UN VISITANTE INCÓMODO EN EL VATICANO Y EN BRUSELAS
Su tercera parada fue Roma, donde tuvo lugar el encuentro con el Papa Francisco. Los vaticanistas preveían pocas fotografías para evitar gestos o actitudes que hicieran notar un comportamiento inadecuado de Trump. No obstante, las imágenes de la cita dejaron ver la distancia entre los dos líderes. Según Hernán Olano, experto en el Vaticano y director del programa de Historia y Humanidades de la Universidad de La Sabana, las diferencias eran predecibles. Por ejemplo, mientras Francisco cree que es necesario que los países abran sus fronteras para dar una mano a quienes huyen de países con crisis humanitarias, Trump opta por políticas restrictivas a la llegada de inmigrantes a EE. UU., como la construcción de un muro en la frontera con México y la prohibición, fallida, del ingreso de refugiados y ciudadanos de países de mayoría musulmana. Luego, sobre su visita a Bruselas para la cumbre de la OTAN, Sebastián Bitar, internacionalista de la Universidad de Los Andes, dice que fue revelador y que “cayó muy mal entre los líderes europeos” el hecho de que el presidente estadounidense no se comprometiera abiertamente con el artículo quinto del Tratado de la OTAN, que no solo es la base de ese organismo y de la seguridad de Occidente, sino que habla de la promesa de Estados Unidos de apoyar a Europa en caso de que cualquier país sea atacado.