía, Venezuela, vida y familia, entre otros. Sus debilidades están en haber trabajado para la Agencia Jurídica del Estado, durante el gobierno de Santos, y haber sido mencionado por la Fiscalía en el escándalo de Odebrecht. Se ha dado conocer por sus discursos “veintejulieros” y sus constantes referencias a la figura del expresidente
Álvaro Uribe Vélez. Eso puede funcionar en las bases uribistas pero no tanto en el gran público nacional. Muchas de sus declaraciones han sido consideradas destempladas y hay episodios en los que se ha ridiculizado su devoción al expresidente Uribe. Cuando no exagera en el tono, es muy hábil con el discurso y en el debate. Sabe tocar fibras sensibles no solo entre los uribistas sino en la población en general. Tendrá que hacer un esfuerzo por atraer a los ciudadanos religiosos, pues tiene una perspectiva más progresista sobre temas morales sensibles.
Es el más exitoso de los posibles precandidatos uribistas en términos electorales. Si logra capitalizar una posible absolución de la Corte Suprema de Justicia, podría pasar a la primera línea en la carrera por la presidencia. Tiene la ventaja de atraer a uribistas y conservadores pero su favorabilidad se limita a Antioquia por lo que su mayor desafío será proyectarse en el país. La noticia de su inocencia y el respaldo de Álvaro
Uribe, podrían ser los factores que le den reconocimiento en todo el país. El mayor desafío de Ramos será sortear las acusaciones en su contra, no solo las relacionadas con el paramilitarismo que podrían resolverse en la Corte Suprema, sino otras como el “libro blanco” que publicó Sergio Fajardo cuestionando su labor como gobernador.