Vos podés ser un científico
Los ciudadanos ayudan a reducir la brecha que hay entre la ciencia y la sociedad.
Hoy en día más y más personas están captando imágenes e información sobre el mundo que les rodea y analizando lo que ven. Muchos son observadores de aves, cazadores de asteroides u orgullosos de ser conocidos como “ñoños meteorológicos”.
Podría decirse que la búsqueda de señales extraterrestres fue el primer proyecto científico que involucró a la ciudadanía en digital. El proyecto SETI@home de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, el cual aprovechó las computadoras de los voluntarios para seleccionar los datos de un radiotelescopio en busca de señales alienígenas.
Orígenes
Hasta el siglo XIX, toda ciencia era ciencia ciudadana. Charles Darwin no era un profesor universitario titular o un investigador asalariado del gobierno, sino un individuo fascinado por el funcionamiento del mundo natural. Y su curiosidad amateur revolucionó nuestra comprensión de cómo evoluciona la vida.
En aquella época, hace casi 200 años, casi todos los científicos vivían de otras profesiones. Benjamin Franklin era un impresor, diplomático y político; Darwin navegó en el Beagle como un compañero no pagado del capitán Robert FitzRoy, no como un naturalista profesional.
El ascenso de la ciencia como profesión remunerada es un fenómeno reciente. Sin embargo, los científicos ciudadanos nunca han desaparecido, sobre todo en ciencias como la arqueología, la astronomía y la historia natural, donde la habilidad en la observación puede ser más importante que los costosos equipos.
¿Científico ciudadano?
El científico ciudadano es un voluntario que recolecta información o datos procesados como parte de una investigación científica.
Hoy, la mayoría de los científicos ciudadanos trabajan con el apoyo de profesionales, en proyectos que han sido específicamente diseñados o adaptados para que los aficionados cumplan un papel, ya sea para el beneficio educativo de los voluntarios o para el beneficio del proyecto. Los mejores ejemplos benefician a ambas partes.
La ciencia ciudadana se ha usado en la última década como una forma de comunicar las ciencias y también como una vía para enamorar al público de estas. La mayoría de veces ambas partes salen beneficiadas: los científicos obtienen ayuda de los ciudadanos y la gente tiene la posibilidad de participar en una investigación científica real y significativa. En muchos casos los ciudadanos resultan siendo coautores de artículos en revistas científicas.
Ciencia ciudadana local
En Medellín las iniciativas han sido tímidas, pero han impactado diversos públicos.
En 2013 cientos de personas publicaron fotos y videos del impacto del meteorito que se produjo el 13 de febrero de ese año en Chelyabinsk, una ciudad rusa. Esto permitió que varios científicos de todo el mundo estudiaran en detalle este fenómeno como nunca antes. Los astrónomos Jorge Zuluaga, antioqueño, e Ignacio Ferrin, venezolano, usaron contenidos publicados por los ciudadanos para hacer una investigación científica.
Esta evidencia recogida por una cámara a la Plaza de la Revolución de Chelyabinsk y otros videos grabados por testigos de la ciudad vecina de Korkino, fue usada por este par de científicos de la Universidad de Antioquia para calcular la trayectoria del cuerpo en la atmósfera y ser los primeros en reconstruir la órbita en el espacio del meteoro antes del encuentro violento con nuestro planeta.
En 2014, ciudadanos, científicos y astrónomos profesionales de Colombia, Venezuela y Chile realizaron observaciones de la ocultación de Marte por la luna con el objetivo de medir la velocidad de la luz y la distancia a la Luna. Este proyecto hizo parte de la Campaña Aristarco de la Sociedad Antioqueña de Astronomía.
Aunque los astrónomos de la actualidad han desarrollado técnicas muy precisas para medir estas distancias, por ejemplo a través del láser y los arreglos de espejos puestos en la superficie de la Luna por los astronautas del Apolo, aún algunos curiosos y escépticos cuestionan: ¿cómo es esto comprobable sin instrumentación sofisticada?
Y esta, la tercera campaña de ciencia ciudadana que hace esta Sociedad, se convirtió en la prueba de cómo con mediciones simples, cualquier persona podría también estimar la velocidad de la luz, una medida de distancia en astronomía.
Dos años después, Jonathan Ospina, entusiasta de la observación astronómica, propuso a sus estudiantes de 8 a 12 años, una caza de meteoritos a través del Digital Sky survey Dr9 navigate. Ospina aprovechó las Jornadas Complementarias de la Alcaldía de Medellín y el Parque Explora, un proyecto en el que se ofrecieron sesiones de astronomía a diversas instituciones educativas de la ciudad, para ver si los niños se interesaban por el tema. “En las sesiones siguientes, los niños me contaban emocionados que habían encontrado nuevos objetos que no habían sido clasificados ni por el JPL de Nasa”, contó Ospina.
Actualmente Zuluaga, trabaja en la Red Monica de observación y monitoreo de la atmósfera y el cielo, y a esto lo llaman un programa de ciencia inclusiva. “Aparte de la importancia que esta práctica tiene para los científicos, es importante que las comunidades antioqueñas sean conscientes de sus cielos y de la relación entre astronomía y medio ambiente, que nos sirve para vigilar y analizar los vientos, las nubosidades, el clima, entre muchos otros factores”, cuenta.
¿Cómo involucrarse?
En el mundo, aunque a un ritmo más acelerado que en nuestro país, la inteligencia colectiva, los conocimiento de masas y la ciencia ciudadana, comienzan a hacerse cotidianos en la actividad científica y tecnológica.
Hay muchas formas de involucrarse en procesos de ciencia ciudadana, una de las más atractivas de hacerlo sin depender de las iniciativas científicas, es a través de aplicaciones y sitios web que exponen la información y comprometen y entrenan a los usuarios como en juegos de video. Estos proyectos digitales están cambiando el rostro de la ciencia ciudadana, haciéndola más inclusiva que antes
CASIFICACIÓN DE GALAXIAS Y BÚSQUEDA DE SEÑALES ET
No hace mucho tiempo, la Nasa desarrolló computadores muy sofisticados para buscar planetas más allá de nuestro Sistema Solar a través de los datos del telescopio espacial Kepler. En un esfuerzo por ser lo más minuciosos posible, los científicos de la Universidad de Yale de Estados Unidos, se preguntaron si los computadores podrían haber perdido algo de información en el proceso. Esto generó un proyecto de ciencia ciudadana conocido como Planet Hunters, que permite a la gente escanear los datos a la par con las máquinas. Tampoco es necesario tener ninguna formación o experiencia para participar en cualquier proyecto de , una de las más grandes plataformas de ciencia ciudadana que hay en el mundo. En ella los participantes pueden estudiar objetos reales de interés recogidos por investi-
gadores profesionales, como imágenes de galaxias lejanas, registros históricos y diarios, o videos de animales en sus hábitats naturales. Al responder a preguntas sencillas sobre ellos, los científicos ciudadanos ayudan a contribuir a nuestra comprensión del mundo y de nuestra historia. Esta plataforma se amplió después de surgir como Galaxy Zoo, originalmente de astronomía, este sitio invita a la gente a ayudar en la clasificación morfológica de un gran número de galaxias. Su objetivo es develar los misterios del nacimiento galáctico.
MODELACIÓN DE LAS NEURONAS DEL CEREBRO HUMANO
Desde noviembre de 2016 miles de personas han jugado el juego Mozak, que utiliza trucos comunes del medio de los videojuegos como puntos, nivelación y tablas de líderes que clasifican públicamente el rendimiento de los jugadores. Este juego, tiene un objetivo científico: crear un modelo tridimensional de nuestras neuronas a muchas manos. El grupo Centro de la ciencia del juego de la Universidad de Washington, desarrolló el juego en colaboración con Allen Institute for Brain Science, una organización de investigación fundada por Paul Allen, el multimillonario cofundador de Microsoft. Quienes mueven esta iniciativa están buscando una mejor comprensión del cerebro. El profesor Zoran Popovi , líder de este trabajo, ya había recibido atención de la comunidad científica por el juego Foldit, creado hace casi 10 años para aprovechar las habilidades de los jugadores para resolver enig-
mas sobre la estructura de las proteínas. El objetivo de catalogar la estructura de las neuronas, las células que transmiten información a través del sistema nervioso, podría un día ayudar a los investigadores a comprender las raíces de las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson y su tratamiento. Otro juego que busca mapear el cerebro es Eyewire. Este juego de computación basado desafía a los jugadores a mapear neuronas 3D en una retina. Eyewire fue lanzado oficialmente en 2012 y desde entonces ha crecido a más de 200.000 jugadores de 150 países.
CLASIFICACIÓN DE PÁJAROS ECOLOGÍA Y BIODIVERSIDAD
Hace un poco más de un año científicos del laboratorio de ornitología de la Universidad de Cornell, documentaron los movimientos migratorios de las poblaciones de 118 especies de aves en todo el Hemisferio Occidental. “Usamos millones de observaciones de la base de datos eBirdcitizen-science database”, contó Frank La Sorte, investigador principal del artículo que se publicó en la revista Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences. Cuando eBird nació en 2002 estuvo restringida a los avistamientos del Hemisferio Occidental, pero en 2010 se amplió para abarcar a todo el mundo. Esta base de datos de observación de aves proporciona científicos, investigadores y naturalistas aficionados datos en tiempo real sobre la distribución y abundancia de
aves. La plataforma es un ejemplo de la democratización de la ciencia pues el público puede tener acceso y utilizar sus propios datos y los datos generados por otros colectivos. En Antioquia la organización Aburrá Natural lanzó la aplicación TAyRA, sigla que significa: Transporte, Animales y Registro de Atropellamientos; con esta cualquier persona pueda implicarse en la conservación de la biodiversidad local a través de una aplicación gratuita para celulares inteligentes.