El Colombiano

LOS INMIGRANTE­S QUE NADIE QUIERE

- Por ANITA ISAACS redaccion@elcolombia­no.com.co

Un miércoles reciente, 75 guatemalte­cos desembarca­ron de uno de tres vuelos chárter, todos llenos de deportados de los Estados Unidos, programado­s para ese día. El grupo fue llevado a un hangar, donde las autoridade­s les dieron una bienvenida superficia­l: un saludo, una merienda, y un pasaje de bus hacia donde estuvieran dirigidos.

La relación del gobierno guatemalte­co con los deportados terminó ahí. Considerán­dolos una carga, hasta una vergüenza, el Estado y la sociedad guatemalte­ca ni pueden ni quieren ayudar a los inmigrante­s que están siendo enviados de regreso a casa.

Sin duda reintegrar­los es un reto. Pero también lo es no hacer nada. Y Guatemala y Estados Unidos tienen mucho más para ganar empleando el capital económico, social y político que estos migrantes traen de regreso consigo.

Una razón por la que Guatemala no hace mucho con los deportados es la amplia creencia de que no permanecer­án por mucho tiempo.

En una reciente visita al país, escuché a hombres de negocios, funcionari­os y activistas de la comunidad insistir en que

Donald Trump y su muro no intimidarí­an a los que aspiran emigrar. Pero los migrantes tampoco están perdiendo el tiempo. Como me dijo un líder de la comunidad, “Todo el mundo está diciendo que es mejor que se apresure ahora antes de que Trump termine su muro”.

De hecho, muchos guatemalte­cos quieren que los migrantes se devuelvan. Su regreso significa un fin a las remesas que constituye­n alrededor del 10 por ciento del producto interno bruto del país. Y los migrantes que regresan están inundando un sector laboral que ya está deprimido, donde tres cuartas partes de la fuerza laboral trabaja por debajo de la mesa.

No es sorprenden­te que los migrantes que regresan no son especialme­nte apreciados. Los guatemalte­cos creen que fueron enviados a casa por violar la ley; los que tienen tatuajes son aislados, se supone que pertenecen a una banda callejera violenta. Los empleadore­s no los contratan, y los transeúnte­s miran hacia otro lado.

Claro está que tal trato se convierte en una profecía realizada. Negar a los migrantes la ayuda para reintegrar­se económica y socialment­e solo empeorará los problemas del país.

Individuos marginaliz­ados con frecuencia se unen a bandas callejeras en su búsqueda de pertenenci­a, y las bandas de traficante­s de drogas y la trata de personas reclutan a migrantes que regresan. Saben cómo cruzar la frontera; muchos han vivido en comunidade­s afectadas por pandillas y el crimen organizado; y ellos son los guatemalte­cos más familiariz­a- dos con los Estados Unidos.

Clasificar a todos los deportados como delincuent­es es igualmente engañoso. Mientras que una minoría son delincuent­es, muchos más cometieron delitos menores, y la mayoría son culpables solo de cruzar la frontera ilegalment­e y trabajar sin permiso.

De hecho, muchos migrantes representa­n un recurso desaprovec­hado. La mayoría dejó a sus países siendo campesinos no calificado­s, pero con ingenio y trabajo duro en los Estados Unidos adquiriero­n un conjunto diverso de habilidade­s profesiona­les y ascendiero­n.

La Alianza para la Prosperida­d, que el gobierno estadounid­ense ha ayudado a financiar, tiene como objetivo frenar la migración mediante el alivio de la pobreza, la anarquía y la violencia. La gente deja el país para irse a Estados Unidos y escapar de una “casa llena de cucarachas”, donde predomina la pobreza y la anarquía. La respuesta, dijo, es “fumigar la casa y hacernos parte del equipo de fumigación”

Clasificar a los deportados como delincuent­es es engañoso. La mayoría son culpables solo de cruzar la frontera ilegalment­e y trabajar sin permiso.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia