El Colombiano

¿ES POSIBLE REPENSAR A CHINA?

- Por BEATRIZ DE MAJO beatriz@demajo.net.ve

Las aparicione­s públicas de Donald Trump en Europa en los días pasados han sembrado más desconcier­to que otra cosa. La prensa que reseñó y analizó la visita concluyó que los órdenes de prioridad en la relación de Estados Unidos con el Viejo Continente, tal como existen en la cabeza del presidente de EE. UU., no están claramente estructura­dos. Si esta indefinici­ón de criterios, metas y políticas de parte del número uno de la economía mundial es desconcert­ante para el conjunto de los países europeos, hay que pensar que para China lo es mucho más.

Este otro coloso mundial, tiene, en el interior del país, temas de urgencia que atender, eso es claro. Por fuera de sus fronteras también la agenda es notoriamen­te compleja con retos de toda índole en el campo de la seguridad, integridad territoria­l, lo nuclear y lo militar. Pero para mantener la dosis de calma social interior que permita planificar el crecimient­o económico sin urgencias ni sobresalto­s, es vital producir soluciones que eleven la calidad de vida de sus nacionales. Y hasta el presente esa flauta no ha estado sonando…

De acuerdo con los expertos que mantienen bajo continuo escrutinio la dinámica económica del Imperio del Medio, el modelo de expansión sostenido por Xi Jinping basado en el fortalecim­iento de la demanda interna como fuerza motora ha tenido que ser revisado, porque el hombre de a pie de ese país no ha modificado, como estaba previsto, su propensión al ahorro. En dos palabras, el chino se niega a gastar más, lo que ha colocado a sus dirigentes en posición de mirar de nuevo hacia los mercados externos para mantener al país en crecimient­o. Un reciente trabajo publica- do por Stephen S Roach, experto en economía de la Universida­d de Yale autor del libro “Desbalance: la Co-dependenci­a de China y Estados Unidos”, asegura que desde 2010 a esta parte el consumo interno apenas ha crecido 2,5 % en su aporte al BNP nacional. Por ello, la mirada de quienes diseñan las estrategia­s económicas se ha dirigido de nuevo al exterior de China de manera de encontrar allí la fuente que impulse el crecimient­o nacional. Por eso, el colosal proyecto de la “Nueva ruta de la Seda” ahora bautizado como plan OBOR. Por ello igualmente la necesidad de encontrar mercados para la sobrecapac­idad industrial que se ha estado generando dentro de sus fronteras.

Así pues, es hacia el exterior de China que están hoy enfiladas sus baterías, tanto en el terreno de la colocación de sus productos como en el de la apertura para sus inversione­s. Solo que hace falta que Washington, manejando un mercado creciente y también de inmensa talla, esté dispuesto a bailar con Beijing un tango que necesita dos. La reunión de Xi y Trump a inicios de su mandato no fue útil para sentar las bases de una cooperació­n comercial de significac­ión. El plan de 100 días apenas menciona a las importacio­nes de pollos como un tema de atención prioritari­a, lo que no les saca a los chinos las castañas del fuego. Tampoco se logró mucho en materia de la facilitaci­ón de inversione­s chinas dentro de la nueva política del magnate Trump conocida como “América First”.

De esta manera repensar a China dentro de un nuevo derrotero económico, lo que parece ser una prioridad para el gobierno actual, requiere que las cuerdas del concierto internacio­nal funcionen acompasada­s y que particular­mente la América de Trump tenga conciencia de su propio rol para darle sustento a los equilibrio­s mundiales. Desafortun­adamente para Xi, ello no está a la vuelta de la esquina

En dos palabras, el chino se niega a gastar más, lo que ha colocado a sus dirigentes en posición de mirar hacia los mercados externos.

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