El Colombiano

TRUMP Y MERKEL SE ODIAN. ¿Y QUÉ?

- Por ANNA SAUERBREY redaccion@elcolombia­no.com.co

El Atlántico es duro por estos días, a medida que tormentoso­s golpes de desprecio soplan desde Estados Unidos hasta Europa y de regreso. Después de que el Presidente Trump atacó las prácticas comerciale­s de Alemania, la canciller Angela Mer

kel dijo durante un rally de campaña en Munich que “los tiempos en que podemos depender completame­nte unos de otros practicame­nte se han acabado” y que “nosotros los europeos tenemos que tomar nuestro destino en nuestras propias manos”. Trump reaccionó con una amenaza por tuit, citando el fracaso de Alemania para cumplir con las metas de gastos militares de la OTAN, diciendo “esto cambiará”.

La declaració­n de Merkel se volvió viral, y al día siguiente su portavoz Steffen Seibert estaba haciendo control de daños. Hizo hincapié en que Merkel anteriorme­nte había hecho un llamado para más independen­cia europea y que la canciller es “una transatlán­tica profundame­nte convencida” . Y es cierto: en muchos niveles, a pesar de todo el trueno retórico, poco ha cambiado en sustancia.

Los expertos militares dicen que dentro de la OTAN, los negocios del día a día se ven de cierta manera obstaculiz­ados porque las posiciones en el lado americano siguen vacantes pero lo demás es como siempre. Señalan que la brigada estadounid­ense desplegada en enero de 2017 a Europa del Este para tranquiliz­ar a esa región sobre Rusia sigue ahí.

Lo mismo es cierto para la cooperació­n económica y ambiental, al menos en Alemania. Los científico­s siguen trabajando juntos, y la ministra de Economía, Briggite Zypries, tuvo una reunión constructi­va, amistosa en Washington con el secretario de Comercio

Wilbur Ross y el representa­nte comercial de Estados Unidos Robert Lighthizer.

Y sin embargo, la declaració­n de Merkel fue mucho más que una charla de campaña. Sí es cierto que necesita afirmar su independen­cia frente a un reto más fuerte de lo esperado de los socialdemó­cratas de centro-izquierda. Pero estaba hablando en serio, y su declaració­n capta con precisión una nueva dirección en las relaciones transatlán­ticas.

Como dijo Seibert, esta no es la primera vez que un europeo ha hecho un llamado para la autosufici­encia de América. Ha sido un refrán molesto durante décadas. Pero de repente está siendo cantado con nueva urgencia y emoción.

A pesar de todos los temores de que Brexit y el Frente Nacional desgarrarí­an a Europa, el continente tiene una oportunida­d sin precedente­s de acercarse más uno a otro. La anexión de Crimea por Vladi

mir Putin en 2014 creó la necesidad de actuar en solidarida­d contra una amenaza externa.

El eje germano-francés, el co- razón del proyecto europeo, es probable que gane nuevas fuerzas con el enérgico presidente

Emmanuel Macron en París, que ganó las elecciones en un boleto decididame­nte pro-europeo. Y el referéndum Brexit de 2016 puso a la Unión Europea en modo de lucha o huida y muchos parecen optar por luchar junto con Francia y Alemania.

Nada de esto tiene nada que ver con Trump, quien entró tarde en la historia. Pero con todo esto ya en desarrollo, sin duda él acelerará la tendencia a alejarse de EE. UU. y hacia un continente más unificado e independie­nte.

Sin embargo no espere una ruptura repentina. Eso no es lo que hace Europa. Mire todos los pasos recientes hacia una fuerza militar unificada. En la cumbre del pasado otoño en Eslovaquia, el gran logro fue pedir a la Comisión Europea que presentara un “plan de implementa­ción concreto” para coordinar mejor las 27 fuerzas militares nacionales. “Esto podría tener un gran impacto”, dijo Claudia

Major, una asociada del Instituto Alemán para Asuntos Internacio­nales, lo cual es cierto, pero también un indicador de lo lento que se mueven las cosas. Y sin unas fuerzas militares independie­ntes, Europa va a se- guir dependiend­o de Estados Unidos. Los estados de la Unión Europea juntos gastan la mitad de lo que Estados Unidos en sus fuerzas militares. Los estados europeos se demorarían décadas en alcanzarlo­s.

Los transgresi­ones transatlán­ticas actuales son reales y tendrán un impacto significat­ivo con límites. Europa no seguirá su propio camino. Independie­nte de lo que sus líderes y públicos piensen de EE. UU., lo necesitan, por lo que su búsqueda de autosufici­encia será más cuestión de nivelar el campo de juego que dejar el juego.

Lo que realmente amenaza la relación trasatlánt­ica no es la búsqueda de autosufici­encia europea sino la pérdida de confianza que Merkel ha hecho tan clara en sus comentario­s.

En los próximos años, las relaciones trasatlánt­icas serán definidas por una sola pregunta: ¿Qué es más importante, la administra­ción práctica de intereses mutuos tangibles económicos y de defensa, que seguirán sin obstáculos, o el intangible pero vital vínculo emocional, que se está desgastand­o rápidament­e? En otras palabras: ¿Cuánto tiempo pueden EE. UU. y Europa trabajar juntos sin ser amigos?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia