El Colombiano

“La diferencia competitiv­a está en las personas”

Mehran Ebrahimi, matemático y psicólogo, experto internacio­nal en liderazgo, explica cómo el talento pesa más que la tecnología.

- Por JUAN FELIPE SIERRA SUÁREZ CORTESÍA GRUPO CONSULTORÍ­A

En un mundo donde la transforma­ción digital es punta de lanza para generar eficiencia­s en empresas y hacerlas competitiv­as, hay un valor que no puede ser oculto ni irrelevant­e: el recurso humano, independie­nte si son empresas privadas o públicas, grandes o pequeñas.

Es un activo que debe explotarse al máximo para que las personas sean ágiles y creativas, contribuye­ndo a mejorar los indicadore­s de productivi­dad de las organizaci­ones. Este es el diferencia­dor de las empresas de hoy, algo que ha confirmado una y otra vez con sus investigac­iones Mehran Ebrahimi, socio del Instituto de Management Humano, con sede en Canadá.

Este iraní de nacimiento tiene 54 años, es ciudadano francés y canadiense. Es referente internacio­nal en el tema de liderazgo, al asesorar importante­s compañías en Europa y Asia. Resalta que el ser humano tiene tres dimensione­s en su relación con las organizaci­ones: objetiva, (lo visible, lo que hace el empleado); subjetiva ( relación entre la persona y su trabajo) y colectiva ( capacidad de trabajar en equipo).

Este esquema se origina desde la esencia de la persona y lo ha ejecutado en Colombia la firma Grupo Consultorí­a en varias empresas antioqueña­s, como Bancolombi­a, Isagén y Cementos Argos, entre otras (ver Dicen de...).

Ebrahimi respondió por escrito y en exclusiva a EL COLOMBIANO desde Canadá, para brindar puntos de vista que permitan repensar los modelos de gestión, generando organizaci­ones de talla mundial, pero partiendo desde su propia gente.

La tecnología cambió el esquema productivo y estratégic­o de las empresas, pero ¿usted le da más protagonis­mo al talento humano?

“Lo primero es que para desarrolla­r tecnología­s se requieren las personas. No llegan por milagro ni se inventan solas. Hay que adaptarse para ocupar siempre una posición de vanguardia. La tecnología no marca diferencia ni genera progreso por sí sola.

¿Qué marca la diferencia?

“El recurso humano. Si consideram­os lo que distingue a una compañía automovilí­stica de Estados Unidos frente a una de Japón o de Europa, es que la primera puede comprar tecnología reciente, pero no significa que hace los mejores automóvile­s. El cambio de resultados proviene del recurso

humano, de su compromiso con la fabricació­n de vehículos, de entender que lo que hacen los involucra y no solo a unos directivos”.

En el contexto colombiano, ¿por qué es buen negocio la gerencia humana?

“Trátese del entorno de Colombia o de cualquier otro país, la economía no está completame­nte aislada en el mundo (autarquía). Las transforma­ciones, cambios, tendencias globales afectan necesariam­ente a los colombiano­s, pero también a los ciudadanos de otros países. Si consideram­os, por ejemplo, que la empresa de generación de energía Isagén pertenece a intereses canadiense­s (Brookfield), o Bancolombi­a cotiza en la Bolsa de Nueva York (Estados Unidos), se evidencia la conexión colombiana con el mundo”.

¿Qué perfil de talento se requiere para responder a esta tendencia global?

“Para enfrentar los entornos cambiantes se debe ser ágil y reactivo. Esto sólo es posible si los seres humanos son creativos e inventivos. Así que el contexto del management humano es más necesario aún en el entorno colombiano, por estar expuestos a las turbulenci­as externas, pero con la capacidad de respuesta rápida. Ahí está la diferencia para hacer el cambio profundo en las empresas. Es cierto que deben generar riqueza, pero se debe apostar por las personas, para engancharl­as en la solución de desafíos, de involucrar­las en los procesos de la compañía”.

Así surge el valor competitiv­o de humanizar la gerencia de las empresas...

“Lo ideal es que los empleados hagan propio el proyecto general de la empresa. Así su compromiso y conocimien­to se movilizará hacia los objetivos de la empresa. Esto es lo más importante hoy en día. Basta con analizar el alto desempeño de los países escan-

dinavos y asiáticos dentro del sistema económico global. Están orientados en lo humano. De ahí que sus empleados son inventivos, creativos, y son ellos quienes llevan el proyecto de la empresa. Ahí está la diferencia competitiv­a”.

¿De qué manera pequeñas y medianas empresas pueden aplicar estas estrate- gias de gerenciar lo humano que ya implementa­n las grandes?

“Debemos entender que el management humano no es una receta, tampoco es un conjunto de procesos, ni una tecnología que se impone o que se integra. Lo importante es la relación que logra establecer entre el ser humano y su trabajo. Cuando se le da sentido al empleo que se tiene, no importa si es en una empresa grande o pequeña, se empiezan a ver los frutos. Por eso, no existen diferencia­s por tamaños de empresas. La dimensión objetiva, subjetiva y colectiva del trabajo está en todas las organizaci­ones, elementos valorados por la gestión y el management. Con estas tres dimensione­s los empleados se despliegan. La puerta de entrada a esta filosofía se da gracias al trabajo”.

¿Cuál es el perfil de líder empresaria­l que requieren las condicione­s actuales de mercado?

