El Museo de Antioquia trae una muestra de arte antillano.
En el Museo de Antioquia hay dos muestras temporales: una de arte antillano y la otra sobre la sexualidad y la noche.
Una especie de bohío alberga varios altares en los que se aprecian elementos de religiones distintas: católica, africanas, indias, otros correspondientes a la magia y también objetos coloniales y contemporáneos.
Altar de la división india, altar petró, altar guedé, se lee en fichas en el suelo. Imágenes como las de la Mano Poderosa, Jesucristo sentado en una piedra, San Nicolás del Sol... Este adelante de un objeto llamativo: la réplica de una cabeza de cerdo, y otros elementos como velas, trapos de satín de diversos colores, dos figuras hechas de aserrín de madera, pan, penca sábila, dulces para deleitar a las divinidades y hasta las prendas religiosas de una sacerdotisa: Enerolisa Núñez.
Este disímil conjunto ocupa espacio en el suelo y sobre una mesa.
Lo mencionado hasta este punto es una instalación de la religiosidad Taína, situada en la exposición Manglares, bohíos, cemíes. Tesoros del arte Taíno, que se observa por estos días en el Museo de Antioquia.
Los Taínos son pueblos ancestrales que habitaron las Bahamas, las Antillas Mayores — las islas que hoy son Cuba, República Dominicana y Haití— y el norte de las Menores.
Según los etnólogos, tuvieron origen en América del Sur, especialmente de la desembocadura del Orinoco.
Su lengua raíz es el Arahuaco, de la que sobreviven en
nuestro medio numerosas palabras como arepa, ajiaco, casabe, barbacoa, huracán, Haití, tabuco, manigua, mangle, guayacán, jején, samaná, iguana, manatí, hicotea, maguey, ají, jaiba, ceibo, copey, yuca, güiro y tiburón.
De acuerdo con el curador de la muestra, Camilo Castaño, los taínos emigraron hacia el Caribe en tiempos prehispánicos, avanzando por el Brasil y Venezuela y, una vez en el Océano, saltando de isla en isla en isla: Granada, Barbados, Santa Lucía, Dominica, Martinica, Antigua y Barbuda, y luego a las Antillas Mayores, “en un movimiento que los historiadores llaman migración en ‘salto de rana’”.
Diálogo pasado y presente
Otros componentes de esta exposición temporal son utensilios y artefactos viejos que dialogan con fotografías y pinturas de artistas taínos de ahora en los que se aprecian paisajes antillanos.
Entre ellos, una vasija navicular, es decir, en forma de nave o barco, y con un rostro de animal en la proa, cuya fecha de creación oscila entre el año 350 y el 1500 de nuestra era; la representación de un cayuco, es decir, una de esas embarcaciones de una sola pieza, con fondo plano y sin quilla, que se empuja con remo, muy propia de esas culturas, intervenida con una máquina de moler en la popa —sin molino y sin tolva—, como homenaje a la arepa y el casabe que se preparan moliendo el maíz, propios de esas culturas, creada por el artista Genaro Reyes en 2000. Un asiento de madera típico llamado dúho, tan estrecho que inevitablemente las nalgas de quien se siente en él deben quedar en el aire...
De acuerdo con el curador Camilo Castaño, esta muestra es importante porque enseña la forma cómo vivían esos grupos humanos insulares, permite entender usos u costumbres actuales y hasta la manera cómo los caribeños se han adaptado a la naturaleza y resistido los huracanes.
Esta exposición se realiza por un convenio entre el Museo de Antioquia y el Centro León Jimenes, de República Dominicana. Estará abierta hasta el 13 de agosto