Del dolor al perdón, 10 años sin los diputados
Los secuestró las Farc y en un incidente de “fuego amigo” fueron asesinados. Sus familias los recuerdan en medio de la esperanza del “Nunca Más”.
Siempre que Sebastián Arismendi escucha música o la interpreta piensa en su padre, quien se marchó muy temprano, cuando él no tenía ni siquiera edad para entenderlo.
“Su papá se fue a un largo viaje y no sabemos cuándo va a regresar, pero cuando venga les va a traer un regalo”, recuerda que le dijo su madre Consuelo Mesa a él, que apenas tenía 4 años de edad, y a su hermano, Camilo, dos. Ni el padre, ni el regalo, llegaron.
En 2003, un años después de la reflexión de su madre, descubrió que su padre, Héctor Fabio Arismendi, no estaba de viaje sino que estaba en el monte, contra su voluntad, secuestrado por las Farc, una organización a la que por mucho tiempo le tuvo miedo. Hacía parte del grupo de 12 diputados secuestrado por esta guerrilla el 11 de abril de 2002, un mes y 21 días después de que el Gobierno de Andrés Pastrana suspendiera, de manera definitiva, las conversaciones de paz en San Vicente del Caguán.
“Creo que me enteré del secuestro cuando llegó una prueba de supervivencia. Imagínese lo que es explicarle a un niño de 5 ó 6 años lo que es un secuestro”, relata.
Pero no solo tuvo que crecer en una “familia rara”, que vivía esperando la llegada del padre sin tener ni idea cuando iba a ocurrir, sino que tuvo que convertirse en el hombre de la casa. Le preocupaba cuidar de su madre, la economía familiar, ahorrar cualquier peso que tuviera porque podía hacer falta, sobretodo, proteger a su hermano menor, a quien le atormentaban las pesadillas cada noche. “Dormíamos con mi mamá, nos moríamos de miedo”, dice.
Y un día como hoy hace diez años, su madre lo despertó entre el llanto: —Mi amor, lo mataron. —¿A quién? —A su papá. ¡Los mataron a todos!
Sebastián nunca olvidará aquel dolor, aquel resentimiento. —Los voy a matar, lo juro—, recuerda que gritó.
Del odio al perdón
Nunca los mató y ya no quiere hacerlo. Argumenta que con todo lo difícil que fue, perdonó a las Farc y está seguro que si su padre hubiera sobrevivido también lo habría hecho.
“Él era un hombre muy fuerte, de carácter, pero a la vez era muy humano. Siempre
hablaba de que el único camino que existía para salir del conflicto era la solidaridad entre los hombres y una fe absoluta en Dios. Así que sí, estoy seguro, mi papá los habría perdonado”, asegura Sebastián.
El perdón no surgió de la nada. El año pasado, después del Acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc en La Habana, los familiares de los diputados secuestrados y asesinados asistieron a un encuentro con el Secretariado. Allí les hablaron a sus verdugos del dolor, del odio, de la impotencia que sentían. “Yo les dije que había querido matarlos. Iván Márquez me respondió que lo sabía y que entendía el resentimiento pero que estaba ahí para pedirme perdón”, comenta Sebastián.
Para Fabiola Perdomo, esposa del extinto diputado Juan_Carlos Narváez, la historia es parecida. “Para mí hubo tres momentos de gran dolor, el primero cuando me llamó el corresponsal del_CM& a contarme que, en Anncol, las Farc decían que en hechos confusos habían muerto once de los diputados y que solo había sobrevivido Sigifredo López; el segundo fue cuando, después de tres eternos meses, me entregaron el cadáver de mi Juan; y el último, tal vez el más duro, cuando me encontré frente a frente, el pasado 10 de septiembre con el secretariado de las Farc”.
Cuenta que necesitaba ese encuentro, que para curar definitivamente. Le urgía conocer la verdad, saber por qué ellos, cómo los mataron, que las Farc reconocieran su responsabilidad y le pidieran perdón. “Para mí eso es justicia, no la cárcel. ¿De qué me sirven esos señores en la cárcel o en el monte? Lo que quiero es que digan la verdad, pidan perdón y nunca más levanten sus armas contra un colombiano”, declara.
En esa reunión, los familiares de los diputados escucharon de los jefes guerrilleros que el secuestro de sus seres queridos obedeció a una estrategia para que las Farc aumentaran su capacidad de negociación, y de esa manera lograr la excarcelación de insurgentes presos. Creían que si tenían en su poder a más políticos podrían estar en mejores condiciones para presionar al Gobierno por un intercambio humanitario. Asesinados
El canje no se dio, el Gobierno no cedió a las presiones, y el 18 de junio de 2007 guerrilleros que estaban al cuidado de los diputados los asesinaron, según el informe forense de la Fiscalía, con 95 disparos por la espalda, al verse acorralados por tropa que resultó ser de las mismas Farc.
“No vamos a evadir nuestra responsabilidad. Ellos estaban en nuestras manos. La muerte de los diputados fue lo más absurdo de lo que he vivido en la guerra. El episodio más vergonzoso. No nos enorgullecemos de ello. Hoy, con humildad sincera, hacemos un reconocimiento público y pedimos perdón. Ojalá ustedes nos perdonen”, dijo ante los familiares alias Pablo Catatumbo, quien estuvo al mando de los hombres que accionaron sus armas contra los diputados.
El sábado 3 de diciembre de 2016, las Farc pidieron perdón a sus víctimas durante un acto de reconocimiento de responsabilidades que honró la memoria de los diputados del Valle.
Entonces, el alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo, expresó que “sin ese Acuerdo nada de esto hubiera ocurrido nunca. Si esto no es una muestra de paz, yo francamente no sé qué es la paz. Lo que estamos viviendo hoy es la realidad de este proceso”.
El mejor homenaje
Hoy, cuando se cumplen 10 años del asesinato de los once diputados, se realizará un evento de conmemoración en Cali, en el cual se homenajeará a los hombres que incluso en los momentos más crueles de su cautiverio insistieron al Gobierno y las Farc por un acuerdo que permitieran una salida negociada al conflicto armado colombiano.
Justamente este aniversario se da en la semana en que las Farc deberán dejar el 100 % de sus armas, cerrando así un ciclo de violencia que ha sumido a Colombia en el dolor y el miedo por 53 años.
“El mejor homenaje ante la memoria de mi padre es recordar que fue un hombre que luchó por la paz de este país, no olvidar su nombre y su esencia”, concluye Sebastián
1.892 días estuvieron secuestrados los 11 diputados del Valle antes de ser asesinados. “El secuestro no lo mata a uno, pero tampoco lo deja vivir”. FABIOLA PERDOMO Esposa del diputado Juan Carlos Narvaez.