El Colombiano

USTED NO CONOCE A TIGER WOODS

- Por WILL LEITCH redaccion@elcolombia­no.com.co

No recuerdo el nombre de mi profesor de biología en la secundaria ni esa amable mujer con quien tuve una sola cita en Corner Bistro en el 2003. Pero puedo recitar toda la formación complete de los Cardenales de St. Louis en 1982.

Estoy más familiariz­ado con los detalles de las vidas de mis héroes deportivos que con la mayoría de las personas que en realidad conozco. Al fin y al cabo, los vemos con más frecuencia de la que vemos a muchos de nuestros parientes. Esta falsa intimidad resulta en la ilusión de que de cierta forma los conocemos.

¿Acaso con alguien lo hemos hecho más que con Tiger

Woods? Él ha estado en nuestras pantallas de televisión casi su vida entera, desde Hemos hecho esto con alguien “The Mike Douglas Show” a los 2 años hasta “That’s Incredible!” a los 5 años hasta su primer Masters a los 19 años hasta su primera victoria en un Masters a los 21. Hemos observado logos corporativ­os en sus gorras y ropa; en su máximo momento, era una exportació­n americana de lujo, un conglomera­do global él mismo.

Pero esto no nos ha dicho nada sobre Tiger Woods la persona, por lo que constantem­ente nos encontramo­s “sorprendid­os” por las revelacion­es acerca de su vida personal que empezaron a derramarse después de su infame accidente en un Escalade en 2009 el fin de semana de acción de gracias.

Esto no nos ha hecho dejar de fingir. Cuando fue revelada la noticia reciente de que Tiger - y siempre es “Tiger”- había sido arrestado por conducir intoxicado, y luego vimos el vi- deo en el que escuchamos a Tiger farfulland­o, de manera colectiva encendimos nuestras máquinas narrativas. ¿Qué le ha sucedido a Tiger? Alguna vez antes hemos visto una decaída igual en el deporte americano? Contrastar al vibrante, indestruct­ible Tiger que conocimos en la década de 2000 con el flojo e hinchado caballero que vimos en esa foto policial era inevitable.

Tiger inmediatam­ente dijo que no había estado bebiendo y que tuvo una mala reacción a drogas para el dolor después de una cirugía reciente de la espalda. El informe policial apoyó su cuento sobre el alcohol. Sí, es cierto que no debería haber estado conduciend­o bajo esa droga. Pero eso es lejos de ser un hombre salvaje en una borrachera. Y sí se veía horrible en la foto. ¿Pero en realidad, usted cómo se vería en su foto policial?

Porque hemos conocido a Tiger durante tanto tiempo, inmediatam­ente le atribuimos una narrativa trágica, ya sea real o no. Era Tiger, el mejor golfista de todos los tiempos. Pero después del incidente del Día de Acción de Gracias 2009, nos dimos cuenta de que había un ser humano real y vivo detrás del swoosh de Nike, y él no ha ganado un torneo mayor desde entonces, y ahora hay esto y la vida de Tiger está fuera de control. Lo hemos convertido en Mike

Tyson o Pete Rose, un talento de otro mundo destruido por demonios personales.

Los hechos no apoyan esta historia. Puede que Tiger no haya ganado torneos mayores después del incidente de 2009, pero sí ganó el Jugador del Año del PGA Tour en 2013, el segundo hombre más viejo que jamás ha recibido el honor. Tiger no colapsó una vez su vida se convirtió en una piltrafa de tabloide, y de hecho volvió a casi su grandeza anterior. Eventualme­nte, sus problemas de espalda se exacerbaro­n y verdaderam­ente hicieron a un lado a su carrera, pero uno no tiene problemas de espalda por vivir una vida fuera de control. Los tiene porque ha jugado golf todos los días por 30 años.

Es un arco de carrera deportiva familiar: fenomenal talento explota en el escenario, domina su deporte durante su apogeo, alcanza un nivel de fama y riqueza que causa que algunas relaciones personales - incluyendo un matrimonio- se deterioren, sufre de lesiones re- lacionadas con el deporte a medida que envejece, finalmente está demasiado golpeado y avanzado en edad para ser una superestre­lla.

Tiger Woods ya no está ganando torneos de golf, pero no es porque ha vivido una vida loca. Es porque envejeció. Le pasa a todo el mundo. Incluso a él.

Todos queremos encontrar una razón por la que Tiger fue una cosa y ahora es esto. Pero eso es tratar de convencern­os a nosotros mismos de que conocemos a Tiger Woods.

No conocemos a Tiger. Nunca lo hicimos. Eso está bien. Él ha ofrecido décadas de entretenim­iento para fans, ha inspirado legiones de atletas para que se motiven a ser lo mejor y, sí, ha ganado millones de dólares para muchas personas. No somos dueños de él ni de su historia, y no tenemos derecho a atribuirle una narrativa trágica que podría no ser cierta.

Él no necesita nuestra falsa preocupaci­ón. Es su propio ser humano, no suyo ni nuestro. Su historia le pertenece a él y a nadie más. No es su amigo. No es su familia. Usted no lo conoce. Por favor simplement­e deje que el hombre envejezca en paz como el resto de nosotros

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