El Colombiano

NO ANTIOQUIA FEDERAL

- Por ANA CRISTINA ARISTIZÁBA­L URIBE anacauribe@gmail.com

Ante la propuesta de Antioquia federal tendríamos que desarrolla­r por lo menos, ocho medellines más, porque una de las caracterís­ticas principale­s de un estado federal es la descentral­ización y aquí estamos tan mal en este tema que hoy el primer pensamient­o de un joven bachiller de las subregione­s de Antioquia, para “abrirse futuro”, es trasladars­e a Medellín.

Los políticos de Antioquia no han sido capaces de impulsar las vocaciones de cada subregión, porque no han promovido en ellas, entre otras, educación superior que desarrolle las aptitudes bananeras, mineras, cafeteras, hídricas, le- cheras, ganaderas, etc.; en esas zonas deberían promover universida­des de la leche, del agua, el café, el banano, el ganado, etc. La U. de A. hace un gran esfuerzo desde hace 20 años con seccionale­s en Urabá, Bajo Cauca, Magdalena Medio, Suroeste, Oriente y Occidente, pero no ha sido suficiente: los estudiante­s siguen llegando por montones a Medellín, porque, además, en la urbe hay más posibilida­des de trabajo.

Lo que propone el diputado es pura visceralid­ad, emoción que alimenta un perjudicia­l mito antioqueño de superiorid­ad.

¿Superiores? En lo único que hemos demostrado ser superiores, con creces, es en la capacidad comercial. Por eso, durante el siglo pasado, el grupo comercial más importante de Colombia para la internacio­nalización de la cocaína nació con antioqueño­s. En sus investigac­iones el Ph.D. Gusta

vo Duncan asegura que ese es el principal rasgo diferencia­dor de los antioqueño­s (algunos se consideran “raza” diferente), que posibilitó crear un imperio comercial de semejante envergadur­a; por eso el primer cartel internacio­nal de la cocaína nació en Medellín y no en otra parte del país. Innegablem­ente esa capacidad comercial fue la que hizo tristement­e célebre a la ciudad, en los años de 1980 y 90. Antes de ese cartel, a esta ciudad no la conocía nadie en el mundo.

En 20 años se logró cambiar el imaginario mundial de ciudad violenta; pero ahora, aunque no esté en el imaginario de nadie, la realidad es que Medellín es la capital de la inequidad en Colombia. Porque lo que más impulsa a su gente es a “hacer billete”, como sea, pero no a crear desarrollo por igual para todos. Un estado federal tendría que descentral­izarse y repartir las mismas condicione­s de desarrollo en todo su territorio… ¿repartiría­mos las condicione­s de inequidad que caracteriz­an a Medellín?

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