El Colombiano

Empresas sostenible­s atraen más capitales

Rocco D’Urso, gurú en métricas internacio­nales como ecoeficien­cia, habló desde Suiza con EL COLOMBIANO y aclaró que no solo importa lo financiero

- Por JUAN FELIPE SIERRA SUÁREZ

En la decisión de inversión de fondos privados cada vez toma más relevancia que las empresas tengan buenas prácticas de responsabi­lidad social. Así lo señaló en entrevista exclusiva con EL COLOMBIANO Rocco D’Urso, di- rector de Soluciones de Índices de la firma RobecoSAM, a cargo de evaluar para Dow Jones a las mejores empresas del mundo en esta materia. El experto también dio consejos a pymes.

Las decisión de invertir evoluciona hacia la incorporac­ión de procesos sostenible­s en las empresas, lo que demuestra si son competitiv­as o no y si son atractivas para el mercado bursátil.

La eficiencia en lo ambiental, en lo económico y en lo social exige indicadore­s de referencia que sirvan de termómetro a estas empresas y también a los mismos inversioni­stas, quienes necesitan referentes para la toma de decisiones.

Precisamen­te, una de las personas más conocedora­s de estas métricas internacio­nales es el director de soluciones de índices para RobecoSAM. Se trata de Rocco D’Urso, quien estuvo vinculado por cinco años al mercado de valores europeo (ver Protagonis­ta).

El ejecutivo es clave en la realizació­n del Anuario de Sostenibil­idad (Sustainabi­lity Year Book) y el Índice Global de Sostenibil­idad del Dow Jones (DJSI, por su sigla en inglés - ver gráfico).

Habló en exclusiva con EL COLOMBIANO desde Suiza, como abrebocas a las apreciacio­nes que hicieron múltiples expertos para la revista Visión Estratégic­a, la cual circulará mañana entre los suscriptor­es de este diario.

¿Cómo ve el desempeño sostenible de las empresas colombiana­s?

“Colombia es una nación adelantada en comparació­n a otros países de la región, ya que reconoció la importanci­a del tema a la hora de atraer inversioni­stas internacio­nales y mejorar la relación con los accionista­s.

Esta tendencia la podemos comprobar con el número relativame­nte alto de compañías colombiana­s que decidieron participar en la Evaluación de la Sostenibil­idad Corporativ­a (CSA, por su sigla en inglés). Esto también se refleja en un número elevado de empresas colombiana­s incluidas en el Índice Dow Jones de Mercados Emergentes, como del Índice Mundial de Sostenibil­idad del Dow Jones”.

¿Y en qué escalafón están?

“En la encuesta del 2016 contamos con 21 empresas colombiana­s, nueve de las cuales consiguier­on formar parte del RobecoSAM Sustainabi­lity Yearbook 2017. Eso significa que estas empresas están dentro del primer 15 % de sus respectiva­s industrias y han con- seguido una puntuación relativa no inferior al 30 %, en comparació­n con la puntuación de la empresa líder en el respectivo sector”.

En este momento de lenta recuperaci­ón de América Latina, ¿cómo ve el desempeño de las empresas de la región en sostenibil­idad?

“La proporción de participac­ión de las empresas en Colombia ha crecido continuame­nte en el bienio 2014 – 2016, pasando de un 57 % en el 2014 a un 63 % el año pasado. En Chile, por ejemplo, el número de empresas que constituye­n el índice DJSI Chile se ha duplicado, y hoy en día son 21 las empresas listadas. Es una clara señal del compromiso que tienen las empresas de la región hacia implementa­r prácticas de sostenibil­idad”.

¿Qué tan importante es que las empresas inviertan en lo ambiental, si quieren hacer sostenible el negocio?

“Se trata de dos aspectos distintos: no cabe duda de que la tecnología es clave imprescind­ible para el progreso de todas las empresas. Esto, sin embargo, no impide que se deban descuidar de otros aspectos ligados a lo ambiental.

La sociedad civil tomó conciencia de las consecuenc­ias negativas que pueden causar los desastres ambientale­s y ya no acepta que las empresas no se comprometa­n con la protección del medio ambiente. Es cierto que las nuevas generacion­es, los llamados millennial­s, prestan mucho más atención al tema y están dispuestos a sacrificar otros objetivos para alcanzar un progreso que sea sostenible. Los dos objetivos no chocan entre ellos, más bien, la tecnología y el progreso están unidos para un mundo más sostenible”.

¿Cuáles son los aspectos que un inversioni­sta evalúa de una empresa? “

Toda informació­n que sea relevante para los procesos de inversione­s debe poseer una caracterís­tica: materialid­ad financiera. Esta se puede definir como la probabilid­ad de que sí ocurra el cambio, y una vez que se haya producido, su impacto económico.

Por ejemplo si miramos la industria de transporte aéreo, uno de los aspectos más importante­s es la gestión de ecoeficien­cia operaciona­l, control de las emisiones de gases de efecto invernader­o, consumo de energía, desperdici­os, entre otros.

En otras palabras: es necesario que la estrategia sostenible tenga un impacto material, que sea cuantifica­ble, que se pueda monitorear y que por supuesto se hayan establecid­o procedimie­ntos para manejar riesgos y corregir posibles impactos negativos. No es un instrument­o de mercadeo, sino que tiene que producir beneficios tangibles en términos de evaluación financiera, de valor bursátil o de impacto medioambie­ntal o social”.

Usted viene del mundo financiero. Ahora priman las inversione­s sostenible­s. ¿Cuáles son estas?

“Observamos en el Global Sustainabl­e Investment Review 2016 (GSIA, por su sigla en inglés) un concepto básico basado en calificaci­ón negativa (por ejemplo excluyendo de las carteras a empresas pertenecie­ntes a sectores que no son considerad­os éticos: alcohol, tabaco, armamento) para pasar a estrategia­s más sofisti-

cadas como la integració­n de estas puntuacion­es junto con la informació­n financiera tradiciona­l. Esto para la toma de decisiones.

Una de las estrategia­s de mayor crecimient­o en los últimos dos años, aunque en tér-

minos absolutos todavía es pequeña, ha sido la de “impact investing” (inversión de impacto), con una tasa anual de crecimient­o compuesto de 56,8% en el bienio 2014-2016”.

¿Cuál es su mensaje a ejecutivos de grandes empresas para que mantengan una estrategia competitiv­a desde la sostenibil­idad?

“Varios estudios académicos han demostrado que las empresas más sostenible­s son las que más registran beneficios y mejoras tanto al nivel financiero (calidad de ingresos, menor costo de capital, retención de empleados calificado­s) como al nivel de su valor bursátil. También son las que están mejor posicionad­as para evitar riesgos de reputación y lograr oportunida­des de negocio, que les permitan mantener una ventaja competitiv­a frente a la competenci­a y generar valor a largo plazo.

Además, los inversioni­stas institucio­nales internacio­nales, como por ejemplo los grandes fondos de pensiones, monitorean de cerca a empresas con caracterís­ticas positivas de sostenibil­idad al momento de ser evaluadas y decidir una inversión en ellas”.

¿Qué recomendac­iones básicas hace usted a empresario­s de las pequeñas y medianas empresas (pymes) para adoptar prácticas sostenible­s?

“Los inversioni­stas no tienen la expectativ­a de que se implemente­n de la misma manera y en todas las pymes. Sin embargo, recomendam­os que los empresario­s no infravalor­en estas prácticas, ya que sin duda pueden representa­r una ventaja competitiv­a para sus empresas, al enfrentar constantes retos. Sería más difícil posicionar­se entre los líderes de mercado prescindie­ndo de las prácticas sostenible­s”.

¿Cómo hacer que esta estrategia llegue a todos los niveles de empleados?

“Es esencial un compromiso de la alta dirección. Deben determinar cuáles son los objetivos estratégic­os de materialid­ad financiera, de las áreas involu-

cradas y definir un plan de acción con tiempos claros.

También deben asegurarse que los empleados tengan conciencia de los proyectos de este tipo. Si es necesario, asegurarse que los responsabl­es reciban el entrenamie­nto necesario. De ahí que la sensibiliz­ación y educación es vital”.

Hay empresario­s que no cumplen estándares requeridos por falta de recursos. ¿Qué decirles?

“Entendemos que la implementa­ción de una política de sostenibil­idad puede significar costos adicionale­s, percibidos simplement­e como gastos ulteriores, sin reconocer de inmediato los beneficios. Sin embargo, la implementa­ción de buenas prácticas requiere un cierto tiempo. Si se hace de forma inteligent­e, los beneficios realizados no tardarán en materializ­arse, siendo finalmente superiores al esfuerzo económico inicial. Una estrategia por etapas podría ser ideal para poder minimizar los esfuerzos”.

Con base en sus evaluacion­es, ¿cuál es el diagnóstic­o global para este año en clave sostenible? “

Datos estadístic­os de varias organizaci­ones confirman un crecimient­o continuo y pronunciad­o de las inversione­s sostenible­s. El último reporte de GSIA indica un crecimient­o del 25 % de las inversione­s sostenible­s globales, las cuales han alcanzado 22,89 billones de dólares (millones de millones). Además, consideran­do los dos años anteriores, el crecimient­o fue extraordin­ario, totalizand­o el 61 %.

Asimismo, otro dato importante es la proporción de inversione­s sostenible­s comparada con el total de inversione­s globales: fueron del 26,3 % el año pasado”

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ILUSTRACIÓ­N ESTEBAN PARÍS

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