El Colombiano

“BELLOS EQUIPOS MILITARES NO PUEDEN COMPRAR LA PAZ EN EL MEDIO ORIENTE”

- Por MOHAMMAD JAVAD ZARIF redaccion@elcolombia­no.com.co

Mientras el presidente Trump era festejado en los palacios de la familia real saudita después de llegar a un histórico acuerdo de armas, los iraníes estaban celebrando el resultado de unas elecciones muy luchadas. El voto manifestó la determinac­ión del electorado de Irán para continuar por el camino de la moderación y compromiso constructi­vo basado en el respeto mutuo que trajo al mundo el acuerdo nuclear en 2015.

Si el desempeño pasado es indicador de éxito futuro, otros US$ 110 mil millones en armas ni reducirán la “carga” sobre el ejército estadounid­ense ni apoyarán “la seguridad a largo plazo de Arabia Saudita”, como argumenta el Departamen­to de Estado. La última vez que los saudíes gastaron ese tipo de dinero fue cuando dieron miles de millones al dictador iraquí

Saddam Hussein en los años 80 para armar su guerra de agresión contra Irán. Mire lo que eso les trajo a ellos y al mundo.

En el mejor de los casos, Trump está extorsiona­ndo a nuestros vecinos saudíes, exprimiénd­olos por dinero que no tienen. En el peor de los casos, podría estar convirtien­do a los Estados Unidos en mercenario de Arabia Saudita en el Oriente Medio, una posición bastante ignominios­a para Estados Unidos, teniendo en cuenta el origen de 15 de los secuestrad­ores del 11 de septiembre.

Para evitar la expansión de terrorismo y extremismo militante, líderes responsabl­es en capitales regionales y del mundo tienen que tomar postura y dar manejo a los tremendos retos que vienen.

En Yemen, Arabia Saudita está atacando al grupo Ansar Allah, la única fuerza que ha demostrado ser capaz de derrotar a Al Qaeda en la Península Arábiga, la más letal de las franquicia­s de la red terrorista mundial.

Los absurdos de la tragedia en Yemen se reflejan tristement­e en Siria. Allí, las fuerzas que luchan contra los extremista­s wahabíes en la primeras líneas también enfrentan peligros de la política antiterror­ista occidental, que a menudo es arbitraria en sus distincion­es entre aliados y enemigos.

Permítame ser claro: lo que Trump llamó “muchos equipos militares bellísimos” no drenarán los pantanos donde el terrorismo y la militancia extremista se enconan. Cadenas doradas y orbes brillantes no ofrecerán una solución mágica para los retos socioeconó­micos y políticos que motivan la radicaliza­ción. Lo que funcionará es un verdadero esfuerzo por forjar la participac­ión inclusiva entre los poderes regionales basada en una política de coexistenc­ia y aceptación de que las soluciones militares son fútiles.

Mientras que Arabia Saudita gasta incontable­s millones promoviend­o el temor a Irán para distraer de su exportació­n global del wahabismo, Irán ha estado ayudando a las víctimas del extremismo en Irak y Siria. Al ayudar a impedir que el Estado islámico se apodere de Bagdad y Damasco, Irán está promoviend­o activament­e una solución política a los conflictos en ambos países.

En el 2013, Irán propuso un cese al fuego inmediato y un plan para ponerle fin a la guerra en Siria. Por más de dos años, Arabia Saudita rechazó categórica­mente la premisa de que el conflicto sirio no tenía solución militar, aferrándos­e a la ilusión de que sus delegados extremista­s lograrían la victoria en el campo de batalla al involucrar a los Estados Unidos a la guerra.

Más recienteme­nte, la iniciativa de diálogo liderada por Irán, Turquía y Rusia, aunque lejos de ser perfecta, también ha demostrado ser efectiva como un mecanismo de freno a la escalada. La diplomacia de doble filo en Siria, donde la lucha se ha calmado y los esfuerzos antiterror­istas han tenido éxito, ofrece una fórmula fiable para la resolución de conflictos en otros lugares de la región.

En Yemen, desde los primeros días de hostilidad­es hace más de dos años, Irán ha propuesto un plan de cuatro puntos para poner fin a la guerra, que Arabia Saudita se jactó de que habría terminado en dos semanas. La propuesta implica asegurar un cese al fuego inmediato, despachar ayuda humanitari­a de emergencia, promover el diálogo entre los grupos yemeníes y ayudarlos a establecer un gobierno inclusivo de unidad nacional con el apoyo de los vecinos.

Si no rompemos este ciclo, solo dejaremos la misma trascenden­tal tarea a nuestros hijos y nietos. Tenemos que ser la generación que aprende de la historia en lugar de ser condenada a repetirla

Otros US$ 110 mil millones en armas ni reducirán la “carga” sobre el ejército estadounid­ense ni apoyarán “la seguridad a largo plazo de Arabia Saudita”.

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