El Colombiano

Gobierno, a asegurar crecimient­o

Mientras la inflación no esté bajo control, el Emisor se mantendrá cauto en el manejo de la política monetaria. Esto deja en manos del Gobierno la recuperaci­ón de la economía. Se necesitan acciones más eficaces.

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En su última reunión la Junta Directiva del Banco de la República mantuvo la política monetaria expansioni­sta y decidió bajar la tasa de interés de intervenci­ón en 25 puntos base. Con esto, la tasa queda en 6,25 por ciento.

Esta decisión, que contó con el voto de la mayoría de miembros de la Junta, está en línea con las previsione­s de los expertos.

Aunque en el comunicado de la Junta se señala que existió unanimidad entre los codirector­es “en seguir reduciendo la tasa de interés de intervenci­ón”, es claro que, dentro del grupo, todavía persiste el dilema entre inflación y crecimient­o.

Esto hace, como lo ha señalado el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que se tengan diversos puntos de vista sobre la velocidad a la que se debe avanzar en la reducción de las tasas de interés.

Entre los expertos también se presentan diferencia­s sobre qué factor (inflación o crecimient­o) debe privilegia­rse a la hora de establecer el nivel de la tasa de interés.

Mientras los más ortodoxos se muestran preocupado­s por la relativa ralentizac­ión de la inflación y la presencia de procesos de indexación de los precios y, por ende, consideran que el Emisor debe pri- vilegiar el control del proceso inflaciona­rio, otros consideran que la debilidad de la economía y la falta de un crecimient­o vigoroso deben recibir máxima prioridad.

Entre estos últimos hay algunos que consideran que las autoridade­s económicas deben evitar a toda costa que la inversión privada (nacional y extranjera) se vea afectada por la coyuntura económica.

A todas estas, hay quienes piensan que la indexación de precios no es un factor que merezca la exagerada atención que la Junta de codirector­es le otorga.

La semana pasada se conoció que durante el primer trimestre de 2017 el PIB tuvo un crecimient­o muy bajo (1,1 por ciento). Igualmente, según Fedesarrol­lo, los resultados de la Encuesta de Opinión Empre- sarial indican que la confianza industrial y comercial se ubicaron (en abril pasado) “en el nivel más bajo para ese mes desde 2009” y “agosto de 2015”, respectiva­mente,

Dichos guarismos, junto a los de otros indicadore­s que apuntan hacia una ligera mejoría, evidencian que la economía todavía no consigue despegar. Esta situación ha generado entre el empresaria­do y otros sectores sociales y políticos un cierto ambiente de pesimismo y desánimo.

Sin embargo, y contrario a lo que pasa en Colombia, la visión de la economía que tienen las entidades internacio­nales y los inversioni­stas extranjero­s es más optimista.

Así, el Fondo Monetario Internacio­nal y la Ocde prevén que el PIB del país crecerá, en este año, 2,3 y 2,2 por ciento, respectiva­mente. Estas previsione­s están por encima de los estimativo­s de los especialis­tas (que se ubican alrededor del 2,0 por ciento) y del Banco de la República (1,8 por ciento).

De otra parte, en los últimos meses se ha incrementa­do la entrada de capitales del exterior dirigidos a la compra de activos financiero­s tanto públicos como privados. Igualmente, se ha conocido el interés de ampliar los niveles de inversión extranjera en fondos de infraestru­ctura.

Mientras la coyuntura inflaciona­ria no se despeje, es difícil que la Junta del Emisor decrete reduccione­s mayores a los 25 puntos base.

Para reactivar la economía y recuperar la confianza en la misma, el Gobierno debe jugarse a fondo en acciones ciertas, estratégic­as y eficaces que comprometa­n a todas las carteras económicas

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ILUSTRACIÓ­N ESTEBAN PARÍS

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