No hay interés en hablar de la calidad de la educación
El cese de actividades de los educadores completa más de tres semanas y no se vislumbra una pronta solución. En las arengas y en el discurso oficial se habla del derecho a la educación, pero pocos entienden su significado. La mayoría de medios de comunicación hacen una cobertura superficial del paro de profesores, por una parte se refieren al colegio como si fuera una guardería - restaurante: los padres no tienen donde dejar los niños e, incluso, algunos han titulado “los padres encartados con los niños” o “los niños no tienen donde almorzar”. Por otra parte, el Ministerio de Educación ha caído en esa mirada triste de la educación afirmando que la prioridad es que los niños estudien y que no se pierdan más clases. Por el lado de los educadores, las marchas se han enfocado en la dignificación salarial de los maestros, sin embargo, no se ha manifestado el interés por hablar de la calidad de la educación, de mejores entornos de aprendizaje, de la evaluación o cómo mejorar la práctica docente. En síntesis, la educación de calidad y el derecho a la educación son los grandes ausentes en este debate. En el paro anterior Fecode manifestó su intención de modificar la evaluación docente, hoy los intereses parecen ser netamente económicos y, si bien en necesario dignificar la labor de los profesores y reconocer su trabajo con mejores salarios, lo que se pide desborda las capacidades actuales del gobierno. No es un problema de la administración actual, sino un problema estructural fruto de un desbalance histórico que debe irse mejorando de forma constante. No puede ser que, como siempre, salgan beneficiados los escalafones más altos, porque el desbalance se evidencia en los escalafones menores, hay profesores que ganan hasta cinco millones de pesos, pero los que comienzan reciben 1.300.000 pesos. El debate, la posibilidad de disenso y las protestas son importantes en toda sociedad plural y democrática. Pero la educación es la médula para construir esa sociedad.