El Colombiano

Una nueva vida

En los contenedor­es de la Misión de la ONU permanecen 7.132 armas de la guerrilla, que serán retiradas antes del 1 de agosto de las zonas veredales.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M. FOTO CORTESÍA ONU

“Las Farc cambiaron las armas por las palabras”, esa fue la frase repetida en el evento público de dejación de armas realizado ayer en Mesetas, Meta. Ahora sigue el reto mayor: la reincorpor­ación política. Durante el acto, una bebé de una pareja de excombatie­ntes, fue el símbolo de la generación que crecerá en paz. Lo encabezaro­n Juan Manuel Santos, Rodrigo Londoño y Jean Arnault (derecha)

El fin de las Farc como fuerza armada estuvo marcado de simbolismo. Cambiar las armas por las palabras fue una metáfora planteada de diversas formas en el acto público de dejación de armas, realizado ayer en la vereda Buenavista, en Mesetas (Meta).

En la primera escena sonó la ya conocida escopetarr­a (una escopeta convertida en guitarra) que junto a la voz de su creador, César López, acompañó la reflexión del fin de la guerra.

“Un día volveré, te lo prometo madre, un día volveré. No sé si habré cambiado al mundo pero él no habrá podido cambiarme a mí... Hay que callar los fusiles, ya fueron cientos de miles... Hoy me levanté a cantarle al fin de la guerra”, entonó el artista frente a cientos de invitados entre los que se encontraba­n las comisiones de Paz del Congreso de la República, embajad ores de los países garantes y acompañant­es del proceso de paz entre el Gobierno y las Farc (Cuba, Noruega, Venezuela y Chile), autoridade­s locales, campesinos de la zona y cientos de exguerrill­eros.

En la tarima estaban el presidente Juan Manuel Santos; Jean Arnault, jefe de la Misión de la ONU en Colombia; Rodrigo Londoño, “Timochenko”, jefe de las Farc; delegados del alto Gobierno y el Secretaria­do de la guerrilla.

La ONU certificó la dejación

Desde tres zonas veredales: La Paz en Cesar, Carmelita en Putumayo y en esta de Mesetas donde se realizó el acto central, los miembros de la Misión de la ONU explicaron cómo fue la recepción y el al- macenamien­to de las 7.132 armas que dejaron las Farc en las últimas semanas. Fungieron como testigos líderes religiosos de diferentes credos y gobernador­es. Allí se evidenció un proceso técnico cuidadoso con estándares de protección y seguridad.

Acto seguido, Arnault certificó la dejación de armas individual­es de las Farc y el cumplimien­to de ambas partes en el cese el fuego bilateral, del que dijo: “ha sido respetado por ambas partes y ha contribuid­o con el descenso de los indicadore­s de violencia. Ninguno de los incumplimi­entos muestra decisiones deliberada­s u ordenadas por el alto nivel”.

Tan exitoso ha sido el cumplimien­to y tan importante el papel ejercido por el Mecanismo Tripartito de Monitoreo y Verificaci­ón, que el jefe de la Misión afirmó que “podemos recomendar a la ONU que recoja las enseñanzas de la experienci­a para aplicarlas en otras partes del mundo”.

Fin de la lucha armada

De manera simbólica, a nombre de los más de 7.000 guerriller­os que hicieron su tránsito a la legalidad, diez exguerrill­eros recibieron la certificac­ión de la Misión y la Oficina del Alto Comisionad­o para la Paz.

Cuando Timockenko usó la palabra confirmó que esa seguirá siendo su única arma.

“Este día no termina la existencia de las Farc, en realidad a lo que ponemos fin es a nuestro alzamiento armado, pues lo que haremos es seguir en un movimiento político por vías exclusivam­ente legales y pacíficame­nte”, anotó el hasta entonces comandante guerri- llero, quien no perdió la oportunida­d para citar un rosario de incumplimi­entos del Gobierno.

“El Mecanismo de Monitoreo y Verificaci­ón acredita que no le fallamos a Colombia: hoy dejamos las armas. Sea este el momento para manifestar nuestra preocupaci­ón por la incapacida­d del Estado para honrar su palabra”.

Y se refirió, es especial, a las garantías de seguridad acordadas en La Habana, Cuba, de las que advirtió que avanzan a paso de tortuga.

“Nuestra lucha se encaminará a exigir la implementa­ción práctica de lo acordado, lo haremos de modo pacífico, nuestro cumplimien­to nos lle-

“Podemos recomendar a la ONU que recoja las enseñanzas de la experienci­a para aplicarlas en otras partes del mundo”. JEAN ARNAULT Jefe de la Misión de la ONU en Colombia

“Hoy constatamo­s el fin de esta guerra absurda, que no solo duró 50 años, sino que costó más de 8 millones de víctimas”. JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN Presidente de la República

na de autoridad para exigirle a la contrapart­e”, aseveró “Timochenko”.

“Valió la pena ser Presidente”

Nuevamente un símbolo llegó a la escena: un AK47, fusil de asalto soviético muy usado por las Farc, convertido en pala, obra hecha por elartista Alex Sastoque.

En el relato del presidente Santos, Sastoque le regaló dos ejemplares de la escultura, junto a la reflexión de que algún día los fusiles dejarían de sembrar muerte en el campo, y le encomendó que cuando lo considerar­a le regalara una de esas palas a “Timochenko”, y “qué mejor momento que ahora”, cuando se consolida la dejación de las armas de las Farc, y miles de AK47 serán silenciada­s, dijo Santos.

Y a su vez, aprovechó para decirle al jefe guerriller­o: “Les tomo su palabra, señor Rodrigo Londoño: en adelante su palabra será su única arma, esa es la mejor noticia para Colombia en los últimos 50 años”.

Advirtió además que la implementa­ción del Acuerdo no culmina con la dejación de armas de las Farc, sino que apenas empieza toda una transforma­ción democrátic­a, así que recordó lo que ya había mencionado en su discursos del día de la firma del Acuerdo en Cartagena: “No estoy, y segurament­e nunca estaré, de acuerdo con ustedes sobre el modelo político o económico que debe tener nuestra nación, pero defenderé con toda la determinac­ión, con toda la contundenc­ia, su derecho a expresar sus ideas dentro del régimen democrátic­o, porque esa es la esencia de la libertad en un Estado de derecho”.

Así mismo, el jefe de Estado sentenció que ha valido la pena ser presidente de Colombia, porque se ha logrado una paz “real e irreversib­le”. Este será, según Santos, “un país donde nunca más nos matemos por nuestras ideas”.

“Sin armas, sin violencia, no somos más un pueblo enfrentado entre sí, no somos más una historia de muerte en el planeta, somos una sola nación avanzando en el futuro, dentro del cauce bendito de la democracia”, concluyó el mandatario

“Cumplimos la dejación de armas en conformida­d de lo pactado. Honramos nuestra palabras y esperamo que el Estado cumpla la suya”. TIMOCHENKO Máximo jefe de las Farc

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Un fusil convertido en pala fue el símbolo con el que el Gobierno y las Farc sellaron la dejación de armas de las Farc.
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FOTO EFE
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