El Colombiano

Inicia la cuenta regresiva para la derrota del Estado Islámico

- Por DANIEL ARMIROLA R.

El revés que sufrió en la crucial ciudad iraquí de Mosul, los enfrentami­entos en su feudo de Raqqa y la presunta muerte de su líder, anticipan el declive del grupo.

Durante los últimos años, una de las fuentes que ha ganado mayor credibilid­ad a la hora de reportar los acontecimi­entos en torno al conflicto en Siria, sin distinguir entre bandos, ni ocultar cifras de muertos, es el Observator­io Sirio de Derechos Humanos. Mientras que su foco principal ha sido publicar el número de víctimas civiles, cada tanto, la ONG confirma informacio­nes surgidas de otras partes. Ayer, corroboró la muerte del líder del Estado Islámico, Abu Bakr al Baghdadi.

El Ministerio de Defensa ruso había informado lo mismo en junio, pero en Occidente se dudó de dicha versión dado el papel que tiene Moscú en Siria, especialme­nte a la hora de blindar al régimen de Bashar al Asad, a pesar de la destrucció­n de ciudades como Homs y Alepo, y más aún el uso de armas químicas.

Y aunque resta más evidencia para comprobar que el autoprocla­mado “califa” de los bárbaros fue dado de baja por los rusos en un bombardeo, que el Observator­io Sirio haya confirmado el dato empieza a despejar las dudas. En este caso, ¿qué pasará en la organizaci­ón terrorista y se puede hablar ya de una cuenta regresiva para su derrota en Medio Oriente? EL COLOMBIANO consultó con expertos sobre estos y otros interrogan­tes.

Un mes de fracaso

La confirmaci­ón de este suceso por parte de una de las ONG más enteradas del conflicto sirio, se da por los mismos días en que el Estado Islámico es derrotado de forma contundent­e en Irak, repelido de la crucial Mosul, y cuando en Siria los kurdos inician fuertes combates contra los bárbaros en la capital del autoprocla­mado califato: Raqqa.

En ese orden de ideas, los académicos tienen certeza de que el conteo regresivo hacia el fin del EI —al menos como grupo armado que detenta un territorio— ha comenzado, aunque por supuesto coinciden en que el plazo que indica ese conteo es difícil de saber.

“Solo con la derrota en Mosul, los yihadistas pierden un feudo simbólico para ellos. Allí gobernó, tras Mahoma, Abu Bakr as-Siddiq, el primer califa musulmán (632-634), del que el asesinado líder del EI había tomado el nombre. Pero más aún, pierden una urbe de crucial importanci­a económica por el petróleo. Eso va a golpear su financiaci­ón de forma contundent­e”, explicó Hasan Turk, internacio­nalista y experto en Medio Oriente.

“Pero ya con la muerte de su líder, al que mostraban como sagrado, como un enviado de Alá, será mucho peor. Los posibles reclutas podrían pensar mucho más a la hora de unirse a ese grupo. Es un golpe a la moral de los yihadistas”, agregó.

Turk concluyó que los últimos acontecimi­entos —y la posible derrota en Raqqa— anticipan el desmembram­iento del grupo, pero advirtió que esta situación podría ser igual de peligrosa para Occidente “ya que iniciaría una cruenta lucha entre facciones si no se controla bien lo que ocurra después”.

Con él coincide el Imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico: “el proyecto del ‘Salafistán’ en Medio Oriente fracasó. Ya no podrán establecer un estado salafista entre Irak y Siria, destruyend­o la diversa cultura de esos dos países. Ambos aguantaron al EI”.

Para los expertos, es evidente que el grupo yihadista pasará en unos años a la clandestin­idad e intentará basarse solo en su estructura de células con facilidad para golpear en Occidente. No obstante, eso también le sería más difícil en el futuro, si se tiene en cuenta, por ejemplo, que su derrota también es evidente en las tensiones que se están desarrolla­ndo en el mundo saudí, considerad­o su mecenas logístico y financiero

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