DÍA D, EN NORMANDÍA Y EN COLOMBIA
La denominación “Día D” carece de encanto. Será porque corresponde a la jerga de la inteligencia militar. Es cualquier día en que se inicie un ataque. Y se usa esa consonante solo para que el enemigo no rastree las pistas ni se prepare.
Se tomó de la inicial de la palabra “day”, día. La hora exacta del estallido se distingue con la letra “H”, sencillamente porque “hour”, hora, comienza con ella. Nada ingenioso, entonces.
En cambio, el más famoso Día D tiene aura homérica. El 6 de junio de 1944, el próximo martes hará 73 años, tuvo lugar el desembarco en Normandía, considerado la mayor invasión marítima de la historia.
Ciento sesenta mil soldados gringos, ingleses y canadienses, ofrecidos a la ráfaga de los nidos de fuego alema- nes, han sido eternizados por el cine. Una matanza, transportada en cinco mil barcos y precedida del barrido de mil quinientos aviones. Esta batalla quebró en dos el sentido de la Segunda Guerra Mundial.
Desde ese entonces, el Día D se fijó en la mente del mundo como el desigual combate entre la carne del hombre y los fragmentos metálicos de las máquinas de muerte. La campaña, prolongada hasta agosto, cobró casi setecientas mil vidas. Y salvó a Europa de la ferocidad nazi.
Este es el antecedente del Día D colombiano, que cae hoy. Pero es un antecedente a la inversa. Normandía fue la multiplicación de la sangre, en medio del mar de sangre de la Guerra que continuó un año más. Nuestro 31 de mayo es la entrega de las máquinas de sangre, al concluir medio siglo de sangres.
En términos físicos este plazo no se cumplió porque, faltando muy poco, una mayoría desafinada de la Corte Constitucional sembró el desconcierto. Sin embargo la sensatez parece haber prevalecido y los guerrilleros per- severan en su disposición hacia la civilidad.
Así las cosas, el Día D nacional mantiene su significación. Es una operación de guerreros para terminar con la guerra. Es un pacto de fuerzas insurgentes y poderes oficiales, para sacarse de encima al unísono la ferocidad que multiplica por miles la producción de muerte perforada.
Mucho va del Día D normando, al Día D criollo. En las playas de Francia media humanidad se sacrificó para hacer retroceder la barbaridad de la otra media. En los campamentos de barro colombianos, el mayor grupo armado irregular se alista para incursionar de lleno sin fusiles en la política de la Constitución y las patrañas
Este es el antecedente del Día D colombiano, que cae hoy. Pero es a la inversa. Mucho va del Día D normando al Día D criollo.