Harry Styles, un novato con suerte en el rock
El debut de Harry Styles muestra un cantante joven que quiere crecer al lado de sus seguidoras de siempre.
El rock ha estado lleno de purismos y prejuicios por décadas. No es un secreto que cuando un artista enmarcado en otra corriente quiere acercarse al género debe deshacerse de su rótulo, su personalidad e, incluso, repudiar a sus seguidores anteriores como una ofrenda para los públicos del sonido de las guitarras y los amplificadores.
No es el caso de Harry Styles, quien para su debut en solitario decidió publicar un disco de rock, refinado y bien producido. El vocalista pop, exintegrante de One Direction, tomó el camino difícil para reinventarse: convencer a sus seguidores de madurar con él y a su vez, tratar de llegarle al difícil círculo del rock para que tomen en serio su propuesta.
El primer sencillo, Sign of the Times, levantó ampolla en las cortes del rock británico. Noel Gallagher, exOasis, descartó el sencillo de un plumazo en una entrevista en la revista NME, diciendo que su gato podría escribirla en diez minutos.
Su esposa, contó, le dijo que la canción sonaba como Prince. “Sin escucharla puedo asegurarte que no es como Prince”, le respondió.
Lo irónico es que la primera defensa del trabajo de Styles provino del otro Gallagher, Liam, quien habló favorablemente del disco, recordando que para él también era difícil desdibujarse de Oasis y que Harry tendría que cargar con canciones engrosan la primera placa como solista del ex One Direction.
eso y afirmó a la misma revista: “Si él quiere salir del mundo pop y ligarse a algo con más sustancia creo que está bien”.
El regreso de la power ballad
El disco no es perfecto pero tiene estructura, hay exploración por los subgéneros que enriquecen el rock, coqueteos primarios con el folk, sin eliminar del todo la etiqueta pop, que no parece ser la intención de Styles.
Destacan su voz trabajada en las armonías, los agudos gritos en Sweet Creature, la pronunciación fuerte y visceral que recuerda a los ZZ Top en Only Angel con su onda country, cencerro a bordo y todo.
Es imposible desmarcar al vocalista de los grandes rockeros ingleses y, entonces, aparecen insinuaciones que van desde los Beatles del disco Revolver hasta bandas más modernas, como Kasabian o Kaiser Chiefs.
Relevante es la selección de un tipo de canción que parecía desterrada del rock: la power ballad, muy popular en los ochenta y noventa, pero que había perdido terreno. Styles la resucita con el nombrado sencillo Sign of the Times y con Two Ghosts.
Lo malo es que hay canciones que se sienten forzadas como Meet Me in the Halfway y From the Dining Table, baladas que abren y cierran el disco, respectivamente, y que desvían la atención de quien se acerca por primera vez a la propuesta de Styles