CINCO IDEAS PARA UN PAÍS MEJOR
Colombia tiene muchos retos que definirán su futuro. El país tiene una realidad desigual. Existen lugares que gozan de unas mínimas condiciones de vida y otros donde la calidad de la edu- cación, la salud o inclusive la presencia estable de la justicia y la seguridad son una anhelada aspiración. Nuestras ciudades tienen lugares donde se siente el imperio de la ley y otros donde existen fronteras invisibles dominadas por bandas de peligrosos delincuentes. Esas desigualdades deben ser la base de una agenda nacional donde nos preocupemos por construir un país donde la geografía y el ingreso no sean la predeterminación del destino. Las cinco ideas son legalidad, equidad, capitalismo emprendedor y consciente, innovación y sostenibilidad.
La legalidad implica que pasemos la página de la impunidad que tanto ha imperado en Colombia. Implica que castiguemos al delincuente y que la ley no sea solo para los de ruana. Históricamente los colombianos siempre caemos en procesos de “paz” que encuentran razones para atenuar, amnistiar o hasta premiar graves conductas, que a la larga se convierten en incentivos para nuevas formas de violencia. La legalidad implica que castiguemos el crimen sin discriminar la ideología de los victimarios. El concepto de la legalidad incluye la lucha contra la corrupción, las instituciones independientes y la estabilidad de las reglas de juego para superar el constante manoseo de las normas.
Construir equidad está relacionado con un sistema educativo que pueda nivelar la cancha de la movilidad social, hoy afectada por las carencias de buena nutrición, educación preescolar, jornada única, buena infraestructura y acceso a la universidad, en los sectores de menor ingreso. Lo mismo ocurre con el servicio de salud donde la prevención, la atención domiciliaria, la calidad quirúrgica y el acceso oportuno a medicamentos son una ilusión para quienes están en condiciones vulnerables. Permitir el acceso a la energía eléctrica, al agua potable, a la cultura y al deporte, también hacen parte de ese reto.
Un capitalismo consciente y emprendedor es necesario para mejorar la calidad de vida de los colombianos. Para tener un sistema donde se creen más empresas y se expandan las existentes generando la formalización laboral que permitirá que la mayoría goce de unos ingresos justos y estables. Ese modelo debe estar en armonía con empresas que van más allá de la rentabilidad económica y piensan en la rentabilidad social. La racionalización del gasto público, el crecimiento sostenido de la economía, la estabilidad jurídica, la reducción del costo país, mercados de capital dinámicos, diversificación exportadora y un sistema de simplificación regulatoria hacen parte de este reto.
La innovación debe permitir que llevemos nuevas formas de emprendimiento al campo y que exista mayor alcance de servicios básicos. Que las ciudades sean planeadas para la calidad de vida y que Estado, Mercado y Sociedad Civil se unan en soluciones sostenibles, replicables y escalables. Que apostemos por la economía naranja y que la ciencia y la tecnología se expandan mejorando el acceso a servicios complementarios.
Concebir la sostenibilidad ambiental y social implica que todas nuestras actividades productivas se hagan pensando en la preservación de nuestra biodiversidad y el cuidado de nuestras fuentes hídricas. La sostenibilidad social nos debe conducir a que construyamos empleos formales dignos y estables que generen ingresos y reduzcan desigualdad y nos permitan buscar la felicidad individual.
Colombia necesita pasar las páginas del pasado y entender que si logramos un consenso sobre estas cinco ideas fundamentales estaremos construyendo un futuro para todos
* Precandidato presidencial CD