El Colombiano

¿TRUMP ACABARÁ CON EL BUM DEL BOURBON?

- Por FRED MINNICK redaccion@elcolombia­no.com.co

Si el presidente Trump cumple con su amenaza de imponer aranceles a las importacio­nes de acero, espera ver una respuesta inmediata de la Unión Europea -incluyendo los aranceles de represalia al bourbon-.

Esto puede parecer una opción extrañamen­te desproporc­ionada. Todo el mundo necesita acero; en cambio bourbon, es solo un capricho de moda y un buen pilar de los muchachos de los viejos tiempos, ¿verdad?

De hecho, un arancel punitivo sobre el bourbon y otros whiskies americanos sería a la vez un golpe simbólico y sustantivo. En caso de que los dominós arancelari­os caigan, será un estudio de la miopía de una política comercial de supuestame­nte “América primero” que, al final, perjudica más a los estadounid­enses.

La intención de Trump de perseguir mejores acuerdos comerciale­s para el pueblo estadounid­ense es meritoria, y hecho bien podría añadir puestos de trabajo a algunas de las industrias que sufren desde hace mucho tiempo en Estados Unidos. Pero muy pocas industrias son realmente domésticas, sin intereses en el extranjero, y cuando el libre comercio sufre, ellas también sufrirán.

¿Pero por qué el bourbon? Los oficiales comerciale­s no son tontos; cuando actúan en retaliació­n, golpean donde duele. En 2009, Washington impuso un arancel del 300 por ciento sobre el queso Roquefort para obligar a Bruselas a levantar la prohibició­n de la carne de vacuno estadouni- dense. El queso Roquefort puede no ser una industria europea estratégic­a, pero es el alma de muchas aldeas francesas, y el arancel fue una de las razones por las que el sindicato alivió la prohibició­n.

Gracias a los mil millones de dólares en licores que Estados Unidos exporta, en los próximos seis años las destilería­s de Kentucky invertirán más de mil millones de dólares en expansione­s y nuevas instalacio­nes.

En la zona rural de Lynchburg, Tennessee, la destilería Jack Daniel está pasando por una expansión de 140 millones de dólares, hecha posible en parte por su explosivo crecimient­o en el extranjero, donde vende el 65 por ciento de su producción. Sobra decir que un arancel de represalia sobre el whisky pondría en peligro esos planes y los muchos empleos de Lynchburg que dependen de ellos.

Una amenaza de guerra comercial no es la única preocupaci­ón de la industria. La decisión de Trump, a principios de su mandato, de retirarse de la Alianza Transpacíf­ica (TPP por sus siglas en inglés), y su aversión a los pactos comerciale­s en general, socava las estrategia­s de crecimient­o a largo plazo de muchos exportador­es estadounid­enses, que dependen en gran medida de los mercados extranjero­s que se sienten atraídos al “Hecho en América”.

No se trata solo de aranceles. Cuando usted está vendiendo a “América” en el extranjero, necesita acuerdos efectivos para asegurarse de que nadie más está copiando la marca. Pero sin acuerdos comerciale­s, otros países son libres de vender sus propias versiones de productos americanos. Al igual que la champaña y el coñac, la protección del nombre de bourbon depende en gran medida de acuerdos comerciale­s que establecen normas y definicion­es; sin ellos, los destilador­es extranjero­s están segurament­e ten- tados a marcar cualquier botella como “bourbon”. Los acuerdos comerciale­s también crean estructura­s para combatir la falsificac­ión.

El negocio del licor es una parte relativame­nte pequeña de la economía americana. Pero el whisky tiene un gran papel como exportació­n insignia, un símbolo de “América” en el extranjero. Y sus problemas no son únicos: los mismos retos a los que se enfrenta el whisky bajo una política comercial de “Estados Unidos primero” serán visitados por innumerabl­es industrias lideradas por las exportacio­nes, precisamen­te los tipos de negocios que buscan que Washington despeje el camino para un papel más sólido en la economía global.

Es difícil discutir con Trump cuando dice que quiere una política comercial que genere más empleos, mejores salarios y un terreno de juego justo en el extranjero. Pero amenazar con aranceles y salirse de los acuerdos comerciale­s puede rápidament­e tener un efecto boomerang, perjudican­do a los sectores de la economía que él está tratando de proteger -incluso uno tan esencialme­nte americano como el bourbon

El whisky tiene un gran papel como exportació­n insignia, un símbolo de “América” en el extranjero.

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