LA FÓRMULA DE SMITH
En un día como hoy nacían dos de los más importantes arquitectos de la teoría económica,
Adam Smith y John Maynard
Keynes. Aunque ambos crecieron en la misma isla, no solo los distanciaron los casi 500 kilómetros de distancia entre Kirkcaldy y Cambridge, donde nacieron respectivamente con 160 años de diferencia.
Aunque sus concepciones de la economía partieron de una visión más amplia de la sociedad y de los individuos que lo que ahora vemos a menudo en intrincados pero estrechos enfoques de algunos econometristas, para alguien como yo que no soy economista, resultan más realistas y cercanos a la naturaleza humana los fundamentos de Smith y su preferencia por los equilibrios autogenerados por el mercado que los impuestos por el Estado.
Ambos advirtieron de riesgos y cambios que se avecinaban, Smith en el mercantilismo de las potencias coloniales de su época y Keynes en los desbalances entre consumo, inversión y oferta que pueden generar crisis.
En Colombia estamos al borde de un “cambio”, pero no para bien, como se empeñan en vendernos el gobierno, los “otrora” narcoterroristas y los ingenuos con buenas intenciones que no dimensionan de qué lado de la historia van a quedar cuando todo este engendro maligno salga de la crisálida en que está todavía.
En “La Riqueza de las Naciones” Smith sugería que: “Poco más es requisito para llevar un estado al mayor grado de opulencia desde el más bajo barbarismo, que paz, impuestos moderados y una tole- rable administración de justicia”. Miremos como estamos.
Paz. El gobierno en compañía de los “otrora” delincuentes ahora convertidos en actores políticos, cogobernantes y colegisladores, armados y multimillonarios, han vendido como paz un proceso de apaciguamiento extorsivo de impunidad. Lo tenebroso es que ahora también nos extorsionan desde el Ejecutivo, cuando el presidente dijo que si no aprobábamos el plebiscito vendría la violencia urbana, y desde el Legislativo, hace días el camaleónico senador Benedetti amenazó que si no se escogía el miembro de la Corte Constitucional que el gobierno quería, a la guerrilla no le quedaba más que volverse para el monte.
Impuestos moderados. Que diría Smith si viera la carga impositiva de este país, no solo la
expropiatoria tasa de impuestos a las empresas sino la de los ciudadanos que a punta de impuestos al consumo van a pagar la burocracia de la paz que se avecina y los billonarios beneficios que exigieron quienes durante décadas extorsionaron a Colombia.
Tolerable administración de
Justicia. Aunque no se puede generalizar a toda la rama judicial, lo que hemos visto en estos últimos años es una venenosa espiral de politización de la justicia y de judicialización de la política, además de un acuerdo en el que a quienes delinquieron por 50 años les diseñaron una justicia a su medida para quedar impunes y que ellos escojan a los jueces que condenarán a sus rivales.
Smith, está más cercana tu Escocia que la riqueza de mi nación ■