LA FISCAL LUISA ORTEGA
Admiro a las mujeres que valerosamente han enfrentado a
Nicolás Maduro y al régimen de represión y abuso que él encabeza; mujeres como Ma
ría Corina Machado, la arbitrariamente depuesta diputada de la Asamblea Nacional, y Liliana Tintori, esposa de Leopoldo López, condenado a más de 13 años de cárcel por oponerse al Gobierno.
Como ellas, muchas más han sufrido toda clase de abusos y humillaciones, y a diario lo arriesgan todo, hasta sus vidas, por defender la democracia y el derecho a disentir del pueblo venezolano.
Hoy se destaca la voz poderosa de Luisa Ortega, Fiscal General de Venezuela. Destacada líder del antiguo chavismo, aquel que aplaudió la Revolución Bolivariana pro- puesta por el difunto Hugo
Chávez, hoy, desde su importante posición, enfrenta la total decadencia y corrupción de ese ideal y encabeza el grupo reconocido como los “despolarizados”, conformado por importantes chavistas opuestos al Gobierno.
En su más reciente discurso, Ortega, sin amilanarse por los recios ataques que ha recibido de los vasallos de Maduro, de pie frente al Tribunal Superior de Justicia (TSJ), increpó a los jueces de dicho Tribunal por su rápida aprobación de la Asamblea Constituyente propuesta por el dictador-presidente. Consideró que esta “produce un rompimiento del orden constitucional”. Luego pidió a la Sala Plena del TSJ un “antejuicio de mérito”, contra ocho magistrados aliados del gobierno, por estimar que cometieron delito de “conspiración” contra el sistema democrático.
La respuesta de los áulicos de Maduro no se hizo esperar. Enfurecidos, acusaron a Ortega de estar loca. ¿Caramba, estos personajes de verdad creen que estamos en los tiempo cuando cualquier mujer que se atreviera a enfrentarse a un hombre, fuera este su marido, su padre o su hermano, o cualquier líder religioso o político, podía ser declarada loca? No fueron pocas las mujeres de todas las condiciones sociales, aun reinas, que corrieron esta suerte.
Sin embargo, no deja de ser alarmante el peligro que la Fiscal General está corriendo. En algún momento pueden entrar a su oficina o a su casa y llevársela presa o desaparecerla, o una bala perdida puede matarla. Cuando escribía esta columna ya eran 86 los muertos en encuentros violentos con la guardia civil, o por francotiradores ocultos.
Nadie está a salvo. Que el pueblo cuide a Luisa Ortega, María Corina Machado, y a Liliana Tintori, tres mujeres que se han convertido en fastidiosas espinas en los zapatos de Maduro
Luisa Ortega, María Corina Machado y Liliana Tintori, se han convertido en espinas en los zapatos de Maduro.