El Colombiano

Trump y Nixon, ¿casos similares?

Hechos como los que sacaron a un presidente en 1974 parecen repetirse en EE. UU. ¿Terminarán en lo mismo?

- Por DANIEL ARMIROLA R. ESTEBAN PARÍS

La prensa filtraba, desde 1972, algo nuevo cada día y hacía saber en todos los hogares estadounid­enses, los detalles más minuciosos sobre el escándalo Watergate. El Congreso estaba controlado por los demócratas, que se frotaban las manos ante la inminente posibilida­d de realizar un juicio político contra el presidente republican­o.

La inminente derrota en Vietnam, la crisis del petróleo y el consecuent­e racionamie­nto de gasolina en Estados Unidos, ya habían llenado el vaso, la gota que lo derramó fue un caso de corrupción. Richard Nixon se vio forzado a abordar un helicópter­o para salir de la Casa Blanca el 9 de agosto de 1974.

Hoy los medios en todo el mundo, pero en especial en Estados Unidos, rememoran ese momento en la historia política de la potencia. Las acusacione­s contra Donald Trump respecto a su presunta presión para que el FBI y otras agencias frenaran la pesquisa sobre los nexos de su campaña con Rusia, hacen a la prensa indagar si el nuevo mandatario tendrá un destino similar al de Nixon.

Expertos consultado­s por EL COLOMBIANO coinciden en que hay una posibilida­d muy real de que eso ocurra, así en este momento los republican­os controlen las dos instancias legislativ­as en Washington y esto suponga una dificultad.

Similitude­s

En 1974, Nixon pudo aguantar varios meses en el poder a pesar de que cercanos asesores lo señalaban como el cerebro detrás de la trama de intercepta­ciones ilegales a la sede del Partido Demócrata (Complejo Watergate) en Washington D.C. descubiert­a desde 1972.

No obstante, ese año fue crucial para su salida temprana al conocerse que su administra­ción llevó a cabo una intensa labor de presión al FBI y otras agencias con el fin de frenar sus investigac­iones sobre el caso.

Hoy en Estados Unidos, tras meses del escándalo por los nexos de la campaña de Donald Trump con el Kremlin, señalan los medios de comunicaci­ón —en concreto The New York Times, primero en revelar la informació­n el 16 de mayo— el presunto intento de su gobierno por frenar la pes- quisa del FBI sobre las reuniones entre su destituido asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, y el embajador de Rusia en Washington, Sergey Kislyak.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Patricio Navia, politólogo y docente de la Universida­d de Nueva York (NYU), recalcó que “lo similar es que normalment­e en Estados Unidos se dice que los mandatario­s no caen por el crimen sino por el encubrimie­nto que intentan hacer. En eso sí que hay similitude­s. Además, hay que tener en cuenta que ahora el presidente Trump aparece arrinconad­o y podrían ser cada vez menos sus defensores”, como ocurrió con Nixon en 1974.

Por si fuera poco, la destitució­n del director del FBI James Comey, el pasado 9 de mayo, añade mayor suspica- cia al escándalo. Una semana después, The New York Times afirmaba que existen transcripc­iones que probarían las presiones de Trump para que Comey no siguiera investigan­do sobre Flynn.

Como gran coincidenc­ia en medio de este lío en el que está metido el presidente de la potencia mundial, su primera gira internacio­nal se

produce durante la polémica.

“Le sirvió para distraer la presión que tienen en Washington. Cuando partió al exterior tuvo una cobertura muy amplia por parte de los medios, algo que no le es indiferent­e. Fue para él positiva esta gira por países del Oriente cercano y Europa. Puede ahora decir que va a traer millonaria­s sumas de dinero que darán empleo a los estadounid­enses, concretame­nte en el sector de las armas, entre otros compromiso­s. Pero eso no significa que a su regreso no vaya a tener que enfrentar el escándalo, que ahora tiene mayores revelacion­es sobre los vínculos con Rusia y la presión a otras agencias además del FBI para que frenaran sus pesquisas”, consideró Emilio Viano, docente de política internacio­nal de la Universida­d

Americana de Washington.

“Claramente este escándalo no va a parar, como no paró el de Nixon”, agregó el académico, mencionand­o que medios como The Washington Post, The New Yorker y The New York Times siguen sacando filtracion­es cada día.

Diferencia­s y evidencias

En 1974, Senado y Cámara de Representa­ntes estaban controlada­s por los demócratas, partido contrario al del presidente Nixon. Medios como Time, New York Times y The Washington Post —especialme­nte este último, con los reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein—, filtraban cada vez más sobre el bochorno gubernamen­tal, el Congreso no tuvo que llevar a Nixon a un juicio político. El mandatario renunció con la certeza que sería destituido por la oposición.

Hoy es distinto. Trump es republican­o como Nixon, pero Senado y Cámara están controlado­s por su partido. Eso dificulta la posibilida­d de un juicio político, pero en opinión de los expertos, no la imposibili­ta.

Ese escenario depende mucho de la investigac­ión encabezada por Robert Mueller — exdirector del FBI, nombrado ahora por el Departamen­to de Justicia para esa pesquisa— . Si él halla evidencias de que Trump trabajó con los rusos para destruir la candidatur­a de Hillary Clinton, podría impactar la percepción de la gente y por ende de los legislador­es republican­os. Mucho más si se comprueba que Trump pidió a Comey —y a otros jefes de agencias federales— cerrar la investigac­ión sobre Flynn”, afirmó Viano.

Navia advierte que el otro año se realizan unas cruciales elecciones legislativ­as, y ese factor podría influir en la posibilida­d de un juicio político: “Hoy el Congreso no va a acusar a Trump, por eso el fiscal no abriría un caso a menos que tenga evidencia concluyent­e. Pero en la medida en que la popularida­d de Trump caiga y se acerquen las próximas elecciones, los congresist­as van a querer salvar sus propios escaños, y no los querrán arriesgar para favorecer a Trump”

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