ANÁLISIS
El tema de la responsabilidad social se ha tratado con insistencia durante los últimos años; pero, como implicó Seth Godin hace algún tiempo, más parece que lo que se aprecia es caridad que verdaderos sentimientos y acciones que demuestren que las empresas se preocupan y trabajan por el bienestar, la conservación y el mejoramiento de los seres humanos y el medio en el cual habitamos y nos desenvolvemos, como predican David Hessekiel, Nancy Lee y Philip Kotler. Opina Godin que no encuentra razón para que se diga que apoyar causas sociales se considere como un acto derivado de una consciencia social auténtica, pues en la realidad casi siempre están primando los intereses particulares, comerciales y económicos. Lo que no discute, y nadie podría hacerlo, es que toda acción que tenga características de beneficio social, genera otros beneficios de diferente tipo, como la rentabilidad económica. La American Marketing Association define responsabilidad social como “la preocupación por las consecuencias éticas de los actos de las personas o instituciones por lo que puedan afectar los intereses de otros”, y comenta sobre ello que, “la responsabilidad social corporativa considera seriamente el impacto de las acciones y de las operaciones de las empresas, de manera que las necesidades lucrativas a corto plazo se equilibren con las de largo plazo de la sociedad