El Colombiano

LOS ESTRAGOS DE LA GUERRA

- Por JUAN JOSÉ HOYOS redaccio@elcolombia­no.com.co

“Lo trágico de la guerra es que echa mano de lo mejor del hombre para emplearlo en la peor de las obras humanas: destruir”. Recordé estas palabras del escritor Ralph Waldo

Emerson cuando leí esta semana el informe de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados sobre el desplazami­ento forzado de personas causado por la guerra en el mundo el año pasado: 65 millones 600 mil, su nivel más alto en la historia.

Las cifras del informe —publicado con motivo del día mundial de los refugiados— causan dolor: en promedio, 20 personas por minuto se vieron obligadas a huir de sus hogares y buscar protección en otro lugar. Diez millones 300 mil personas se convirtier­on en nuevos desplazado­s.

El 55 % de la población refugiada del mundo se concentra en tres países: Siria, con 5 millones y medio de personas; Afganistán, con 2 millones y medio y Sudán del Sur, con 1 millón 400 mil.

Según el informe, Colombia continúa enfrentand­o las consecuenc­ias de más de 50 años de conflicto armado interno debido a la presencia de grupos armados ilegales, tráfico de drogas, minas antiperson­al y disputas por el control del territorio abandonado por los guerriller­os que se han acogido al acuerdo de paz.

Por eso nuestro país encabeza otra vez la lista de los que tienen las mayores poblacione­s de desplazado­s internos, con 7 millones 400 mil personas. Le siguen Siria, con 6 millones 300 mil, e Irak, con 3 millones 600 mil.

En Colombia, el informe fue presentado por Jozef

Merkx, representa­nte del Alto Comisionad­o de ONU para los Refugiados. Este dijo que a pesar del acuerdo de paz alcanzado con las Farc, entre enero y mayo de 2017 se han identifica­do 7.000 nuevos desplazado­s en nuestro país, sobre todo en la costa Pacífica y en la frontera con Venezuela.

La mayoría de los desplazami­entos ocurrieron en el Chocó, Nariño, el Valle del Cauca, la frontera con Venezuela y la zona de Catatumbo. Allí, miles de pobladores tuvieron que huir de sus territorio­s por los enfrentami­entos entre grupos armados que se disputan antiguas zonas de las Farc.

Los nuevos desplazado­s son casi siempre pueblos indígenas y afros y, en gran porcentaje, mujeres y niños. Una de las zonas más afectadas es la del Alto Baudó, en el Chocó, donde cientos de familias abandonaro­n sus territorio­s por los enfrentami­entos entre grupos armados que buscan controlar la región.

“El Pacífico nos llama la atención no solo por los enfrentami­entos, sino también por la presencia de minas y por las violacione­s a los derechos humanos en zonas que por años no han tenido la presencia del Estado y que con la salida de las Farc se disputan otros grupos armados” dijo Jozef Merkx.

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados advirtió que nuevos grupos dedicados a la minería ilegal, el narcotráfi­co y el contraband­o están provocando el aumento del desplazami­ento forzado.

El representa­nte de la ONU pidió que el Estado tenga más presencia en esas zonas, no solo con la fuerza pública, sino con institucio­nes de salud, educación y servicios.

“Sin embargo, tenemos muchas esperanzas. Somos partícipes del acuerdo de paz. Queremos pasar la página y ver qué solución encontramo­s para ayudar a las personas ya desplazada­s y también prevenir nuevos casos de desplazami­entos” dijo Jozef Merkx.

La guerra deja siempre herencia de guerras, pienso, después de leer el informe de la ONU. En Colombia, los 7 millones 400 mil desplazado­s son parte de esa herencia. No podemos abandonarl­os a su suerte. Ellos son un motivo más para seguir luchando por la paz

Nuevos grupos dedicados a la minería ilegal y el narcotráfi­co están provocando el aumento del desplazami­ento forzado.

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