TERCERMUNDISMO MENTAL
La valentía que está demostrando Macron en Francia “para enfrentarse a las simplificaciones y mentiras del populismo”, según el reputado analista del Finan- cial Times, Martín Wolf, contrasta con la del presidente Trump, que con sus actitudes extravagantes “podría estar socavando el liderazgo de los Estados Unidos, como evento potencialmente devastador”. Macron, aprovechando los errores del estrafalario presidente gringo, hoy desprestigiado en su imagen en 36 de los 38 países encuestados –con excepción de Rusia e Israel– ¿podría seducir con su ejemplo y juventud a un mundo occidental que está percibiendo los estragos del populismo?
Macron empezó marcando diferencias con sus antecesores. Los últimos gobiernos franceses han sido marcadamente desacertados. Mark Thompson, destacado periodista inglés del New
York Times, en su obra “Sin palabras”, hace un afortunado resumen de los últimos mandatarios de Francia. De aquellos que se resguardaron en “cautivante retórica”, creyendo que con ella iban a mantener el sueño de grandeza de lo que fue imperio. Por tantas defecciones de sus presidentes, por el cúmulo de frustraciones en sus esperanzas, es por lo que Macron tiene la oportunidad de recuperar el tiempo perdido y hacer un gobierno serio, refrescante y eficaz.
En Francia, dice Thompson, “el socialista y feroz anticomunista Mitterrand conservó la presidencia hasta 1995. Su reputación se resentiría en los años siguientes a medida que salía a relucir la magnitud de su cinismo y su falta de escrúpulo como operador político, por no hablar de algunos de sus interrogantes sobre su actividad en la Francia de Vichy, y la colusión de su gobierno en el genocidio de Ruanda. No tardó en abandonar su programa socialista cuando se encontró con los vientos económicos en contra…”.
Sucedió a Miterrand, sigue el análisis de Thompson, “un centrista conservador, Chirac, quien hizo campaña en reducir el gasto público y rebajar los impuestos… Sacó adelante pocas de las reformas que había prometido”. Adivinamos aquí cierta afinidad con el promeserismo incumplido del actual mandatario colombiano, coincidencia que pudo haberle pasado por alto el señor Macron en la reciente operación del besamanos colombo/francés, llevado a cabo en la Ciudad Luz... El sucesor de Chirac, Sarkozy, recuerda el periodista inglés, “prometió importantes reformas económicas y sociales… pero se echó hacia atrás y gobernó como sus predecesores…”.
Por toda esta historia recien- te de sueños malogrados y de fracasos, es por lo que Francia y Occidente esperan tanto de la juventud y entereza de Macron. Líder centrista, antipopulista, que rechaza por igual a la izquierda dogmática como al fascismo ultramontano. Y que intenta impulsar lo que llama la revolución de la decencia, para erradicar la corrupción, estigma de los gobiernos no solo autocráticos del mundo sino los del mismo sistema demoliberal.
¿Servirá la elección de Macron no solo para devolverle a Francia la responsabilidad y eficacia en sus gobiernos, sino para replicar en Latinoamérica –donde vegetan gobiernos de todos los pelambres– un liderazgo como estímulo refrescante para escoger mandatarios jóvenes y transparentes que releven la gerontocracia del poder y contrarresten a populistas, demagogos y clientelistas que andan como almas perdidas en este tercermundismo mental?