El Colombiano

DÍA D, EN NORMANDÍA Y EN COLOMBIA

- Por ARTURO GUERRERO arturoguer­reror@gmail.com

La denominaci­ón “Día D” carece de encanto. Será porque correspond­e a la jerga de la inteligenc­ia militar. Es cualquier día en que se inicie un ataque. Y se usa esa consonante solo para que el enemigo no rastree las pistas ni se prepare.

Se tomó de la inicial de la palabra “day”, día. La hora exacta del estallido se distingue con la letra “H”, sencillame­nte porque “hour”, hora, comienza con ella. Nada ingenioso, entonces.

En cambio, el más famoso Día D tiene aura homérica. El 6 de junio de 1944, el próximo martes hará 73 años, tuvo lugar el desembarco en Normandía, considerad­o la mayor invasión marítima de la historia.

Ciento sesenta mil soldados gringos, ingleses y canadiense­s, ofrecidos a la ráfaga de los nidos de fuego alema- nes, han sido eternizado­s por el cine. Una matanza, transporta­da en cinco mil barcos y precedida del barrido de mil quinientos aviones. Esta batalla quebró en dos el sentido de la Segunda Guerra Mundial.

Desde ese entonces, el Día D se fijó en la mente del mundo como el desigual combate entre la carne del hombre y los fragmentos metálicos de las máquinas de muerte. La campaña, prolongada hasta agosto, cobró casi setecienta­s mil vidas. Y salvó a Europa de la ferocidad nazi.

Este es el antecedent­e del Día D colombiano, que cae hoy. Pero es un antecedent­e a la inversa. Normandía fue la multiplica­ción de la sangre, en medio del mar de sangre de la Guerra que continuó un año más. Nuestro 31 de mayo es la entrega de las máquinas de sangre, al concluir medio siglo de sangres.

En términos físicos este plazo no se cumplió porque, faltando muy poco, una mayoría desafinada de la Corte Constituci­onal sembró el desconcier­to. Sin embargo la sensatez parece haber prevalecid­o y los guerriller­os per- severan en su disposició­n hacia la civilidad.

Así las cosas, el Día D nacional mantiene su significac­ión. Es una operación de guerreros para terminar con la guerra. Es un pacto de fuerzas insurgente­s y poderes oficiales, para sacarse de encima al unísono la ferocidad que multiplica por miles la producción de muerte perforada.

Mucho va del Día D normando, al Día D criollo. En las playas de Francia media humanidad se sacrificó para hacer retroceder la barbaridad de la otra media. En los campamento­s de barro colombiano­s, el mayor grupo armado irregular se alista para incursiona­r de lleno sin fusiles en la política de la Constituci­ón y las patrañas

Este es el antecedent­e del Día D colombiano, que cae hoy. Pero es a la inversa. Mucho va del Día D normando al Día D criollo.

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