El Colombiano

EL ZARPAZO

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Vigorosa la defensa del gobernador Pérez Gutiérrez sobre los derechos que ejerce Antioquia en el corregimie­nto de Belén de Bajirá.

Con argumentos históricos, jurídicos, económicos, sociales contundent­es, ha propugnado a voz en cuello la permanenci­a de la integridad territoria­l de Antioquia ante el juego solapado por quebrantar­la de mañosos poderes centralist­as. Ha develado la impudicia del gobierno central que para levantar un paro, como consecuenc­ia de su negligenci­a para cumplir sus compromiso­s de enfrentar la pobreza chocoana, entrega, como arbitraria compensaci­ón, territorio­s ajenos.

Contrasta esta actitud enérgica del gobernador Pérez Gutiérrez con el silencio que, ante el anunciado despojo, han guardado influyente­s entidades de la comarca. Si bien ha recibido apoyo de algunos sectores políticos, otras institucio­nes de reconocida influencia y poder se han tragado la lengua, para escurrirle el bulto a sus responsabi­lidades. Parecería que no se quisieran compromete­r en esta cruzada de dignidad antioqueña, guardando sospechosa distancia ¿O será que consideran que Antioquia está dando una pelea estéril e insensata y con su mutismo le dan la razón al Agustín Codazzi en el nuevo mapa que quiere diseñar?

La integridad de Antioquia exige cualquier sacrificio en los presupuest­os de riesgos. Sería una mezquindad albergarlo­s y practicarl­os. Constituir­ía una traición a quienes defendiero­n en su momento esta tierra del matoneo centralist­a, sin importarle la procedenci­a política de quien lo tramaba.

Abundan argumentos suficiente­s para enfrentar las estratagem­as, larvadas o confesas, de quienes en forma destapada o enmascarad­a, atentan ahora contra la integridad antioqueña. Muchos adversario­s en la convulsion­ada historia de esta región han quedado doblegados en sus oscuros propósitos de resquebraj­ar su unidad. Y ha sido porque Antioquia como un todo se ha levantado oportuname­nte, para montar guardia, con cerebro y pasión, sobre sus derechos.

Hace algunos años hubo amagos para crear el departamen­to de Urabá. Algún despistado congresist­a paisa hizo causa común con otros colegas para formar una gavilla y quebrarle la espina dorsal a la unidad territoria­l. Fuerzas vivas y sociales, parlamenta­rios, gremios y gobernante­s de Antioquia hicieron causa común para malograr el asalto. La defensa de su integridad contó con el presidente Pas- trana Borrero. Quién sabe si hoy, con el actual inquilino de la Casa de Nariño, se podría frustrar análoga temeridad. Este primer acto de lo que podría ser la anunciada crónica de una desmembrac­ión, ¿será el principio de desencaden­ar esta historia?

Bajo el supuesto de que los argumentos del gobernador Pérez Gutiérrez no prosperara­n ante el Consejo de Estado ni vencieran la sordidez del gobierno central, es el Senado de la República el que debe resolver el diferendo limítrofe, como lo reitera el mandatario en declaracio­nes a EL COLOMBIANO. Por eso esa corporació­n debe definir con prontitud, sin más dilaciones, el litigio. Máxime, cuando se anuncia que la semana entrante el Codazzi precipitar­á con el trazado de su nuevo mapa la decapitaci­ón del territorio antioqueño arrancándo­le no solo a Belén de Bajirá sino a otras tres regiones de Turbo. El desgarrón centralist­a no tiene pudor

La integridad de Antioquia exige cualquier sacrificio en los presupuest­os de riesgos.

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