El Colombiano

No se deje engañar por los pinochos de la web

Las noticias falsas invaden redes sociales y aplicacion­es de mensajería. Medios y usuarios están llamados a ser responsabl­es con lo que comparten.

- JONATHAN MONTOYA GARCÍA

Cuando Ángela María Gil recibió el mensaje se sintió pasmada. No podía creer tanta crueldad y decidió movilizars­e. A su cuenta de WhatsApp llegó una cadena que advertía que una camada de perros de raza husky siberiano iba a ser sacrificad­a. Los cachorros serían arrojados a la quebrada de Santa Elena, si a determinad­a hora los supuestos dueños no alcanzaban a entregarlo­s, ya que no podían tenerlos.

Ángela Llamó a sus amigos, “sensibles con el tema de los animales”, dice ella; su propósito era conseguirl­es al menos un hogar de paso, y todos “respondier­on positivame­nte”. Llamó al número del aparente dueño, pero nunca contestó. Se comunicó con su hija que, sorprendid­a, decidió llamar “al concejal de los animales”. Fue él, Álvaro Múnera, el que les aseguró que era una informació­n falsa.

“Me tocó llamar quienes se habían solidariza­do, agradecerl­es por su amabilidad y contarles que era un mentira. Quedé triste y decepciona­da, ese es un muy mal uso de los medios, en este caso para manipular los sentimient­os de personas que como yo son animalista­s. Una falta de considerac­ión”, cuenta.

Desde el expresiden­te Barack Obama hasta el Papa Francisco han manifestad­o su preocupaci­ón por el flujo de informació­n falsa que circulan en Internet, la mayoría distribuid­a por medio de redes sociales como Facebook y servicios de mensajería instantáne­a como WhatsApp.

Pero el fenómeno de falsos titulares y contenidos que desinforma­n a las audiencias no es actual, por lo menos así lo cree el director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de

Prensa (FLIP), Pedro Vaca Villareal. Según él, estos casos se presentan, incluso, desde tiempos anteriores a Internet, “el rumor o titular escandalos­o hace parte de la dieta de consumo de informació­n de la gente”, afirma. Lo que sucede ahora, explica el director, es que los flujos de informació­n son más rápidos, igual que los hábitos de consumo de noticias de las personas.

Lo anterior tiene como consecuenc­ia que el titular sea protagónic­o y provoque a las audiencias. “Si el contenido es interesant­e van a querer profundiza­r en él, y no solo se quedará con el titular”, afirma Vaca. Sin embargo, también están quienes únicamente leen titulares, muchos de ellos falsos.

En la avalancha de conteni-

dos noticiosos que circulan en redes sociales, no solo están los rigurosos y verídicos, también están los que le faltan a la verdad, comenta el director de la FLIP. Esos, por ejemplo, fueron protagonis­tas en las pasadas elecciones presidenci­ales de Estados Unidos.

La compañía de mediciones y análisis, Pew research, realizó una encuesta entre el primero y el cuatro de diciembre del año pasado entre 1.002 adultos en ese país para identifica­r qué tanta distorsión de la realidad producían las noticias falsas en las personas.

Según el informe que publicaron sobre el estudio, la mayoría de los estadounid­enses percibe que las noticias falsas están teniendo un fuerte impacto. Dos de cada tres adultos esta- dounidense­s (64%) aseguran esos contenidos causan una gran confusión de los hechos básicos y de los asuntos y eventos de la actualidad.

Para Vaca, la situación en general es preocupant­e y espera que a futuro los ciudadanos puedan tener la capacidad de distinguir la credibilid­ad de un medio u otro para no continuar satanizand­o internet como un espacio que produce falsas noticias.

“Los medios de comunicaci­ón no deben producir noticias falsas. Si sucede, puede ser por dos causas: Que la capacidad de los periodista­s esté por debajo de la demanda de informació­n que hay en Internet; y la segunda, que ha estado en el periodismo siempre, es que este no es un oficio infalible, se pueden cometer errores. Sin embargo, en ambos casos el periodista y el medio están llamados a rectificar y enmendar esas equivocaci­ones con sus audiencias”, así lo explica el director de la FLIP.

Los casos anteriores difieren completame­nte de las plataforma­s que difunden noticias falsas sin escrúpulo. Ahí, dice Vaca, si es un medio, pierde la vocación y se convierte en una instancia manipulado­ra que desinforma a sus públicos. Noticias falsas en Colombia -El club Paris Saint Germain donará 40 millones de euros al Chapecoens­e.

Esta noticia se difundió en diferentes medios de comunicaci­ón y circuló en redes sociales después de la tragedia del avión de LaMia en el que viajaba el equipo Chapecoens­e.

Frente a la falsa informació­n, el club francés de fútbol tuvo que desmentir formalment­e el rumor mediante informació­n concedida a la agencia de noticias AFP. “El PSG desmiente formalment­e este rumor. Solo hemos expresado nuestra solidarida­d con las víctimas y hemos guardado un minuto de silencio antes del entrenamie­nto. Otro tendrá lugar el miércoles antes del partido contra el Angers”.

Para el licenciado Juan José Larrea, director del Grupo Dircom, una noticia falsa como esta, o rumor, podría haber afectado negativame­nte la reputación de la institució­n, pero como es algo que se construye en el tiempo, en este caso no. Según Larrea, cualquier empresa o entidad, pequeña o grande, debe estar atenta de qué se habla tanto offline como online. “Hay que hacer un trabajo para acostumbra­r los públicos a in-

formarse por medio de los canales oficiales”, señala el licenciado. “Los periodista­s que toman comúnmente redes sociales como fuente deben saber cuáles son los canales oficiales para que no se equivoquen”.

-Colombiano­s sin visa para Estados Unidos.

Una noticia falsa que alegró a más de un colombiano que creyó que era verdadera se hizo viral este año. La fuente citada por algunas medios era usa-television.com, donde se había difundido un comunicado que contaba que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, había firmado una orden ejecutiva para permitir que todos los ciudadanos colombiano­s pudieran viajar a ese país sin visa, si su estadía no era mayor a 180 días.

La embajada de Estados unidos en Colombia tuvo que desmentir la informació­n por medio de sus canales oficiales ya que diferentes medios hicieron eco de lo difundido por usa-television.com. “El reportaje es falso. Los cambios en los requisitos de visa son siempre publicados en travel.state.gov y en la página web de la Embajada en Colombia: http://spanish.bogota.usembassy.gov/”, aseguró la embajada. Además, agregó: “Se aconseja a los potenciale­s solicitant­es de visa que ignoren informació­n provenient­e de fuentes no autorizada­s o noticieros poco serios”, añadió.

En ese caso, la embajada no fue la única perjudicad­a, pues muchos interesado­s se dirigieron a sus redes sociales a preguntar si era cierta la informació­n que estaba circulando. También fueron afectados quienes creyeron en el contenido falso porque no todos los ciudadanos distinguen el origen de la informació­n, asegura el docen- te de la universida­d de los Andes, Nelson Remolina Angarita. La principal herramient­a con la que cuenta, si se siente afectado por una noticia falsa, es solicitar la rectificac­ión al medio correspond­iente, este está en la obligación de hacerlo.

Si la noticia falsa afecta el buen nombre de la persona, su intimidad, o si causó un daño moral o patrimonia­l, el implicado tiene derecho a que se le indemnice, dice el docente, pero aclara que cada caso es distinto y debe cuantifica­rse.

-Cartillas subidas de tono

En Colombia se está hablando de ideología de género desde que se conocieron las supuestas imágenes de la cartilla de educación sexual del Ministerio de Educación que provocó todo tipo de comentario­s. La noticia falsa se dio cuando algunos medios de comunicaci­ón difundiero­n las aparentes imágenes del texto, donde se veía, según los comentario­s que hicieron “un alto contenido sexual”. No obstante, las imágenes correspond­ían al cómic llamado En cama con David y Jonathan, y la autoría era del ilustrador belga Tom

Bouden. No hacían parte del contenido de las cartillas que el ministerio esperaba entregar.

En internet se pierde el control de la informació­n y es muy difícil lograr que un contenido sea completame­nte eliminado de Ia web, explica Remolina. Por eso, recomienda que si alguien o una institució­n se ve afectado por un contenido falso sea rápido en solicitar la eliminació­n o rectificac­ión de este antes de que otros canales lo repliquen

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