EL ZARPAZO
Vigorosa la defensa del gobernador Pérez Gutiérrez sobre los derechos que ejerce Antioquia en el corregimiento de Belén de Bajirá.
Con argumentos históricos, jurídicos, económicos, sociales contundentes, ha propugnado a voz en cuello la permanencia de la integridad territorial de Antioquia ante el juego solapado por quebrantarla de mañosos poderes centralistas. Ha develado la impudicia del gobierno central que para levantar un paro, como consecuencia de su negligencia para cumplir sus compromisos de enfrentar la pobreza chocoana, entrega, como arbitraria compensación, territorios ajenos.
Contrasta esta actitud enérgica del gobernador Pérez Gutiérrez con el silencio que, ante el anunciado despojo, han guardado influyentes entidades de la comarca. Si bien ha recibido apoyo de algunos sectores políticos, otras instituciones de reconocida influencia y poder se han tragado la lengua, para escurrirle el bulto a sus responsabilidades. Parecería que no se quisieran comprometer en esta cruzada de dignidad antioqueña, guardando sospechosa distancia ¿O será que consideran que Antioquia está dando una pelea estéril e insensata y con su mutismo le dan la razón al Agustín Codazzi en el nuevo mapa que quiere diseñar?
La integridad de Antioquia exige cualquier sacrificio en los presupuestos de riesgos. Sería una mezquindad albergarlos y practicarlos. Constituiría una traición a quienes defendieron en su momento esta tierra del matoneo centralista, sin importarle la procedencia política de quien lo tramaba.
Abundan argumentos suficientes para enfrentar las estratagemas, larvadas o confesas, de quienes en forma destapada o enmascarada, atentan ahora contra la integridad antioqueña. Muchos adversarios en la convulsionada historia de esta región han quedado doblegados en sus oscuros propósitos de resquebrajar su unidad. Y ha sido porque Antioquia como un todo se ha levantado oportunamente, para montar guardia, con cerebro y pasión, sobre sus derechos.
Hace algunos años hubo amagos para crear el departamento de Urabá. Algún despistado congresista paisa hizo causa común con otros colegas para formar una gavilla y quebrarle la espina dorsal a la unidad territorial. Fuerzas vivas y sociales, parlamentarios, gremios y gobernantes de Antioquia hicieron causa común para malograr el asalto. La defensa de su integridad contó con el presidente Pas- trana Borrero. Quién sabe si hoy, con el actual inquilino de la Casa de Nariño, se podría frustrar análoga temeridad. Este primer acto de lo que podría ser la anunciada crónica de una desmembración, ¿será el principio de desencadenar esta historia?
Bajo el supuesto de que los argumentos del gobernador Pérez Gutiérrez no prosperaran ante el Consejo de Estado ni vencieran la sordidez del gobierno central, es el Senado de la República el que debe resolver el diferendo limítrofe, como lo reitera el mandatario en declaraciones a EL COLOMBIANO. Por eso esa corporación debe definir con prontitud, sin más dilaciones, el litigio. Máxime, cuando se anuncia que la semana entrante el Codazzi precipitará con el trazado de su nuevo mapa la decapitación del territorio antioqueño arrancándole no solo a Belén de Bajirá sino a otras tres regiones de Turbo. El desgarrón centralista no tiene pudor
La integridad de Antioquia exige cualquier sacrificio en los presupuestos de riesgos.