El Colombiano

“Sindicatos deben repensarse ante los cambios productivo­s”

Kjeld Jakobsen, consultor en temas laborales, plantea desafíos de trabajador­es y empresario­s.

- Por JUAN FERNANDO ROJAS T. JUAN ANTONIO SÁNCHEZ

La creciente automatiza­ción productiva de las empresas en la llamada cuarta revolución industrial, la descentral­ización productiva en distintos países, fuertes cadenas globales de suministro­s (un solo producto se elabora con insumos y partes procedente­s de distintas latitudes), son aspectos que inciden e incidirán cada vez más en la vida de los trabajador­es y los mercados laborales.

En ese escenario, al consultor brasileño en temas laborales Kjeld Jakobsen no le cabe duda del rezago que ha tenido el sindicalis­mo latinoamer­icano y, en particular, el colombiano, como instrument­o para evitar la pérdida de derechos laborales y propiciar condicione­s de trabajo decente.

“Los sindicatos deben repensarse ante el cambio de modelo productivo, deben articulars­e y mostrarle con datos concretos a otros trabajador­es no sindicaliz­ados los efectos que puede tener en sus vidas la transición productiva actual”, comenta el asesor de la Confederac­ión Sindical de las Américas (CSA), quien también ha hecho parte de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT).

Jakobsen es economista, magíster en políticas públicas y adelanta un doctorado en relaciones internacio­nales. A su cargo ha tenido varias investigac­iones sobre la realidad laboral latinoamer­icana y del rol del sindicalis­mo en procesos de paz en la región y el mundo (ver Dicen de…). Así respondió a EL COLOMBIANO en su última visita a Medellín:

¿Cuáles consecuenc­ias traerá para los trabajador­es la llamada cuarta revolución industrial?

“Las innovacion­es y cambios tecnológic­os acompañan la vida de los trabajador­es desde la primera revolución industrial. La diferencia es que hoy los cambios son más rápidos y eso crea dificultad­es en temas laborales. Estamos en una transición de modelo productivo en que precarizar condicione­s laborales es más sencillo en el sector de servicios, pero en los procesos industrial­es no es tan simple: puede haber más robots, pero igual se necesitará quien los fabrique y los opere”.

¿Qué efecto tiene esto en las relaciones laborales?

“Que se busquen nuevas formas para ganar productivi­dad es un proceso natural. Lo que no es natural ni bueno para el desarrollo es hacerlo a partir de la reducción del costo laboral, que al final impacta el menor consumo de productos y servicios por parte de los hogares y, por ende, afecta a las mismas empresas con una menor demanda. ¿Para qué producir vehículos si no tengo quién los compre?”.

Pero los empresario­s colombiano­s reclaman que los costos laborales son muy altos y que eso resta a la competitiv­idad del país.

“Esa afirmación se queda corta ante el hecho de que en Colombia solo 13 % de la población ocupada gana más de dos salarios mínimos, según el Ministerio del Trabajo. Ahora, si quieren mantener una perspectiv­a colonial de solo mirar el costo salarial, hay que recordarle­s que la competitiv­idad laboral pasa hoy más que nunca por tener trabajador­es cualificad­os, tecnología­s de producción modernas y una adecuada estrategia corporativ­a en un mercado ciertament­e más complejo”.

¿Considera que el sindicalis­mo está respondien­do de manera adecuada a los cambios en los modelos de producción?

“Muchas organizaci­ones sin- dicales no han respondido adecuadame­nte, pues aún funcionan con modelos del tiempo del fordismo (producción industrial en serie). Sin duda, deben adaptarse a realidades de mercados con alta informalid­ad, como es el caso de Colombia y otros países de América Latina. También deben tener claridad de que las pretension­es laborales no pueden ser iguales en todos los sectores. Asimismo, resulta urgente una mayor coordinaci­ón para trabajar en redes nacionales e internacio­nales para buscar que los consumidor­es castiguen a compañías que vulneren derechos laborales o premien a quienes los respetan y mejoran, como se aprecia en países con mayores niveles de desarrollo”.

¿A qué atribuye la creciente aversión del empresaria­do a los sindicatos?

“Un problema recurrente de los empresario­s en América Latina

es que solo piensen en el cortísimo plazo, cuando las estrategia­s deben mirarse en un horizonte mayor. Quienes lo han hecho, comprenden que la libertad sindical y la negociació­n colectiva son necesarias no solo para regular condicione­s de trabajo, sino también para dar estabilida­d financiera a la empresa y fomentar mayor productivi­dad en el futuro”.

En ese contexto, ¿ve condicione­s para que aumente el trabajo decente al que concita la OIT?

“No basta con consignar en leyes y otras normas nacionales los derechos laborales, hay que asegurar su implementa­ción y que el Estado haga mejor vigilancia. Por ejemplo, la libertad sindical es un derecho, pero en la práctica es difícil ejercerlo. Así que no hay un diálogo social efectivo entre trabajador­es, empresas y Gobierno, si los acuerdos alcanzados no se reflejan en relaciones constructi­vas de largo plazo, en que todos pongan y todos ganen”

““El cambio en el paradigma productivo implica que los sindicatos adopten nuevas estrategia­s para defender derechos de los trabajador­es”.

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FOTO Kjeld Jakobsen, consultor internacio­nal en temas laborales, estuvo recienteme­nte en Medellín, como parte de una agenda académica de la Escuela Nacional Sindical (ENS).

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