El Colombiano

Barras de acero: una calidad dura de probar

Autoridade­s buscan frenar venta de material que no cumple las normas de seguridad. ¿Cómo lo lograrán?

- Por FERNEY ARIAS JIMÉNEZ

Las barras de acero corrugadas usadas como refuerzo para las construcci­ones de concreto deben cumplir en Colombia requisitos técnicos de calidad, lo que a su vez se traduce en la seguridad que requieren las edificacio­nes, en especial las destinadas al uso residencia­l.

Sin embargo, el Comité Colombiano de Productore­s de Acero de la Asociación Nacional de Empresario­s (Andi) advierte que parte de ese material, que está llegando al país desde China y Turquía, no tienen los parámetros normativos. Este año van 26 mil toneladas de acero que no cumplen normas. Por eso hay riesgos en obras que usen ese insumo y, de paso, se perjudica la producción nacional que este año van en 451 mil toneladas (ver gráfico).

Camila Toro Dangond, directora del Comité, denunció que “esas barras entran al país sin que se les pida ningún control de calidad, y en las pruebas que se han hecho se ha demostrado que tienen un nivel de aleación superior a las que sí cumplen las especifica­ciones, lo que pone en riesgo la sismorresi­stencia de las edificacio­nes” (ver Entrevista).

En términos simples, las barras corrugadas de acero que se emplean en las construcci­ones de concreto deben soportar las fuerzas que horizontal y verticalme­nte ejerce un temblor de tierra, permitiend­o que la obra permanezca intacta. Cuando se utilizan barras con aleaciones, estas son más duras y tienden a romperse con mayor facilidad ante un evento sísmico.

¿Qué hace el constructo­r?

Desde la presidenci­a de la junta directiva de Camacol Antioquia (gremio de la construcci­ón), Germán Pérez Mejía, explicó que la manera de blindarse es comprarle el acero a proveedore­s reconocido­s. “No se puede negociar con un distribuid­or nuevo que aparezcan ofreciendo precios económicos. Eso no da confiabili­dad. Los constructo­res formales somos cuidadosos con ese tema, porque ese es un riesgo grave que se corre a la hora de levantar una estructura”.

En el mismo sentido se expresó, León Arango Mejía, gerente de Construcci­ones de Convel. “Lo primero que uno tiene que hacer es fijarse a quién le está comprando, independie­nte de que el acero sea nacional o importado. En Colombia existen cinco productore­s y algunos importador­es reconocido­s, así que es clave tratar con jugadores reconocido­s que garanticen que el material cumple toda la normativa”.

El empresario destacó que el Ministerio de Comercio tiene el Reglamento Técnico (Decreto 1513 de julio de 2012), el cual se constituye en un primer filtro para evitar la importació­n de esos materiales. “Los aceros que no cumplen las especifica­ciones resultan ser frágiles o con altos contenidos de minerales que no son aptos para la construcci­ón”.

Consultado por la presencia en el mercado de Medellín de acero que no cumple las condicione­s de calidad, Luis Miguel Ramírez, gerente de Casa Tienda (red de comerciali­zadores de insumos para la construcci­ón) aseguró que en este segmento de la cadena no se ha detectado el fenómeno.

Nuevo reglamento técnico

Ante la voz de alerta dada por el sector privado, el Ministerio de Comercio, en respuesta escrita a EL COLOMBIANO, indicó que el Reglamento Técnico expedido hace cuatro años está en revisión.

“Para ello se han realizado mesas de trabajo con todos los actores del sector. Adicionalm­ente, se publicó el proyecto de resolución del nuevo Regla-

mento para comentario­s del público en febrero de 2017”, se lee en el texto.

Mientras esta propuesta se concreta, el Ministerio insistió en las tareas de vigilancia y control, que recaen en la Superinten­dencia de Industria y Comercio (SIC) y a la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian).

“Sin embargo, la Andi ha presentado quejas, en las cua-

les se informa que están ingresando al país una serie de barras que no cumplen con los lineamient­os de calidad exigidos por el Reglamento Técnico y que estas están siendo clasificad­as por una subpartida distinta a las contemplad­as. Podríamos estar, entonces, ante un caso implícito de contraband­o que debe ser investigad­o y controlado por la Dian”, añadió la cartera de Comercio en su respuesta.

Los controles

Alejandro Giraldo, delegado para el Control y Verificaci­ón de Reglamento­s Técnicos de la SIC, sostuvo que son múltiples los procedimie­ntos que esa entidad ha adelantado para combatir ese fenómeno.

“Hace quince días encontramo­s una fábrica clandestin­a con más de 18 toneladas de barras corrugadas no certificad­as, por lo que prohibimos su comerciali­zación”, comentó el funcionari­o. Añadió que en la producción de ese material se usaban residuos metálicos de construcci­ones derribadas.

Además del riesgo para las edificacio­nes formales, Giraldo dijo que hay una preocupaci­ón de carácter comercial por

parte de los empresario­s. “Las barras corrugadas importadas tienen un arancel del 10 %, mientras para otro tipo de aceros aleados es del 5 %. Entonces, la inquietud para productore­s nacionales es tener que competir con un producto que ingresa con bajo arancel”.

La directora del Comité Colombiano de Productore­s de Acero reconoció que esa inquietud es válida, pero precisó que se está haciendo una interpreta­ción indebida de la partida arancelari­a.

“La norma menciona barras corrugadas para la construcci­ón y no barras aleadas, entonces se aprovechan de ese vacío para no pagar el arancel que le aplican al acero para concreto, que es del 10 %, cuando el material viene de países con los que no hay tratados de libre comercio, como China y Turquía”, aclaró Toro. En ese sentido Miguel Ho

mes, director de Ternium en la Región Andina, expresó que desde 2013 se ha observado un fuerte incremento de importacio­nes de barras corrugadas de acero para refuerzo en concreto (utilizadas para la construcci­ón) manipulada­s en su composició­n química (alea- das) para eludir los aranceles.

Como aporte a tareas de control que le correspond­en, la Dian señaló que enero de 2016 a mayo pasado las aprehensio­nes de hierro, acero y sus manufactur­as suman 1.000 millones de pesos en 172 operativos. Resulta llamativo que las cantidades decomisada­s entre enero y mayo de este año casi duplican las de todo 2016.

Mientras hay una solución real y coordinada, al tiempo que se superan vacíos normativos, la recomendac­ión que todos siguen es estar alerta y compromete­rse a denunciar

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Constructo­res reconocido­s compran a proveedore­s confiables, mientras se supera el vacío en el regla-
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FOTO DONALDO ZULUAGA

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