PUÑO Y LETRA
Y creíamos que WhatsApp, Facebook y Gmail acabarían con el género epistolar. Cuando estábamos a punto de aplicar los santos óleos a la noble práctica de escribir cartas, salieron los corruptos colombianos para redimirnos desde la médula del espíritu romántico: no hay mejor manera de idealizar a una persona que la escritura.
En una carta titulada “Padre, perdóname porque no supe lo que hice”, Luis Gustavo Moreno Rivera, exjefe anticorrupción de la Fiscalía, pidió perdón a sus allegados: “Hoy sé que a cualquiera de nosotros le puede pasar, lamento haberme reunido con el investigado Alejandro
Lyons, sin embargo, ante las autoridades explicaré las razones de este fatídico encuentro”. (¿Lo “lamentable” fue haberse reunido con Lyons o lo que hizo con él? ¿Peca de “superioridad moral” quien afirme que no es cierto que “a cualquiera le puede pasar”?).
Odebrecht le pagó 6,5 millones de dólares a Gabriel
García Morales para obtener la adjudicación del denominado tramo II de la Ruta del Sol. Después de que el fiscal
Néstor Humberto Martínez indicó que el dinero fue recibido por el exviceministro de Transporte del gobierno de
Álvaro Uribe, en Bluradio se dio a conocer la carta que el acusado dirigió a sus seres queridos: “Por este camino de equivocación, destruí una historia familiar de felicidad y entrega recíproca, una historia de amor, esfuerzo y esperanza y la convertí en una tragedia para todos dejando en medio de la desolación más profunda a aquellos de los que solo recibí apoyo y amor incondicional. A todos ellos les destrocé el corazón”.
Primero va el puño ( a lo público); después, la letra (en público). Pero no solo los corruptos del Estado han entendido la importancia de escribir, sea para obtener misericordia entre la opinión pública o para provocar algún efecto sobre la acción de la justicia: “Desde el mismo instante que pasaron los hechos de los cuales me desconozco a mí mismo, y hasta este momento, he esperado que se aclaren los hechos y que sea la verdad la que salga a la luz haciendo que la justicia prime sobre todo”, escribió Rafael Uribe Nogue
ra cuando fue dada a conocer su condena por el asesinato de Yuliana Samboní.
Al paso que vamos, estamos ad portas de una antología epistolar de personajes corruptos.
En una misiva dirigida al director del periódico Daily
Chronicle (con fecha de marzo 23 de 1898), el escritor Os
car Wilde sugería algunas “reformas imprescindibles en el sistema penitenciario inglés”. Su crítica más aguda estaba dirigida a la norma que restringía la escritura de cartas a los reclusos: “Una breve carta, cuatro veces al año, no basta para mantener vivos los afectos más tiernos y más humanos, que son los que en última instancia conservan la receptividad del carácter a las influencias nobles o hermosas que puedan reparar una vida desecha y arruinada”.
La frágil condición humana todo lo contempla. Todo. Por más ira que despierten las cartas corruptas, siempre será mejor la letra… aunque rara vez alivie el dolor del puño.
As bajo la manga: a los vecinos del infame deprimido de Los Balsos ¿ quién nos paga los perjuicios?