LOS ESTRAGOS DE LA GUERRA
“Lo trágico de la guerra es que echa mano de lo mejor del hombre para emplearlo en la peor de las obras humanas: destruir”. Recordé estas palabras del escritor Ralph Waldo
Emerson cuando leí esta semana el informe de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados sobre el desplazamiento forzado de personas causado por la guerra en el mundo el año pasado: 65 millones 600 mil, su nivel más alto en la historia.
Las cifras del informe —publicado con motivo del día mundial de los refugiados— causan dolor: en promedio, 20 personas por minuto se vieron obligadas a huir de sus hogares y buscar protección en otro lugar. Diez millones 300 mil personas se convirtieron en nuevos desplazados.
El 55 % de la población refugiada del mundo se concentra en tres países: Siria, con 5 millones y medio de personas; Afganistán, con 2 millones y medio y Sudán del Sur, con 1 millón 400 mil.
Según el informe, Colombia continúa enfrentando las consecuencias de más de 50 años de conflicto armado interno debido a la presencia de grupos armados ilegales, tráfico de drogas, minas antipersonal y disputas por el control del territorio abandonado por los guerrilleros que se han acogido al acuerdo de paz.
Por eso nuestro país encabeza otra vez la lista de los que tienen las mayores poblaciones de desplazados internos, con 7 millones 400 mil personas. Le siguen Siria, con 6 millones 300 mil, e Irak, con 3 millones 600 mil.
En Colombia, el informe fue presentado por Jozef
Merkx, representante del Alto Comisionado de ONU para los Refugiados. Este dijo que a pesar del acuerdo de paz alcanzado con las Farc, entre enero y mayo de 2017 se han identificado 7.000 nuevos desplazados en nuestro país, sobre todo en la costa Pacífica y en la frontera con Venezuela.
La mayoría de los desplazamientos ocurrieron en el Chocó, Nariño, el Valle del Cauca, la frontera con Venezuela y la zona de Catatumbo. Allí, miles de pobladores tuvieron que huir de sus territorios por los enfrentamientos entre grupos armados que se disputan antiguas zonas de las Farc.
Los nuevos desplazados son casi siempre pueblos indígenas y afros y, en gran porcentaje, mujeres y niños. Una de las zonas más afectadas es la del Alto Baudó, en el Chocó, donde cientos de familias abandonaron sus territorios por los enfrentamientos entre grupos armados que buscan controlar la región.
“El Pacífico nos llama la atención no solo por los enfrentamientos, sino también por la presencia de minas y por las violaciones a los derechos humanos en zonas que por años no han tenido la presencia del Estado y que con la salida de las Farc se disputan otros grupos armados” dijo Jozef Merkx.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados advirtió que nuevos grupos dedicados a la minería ilegal, el narcotráfico y el contrabando están provocando el aumento del desplazamiento forzado.
El representante de la ONU pidió que el Estado tenga más presencia en esas zonas, no solo con la fuerza pública, sino con instituciones de salud, educación y servicios.
“Sin embargo, tenemos muchas esperanzas. Somos partícipes del acuerdo de paz. Queremos pasar la página y ver qué solución encontramos para ayudar a las personas ya desplazadas y también prevenir nuevos casos de desplazamientos” dijo Jozef Merkx.
La guerra deja siempre herencia de guerras, pienso, después de leer el informe de la ONU. En Colombia, los 7 millones 400 mil desplazados son parte de esa herencia. No podemos abandonarlos a su suerte. Ellos son un motivo más para seguir luchando por la paz
Nuevos grupos dedicados a la minería ilegal y el narcotráfico están provocando el aumento del desplazamiento forzado.