“La actividad física los hace sentir que son útiles”
“En la Fundación Arcángeles, en un proyecto que busca la integración de personas en situación de discapacidad con el deporte, llamado Sport Power, incluimos a la población que ha sido víctima del conflicto. De 268 personas que han pasado por nuestras manos, el 23% ha sufrido este flagelo. Esto es importante porque, a partir de estas disciplinas, se pueden lograr buenos resultados. El primero es que ofrece una alternativa frente a la terapia convencional, esa que solo le habla a la persona del trauma que le generó la bomba o la mina. Nosotros los tratamos como ciudadanos comunes y corrientes, solo los invitamos a que practiquen deporte. Cuando quedan en situación de discapacidad, su familia los aísla y ellos se esconden porque hay muchos mitos, como ese que dice que es un castigo divino. Por eso, no les decimos que vamos a hacer un proceso de reinserción o de rehabiltación. El primer ejercicio que resulta de todo esto es que empiezan a ver que hay más gente como ellos y, cuando hablan, se dan cuenta de que cada uno ha ido resolviendo sus problemas. Compartir esas experiencias hace que piensen: ‘oiga, pero mire que tal persona ya trabaja, tiene hijos, juega voleibol sentado y yo no he hecho nada’. El otro aspecto es que ellos permanecen en su casa, sin un trabajo, porque vincularlos laboralmente es muy difícil y, generalmente, son personas de escasos recursos. Por ejemplo, cuando alguien pierde la visión por una bomba o una mina no se siente útil, pero estas prácticas le sirven para estar bien, lo impulsa a moverse en su ciudad sin ninguna limitación. Además, el deporte, en nuestra cultura, se ancla en las imágenes de nuestros héroes: si Nairo gana el Giro de Italia, entonces es ídolo y todo lo que proviene de allí es una proeza. Cuando la familia, que lo veía como un estorbo, lo observa “guerreando”, gane o pierda, cambia esa percepción: ya el sujeto es el héroe. Por último, el deporte les enseña valores, a conjurar sus demonios y a vincularse con el mundo”.