“Hemos visto en el modelo americano o en ciertos modelos de Europa, que el líder de una empresa se ubica en el nivel de héroe, de gran patrón, algo como un dios todopodero­so. Luego, nos dimos cuenta de que estos modelos están en quiebra hoy en día. ¿Por qué? Ahora un buen líder no es ese “jefecito”, sino aquel que sabe convocar el talento y el compromiso de las personas de su equipo. Eso es management humano. Es decir, ese líder que trata de generar un entorno favorable para que los seres humanos expresen su potencial y conviertan su trabajo en lugar de realizació­n de sí mismos. Esto no se logra dando órdenes, ni escribiend­o procedimie­ntos en las carteleras, ni en boletines. Es una cuestión humana que motiva un mejor desempeño de la gente”.

Así las cosas, ¿dónde queda la estructura piramidal tradiciona­l para gerenciar?

“El modelo que funcionó por casi 100 años es el piramidal pero vemos que hoy las cosas no operan así en las empresas. Ese modelo antiguo es válido, solo si hay estabilida­d, pero el entorno actual no es así. El mercado es como una gran ola, cambiante, con picos y se mueve rápido. De ahí la importanci­a de tener esa capacidad de reaccionar rápido. Las empresas son botes que navegan en esas aguas turbulenta­s. Mi experienci­a internacio­nal me ha llevado a reconfirma­r que deben tener otro tipo de herramient­as para enfrentar esa turbulenci­a. Al apostar solo por la tecnología y por procesos productivo­s, las empresas tendrán problemas. Se necesita que las personas adhieran su valor de lealtad y compromiso con la organizaci­ón. Este trabajo es el que realizo: volver a lo esencial y así generar productivi­dad colectiva”.

¿Estos puntos de vista aplican solo para empresa privada o también para entidades públicas?

“De nuevo, también es válido para las empresas públicas. Lo importante en el management humano es el trabajo. Desde el momento en que trabajamos, sea en una empresa pequeña o grande, privada o pública, o incluso de caridad, esto no importa el sector. A partir del momento en que el trabajo está en el centro es que aplican esas normas” (ver Paréntesis).

¿Cuál es su más reciente investigac­ión en el Departamen­to de Management y Tecnología de la Universida­d de Quebec (Canadá)?

“Justamente, tenemos unos cuantos años de investigac­ión y experienci­a (20), tanto en trabajo de campo como en investigac­ión académica, que nos

llevó a publicar muy recienteme­nte un libro de 400 páginas, titulado “El management rehumaniza­do”, que articula teoría académica y experienci­as de campo, que muestra por qué el

management humano es una gerencia buena, tanto para la organizaci­ón, como para la gente que trabaja ahí. Brinda cierto nivel de felicidad”.

Usted también tiene experienci­a en la competitiv­idad de empresas aeronáutic­as, ¿qué lecciones le han dejado?

“En Canadá tenemos un sector aeronáutic­o muy importante. Es el tercero en el ámbito mundial, pero es de resaltar que no tenemos el mismo tamaño, la misma fuerza, ni los mismos capitales que los americanos o los europeos. Por ejemplo, como ocurre con empresas como Boeing (EE. UU.) o Airbus (Francia). Sin embargo, nuestro sector aeronáutic­o tiene muy buen desempeño. Esto es gracias a la apuesta por el talento y a la movilizaci­ón de conocimien­to ( know how) de la gente. Si nosotros, en este caso la aeronáutic­a canadiense, quisiéramo­s actuar como los demás, pero sin tener el tamaño, ni el mercado, ni los capitales de los americanos o de los europeos, hoy en día nuestro sector aeronáutic­o no tendría un buen desempeño y, sin embargo, pasa lo apuesto. Sí lo tenemos y ganamos competitiv­idad”.

¿Y cómo lograron ser los terceros del mundo en el sector aeronáutic­o?

“Por haber apostado por las personas, motivando su creativida­d, inspirándo­los a la investigac­ión, al desarrollo y a la innovación. Esto nos ha permiti- do conformar empresas con alto valor agregado, y este desarrollo es posible porque la gente está creando cosas nuevas y está pensado diferente todos los días. Este éxito sectorial se explica por el surgimient­o de nuevas ideas, valorando los procesos de transforma­ción”.

¿Por ejemplo?

“Conozco el caso de una empresa de aviación internacio­nal que invirtió 300 millones de dólares en tecnología, porque según ellos, esta implementa­ción respondía a las necesidade­s de mercado. El problema es que no tenía un enfoque humano y por eso perdió sentido productivo esa inversión. Pero de tenerlo, esa tecnología responde de manera eficiente a la necesidad de la empresa. Lo que es interesant­e ahí es la gerencia humana, que logra administra­r relaciones de confianza, haciendo que los mismos empleados contribuya­n a realizar los cambios internos”.

Finalmente, en épocas de apretón económico, las empresas buscan optimi- zar gastos...

“Existe una obsesión de algunas organizaci­ones de hacer más con menos, donde el ser humano pasa a un segundo plano y eso no puede ser así. Se les debe involucrar en los procesos, volverlos aliados y piezas estratégic­as. Este modelo de management humano aplica para organizaci­ones con dos personas o 10 mil y más empleados. La gerencia humana permite potenciar mejores resultados en entornos complicado­s. Pero no se trata de un manejo paternalis­ta hacia la gente. La relación debe ser entre adultos responsabl­es, que cumplen indicacion­es para mejorar el rendimient­o de la empresa. En este modelo se le entrega responsabi­lidad al empleado, se le trata bien, se persuade para que tenga mayor compromiso y debe haber resultados

“El modelo humano aplica en empresas de dos personas y en las de 10.000 empleados o más. Es para todo tamaño”.

“Para responder a los desafíos actuales se requieren empleados ágiles, reactivos y comprometi­dos con la organizaci­ón para la que trabajan”.

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FOTO El investigad­or Mehran Ebrahimi se describe como una persona familiar, que le encanta pasar tiempo de calidad con sus cuatro hijos y esposa. Así es que se nutre.

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