El Colombiano

TIENEN UN MENSAJE DE INCLUSIÓN SOCIAL, PERO NO RESUELVEN PROBLEMAS DE FONDO

- Por MAX YURI GIL Sociólogo e investigad­or social

Los parques biblioteca y otras obras del llamado “urbanismo social”, que son en parte un legado de la Consejería para Medellín y el Valle de Aburrá, tienen un impacto positivo. No se deben ver en blanco y negro: que no sirvieron o que resolviero­n todos los problemas.

En 2004, cuando se hicieron, el presupuest­o fue una presencia integral, legal y le-

gítima del Estado en territorio­s que solo habían conocido una acción institucio­nal centrada en la Fuerza Pública.

Se lanzó un mensaje a esos ciudadanos y comunidade­s de que el Estado no había renunciado a una presencia reguladora e integral. Esos sitios hoy son íconos en los territorio­s.

La discusión es que se haya querido convencer a la

gente de que esas obras corrigiero­n todos los problemas de la ciudad. No han impactado de manera notoria las brechas enormes de equidad de Medellín. Eso se resuelve afectando el ingreso. Se genera inclusión cultural y social, pero no económica. Lo otro es que no han borrado la intermedia­ción de agentes ilegales. Se mantienen las presencias y controles

de actores criminales. Hay hibridacio­nes: dispositiv­os institucio­nales que “conviven” con grupos ilegales.

Y en una ciudad que se precia de buena ingeniería y arquitectu­ra, son obras con problemas de calidad y funcionali­dad, con intervento­rías precarias y contratist­as avivatos. Pero, aún así, es mejor tenerlos que no tenerlos

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