Viaje a tres décadas de conservar el patrimonio
La Fundación Ferrocarril llega a su cumpleaños 31 y sigue haciendo historia en Medellín y Antioquia.
La exigencia de construir un centro administrativo a principios de los años ochenta, para que la Alcaldía, la Gobernación y los juzgados (Palacio de Justicia) ocuparan un mismo espacio, llevó a la demolición parcial de la Estación Medellín del Ferrocarril.
Para entonces, un joven arquitecto que recién llegaba de estudiar en el exterior, se percató de la intervención y, unido con un grupo de colegas de la Sociedad Antioqueña de Arquitectos e Ingenieros, SAI, logró parar la demolición e iniciar un proceso de conservación.
El arquitecto concretó una cita entre el subdirector cultural del Banco de la República, Darío Jaramillo, y el gobernador de Antioquia de la época, Alberto Vásquez Restrepo, para tratar el tema.
De aquella reunión, se gestó el proyecto de una entidad privada y sin ánimo de lucro, encargada de proteger y restaurar el patrimonio de la ciudad. En honor a su primera obra, la fundación llevaría el nombre de Ferrocarril de Antioquia.
Ese arquitecto es Álvaro Sierra, exdirector de esta Fundación que durante 30 años ha acompañado el proceso de crecimiento de la institución junto con arquitectos y obreros que, asegura, han llevado a la excelencia el trabajo de la Fundación durante los años y en cada obra.
La institución ostenta diez premios, gracias a la labor cumplida, de la cual se destaca el Premio Nacional a Organizaciones Culturales de Excelencia del Ministerio de Cultura.
Gracias a la locura y el romanticismo de este arquitecto y su equipo, Medellín y Antioquia tienen memoria para recordar, pues, como dice el lema de la institución “No hay futuro sin pasado”