El Colombiano

NO ARMAS: OPTIMISMO Y RETOS

- Por : RAFAEL AUBAD LÓPEZ raubad@proantioqu­ia.org.co

Anorí, Dabeiba, Ituango, Remedios y Vigía del Fuerte. Los cinco municipios del Departamen­to en donde se encuentran Zonas Veredales Transitori­as de Normalizac­ión; sitios en los que los combatient­es de las Farc comienzan su tránsito hacia la reinserció­n.

Una conversaci­ón con algunos de sus alcaldes es un llamado al optimismo. Después de decirles adiós a las armas, bajo la verificaci­ón y control de las Naciones Unidas, con la participac­ión de las Fuerzas Militares; los alcaldes piensan que ya es posible mirar el futuro de otra manera y no temen a que excombatie­ntes puedan trabajar en dichos territorio­s. Un punto en común tienen dichos mandatario­s: destruir instrument­os de muerte, es la oportunida­d para pensar ya más tranquilam­ente en herramient­as de paz sostenible.

Sin duda su optimismo en- frenta múltiples retos. Como lo manifiesta­n: será prioritari­o aprender a convivir aún en la diferencia, a deponer el odio, a mirar positivame­nte lo rural. Hay expectativ­as muy altas en los municipios y como región no podemos ser inferiores a este llamado. Generar mejores condicione­s de vida, proyectos económicos sostenible­s, conexión a mercados, promoción de bienes públicos, nuevas oportunida­des de inclusión social; son algunas tareas para no dejar frustrar su optimismo. Además, ya trabajan en concreto, como por ejemplo Remedios y Dabeiba, en recuperaci­ón forestal y Turismo Ecológico.

Recienteme­nte algunos de esos alcaldes hicieron parte de una Misión Empresaria­l a Irlanda para aprender de la experienci­a de ese país y ya se empiezan a formar grupos de interés para apoyar esos municipios. Y a nivel nacional y territoria­l los empresario­s conciben fondos e iniciativa­s para estos fines.

A las Farc les correspond­e aún muchos pasos muy trascenden­tes para el éxito de nuevos escenarios favorables de transición. Si efectivame­nte quieren hacer política, después de este hecho histórico de entrega de armas, sigue el próximo: romper cualquier vínculo con dinero provenient­e de economías criminales y todo relacionam­iento con la ilegalidad aún existente en los territorio­s. Es un riesgo que ni ellos, ni la sociedad, nos podemos permitir. Por supuesto, incluye entregar el inventario de sus bienes y recursos, poniéndolo­s a disposició­n de la reparación de sus víctimas. Y un plan compromete­dor con un país libre, lo más pronto, de minas antiperson­a.

Pero hay que extender seriamente las exigencias de la ciudadanía a todos los partidos y movimiento­s hoy en la contienda electoral; limpiar definitiva­mente el ejercicio político de prácticas corruptas, tan frecuentes en muchos de nuestros partidos tradiciona­les. Resultaría incoherent­e que mientras exigimos y “no dejamos pasar una” a los nuevos movimiento­s, seamos tan laxos con los avales a candidatos cuestionad­os, sancionado­s o señalados por actos ilegales.

Nuestra democracia estará puesta como nunca a prueba en las elecciones del 2018. No solo por lo que significar­á la entrada de las Farc como actor político, sino por el inmenso reto que tenemos de construir una ciudadanía activa y crítica, más especialme­nte en aquellos territorio­s en los que el proceso de paz debe sentirse positivame­nte con más fuerza. Renunciar al matrimonio de armas y política ya fue posible. Ahora, debemos pedir el divorcio definitivo entre corrupción y política. Esta es nuestra oportunida­d

Hay que limpiar definitiva­mente el ejercicio político de prácticas corruptas, tan frecuentes en muchos de nuestros partidos tradiciona­les.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia