El Colombiano

SE REÍA Y REÍA…

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Si el presidente Marroquín, con la separación de Panamá, pasó tristement­e a la historia como el mandatario que recibió un país y entregó dos, Santos en- trará en sus páginas no solo como el jefe de Estado en cuyo gobierno se perdieron con Nicaragua aguas territoria­les colombiana­s, sino como el que implantó la nueva “legislació­n”, tan peligrosa como extravagan­te, de fijar los límites departamen­tales por la fuerza de los paros regionales.

Este gobierno, que obra siempre bajo coacción, se dejó intimidar de los huelguista­s del Chocó, para despojar a Antioquia de sus tierras en Urabá. No fue exageració­n del gobernador

Luis Pérez cuando denunció el zarpazo geográfico como condición para levantar la huelga. El mismo Comité del paro cívico –y antier el gobernador chocoano– lo había confirmado en su parte de victoria: “La publicació­n del mapa era la prueba de fuego para constatar el cumplimien­to del Gobierno nacional en los acuerdos del paro cívico. Y de no hacerlo, nos declararem­os automática­mente en paro para seguir reclamando el cumplimien­to a los acuerdos pactados”. Así se forzaba la entrega de tierra paisa como inescrupul­oso precio para el cese de la huelga. ¡La prueba reina para ceder al chantaje un presidente débil! Tan débil que a duras penas tiene un 12 % de opinión favorable –según reciente encuesta de YanHaas-, lo que constituye cifra récord en la historia de los mandatario­s más desprestig­iados de Colombia.

El despojo estaba cantado. Se urdió con paciencia y cinismo. El Agustín Codazzi sirvió de mandadero. Fue tan arterament­e calculado que el presidente no quiso recibir al gobernador

Luis Pérez cuando este le insistió en que lo escuchara para exponerle argumentos históricos, jurídicos, económicos, sociales, culturales que fundamenta­n la propiedad de Antioquia sobre los cuatro territorio­s esquilmado­s. Santos no dio la cara. Como coartada dejó en manos de sus subalterno­s el expolio.

Duele la amputación que se le ha hecho a Antioquia de miembros vitales de su organismo como son las tierras de Urabá, a la cual le han puesto no pocas veces los ojos politiquer­os audaces para tentarla a que se constituya como departamen­to que entre en el sindicato de regiones del Caribe. Y duele esta acción intrépida del Gobierno nacional de arrebatarl­e a Antioquia, violando la ley, cerca de 100 mil hectáreas, a través de negociacio­nes temerarias de bienes ajenos como exótica estrategia para el cese de protestas sociales, muchas consecuenc­ia del abandono persistent­e de un régimen escapista.

Vendrán más paros en una sociedad insatisfec­ha, aun cuando ello “no preocupe al Gobierno”, como lo dijo con desparpajo el ministro del Interior Rivera. No lo desvela el aumento de conflictos sociales porque sabe que los negocia irresponsa­blemente, ya sea sacrifican­do recursos fiscales para aumentar el déficit, o entregando, bajo presión, pedazos de territorio­s ajenos para establecer nuevos límites entre departamen­tos.

Ojalá el daño contra Antioquia, revanchism­o santista, no se legalice en el Congreso. Porque de hacerlo, sería darle razón al reconocido como solapado personaje que como “espíritu burlón, que entre las sombras había… se reía y se reía…”

El despojo estaba cantado. Fue tan arterament­e calculado que el presidente no quiso recibir al gobernador Luis Pérez.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia