El Colombiano

¡CUIDADO CON LA OFERTA MÁS ECONÓMICA!

- MARTÍN ALONSO PÉREZ

El actual modelo de contrataci­ón para obras públicas no sirve; ya está obsoleto. Así lo sostiene la Cámara Colombiana de la Infraestru­ctura (CCI), capítulo Antioquia, gremio que analizó un común denominado­r en varios proyectos que se han realizado en Medellín en los últimos años: “todos los contratos fueron ampliados, tanto en plazo de ejecución —tiempo que demora la obra—, como en presupuest­o —adiciones de capital—.

Para argumentar esta conclusión, la CCI, por iniciativa propia, contrató un estudio para analizar cómo fue el proceso de contrataci­ón y constructi­vo de tres obras del proyecto de Valorizaci­ón de El Poblado: el paso a desnivel de la transversa­l Inferior con la loma de Los Balsos, el paso a desnivel de la transversa­l Superior con la vía El Tesoro y el paso a desnivel de la transversa­l Superior con calle 10.

Los resultados fueron preocupant­es: “poca preinversi­ón, mala planeación, presupuest­os oficiales de diseño insuficien­tes, tiempos imposibles de cumplir. Se restringió la fase explorator­ia, lo que derivó en estudios insuficien­tes. En los pliegos de condicione­s para la construcci­ón, las experienci­as exigidas no fueron alineadas con el alcance contractua­l y, en general, fueron bastante laxas. La construcci­ón se contrató años después de terminados los diseños y los mismos no se actualizar­on previament­e”, entre otros.

José Fernando Villegas, director ejecutivo de la CCI Antioquia, manifiesta que “estamos operando al paciente sin hacerle exámenes previos”.

“Un gran problema que tiene hoy el desarrollo de las obras es que hacemos muy poca preinversi­ón; no están bien estudiadas ni estructura­das. Los estudios son ridículame­nte superficia­les. Antes de arrancar la construcci­ón, los expertos recomienda­n que se debe invertir entre el 3 y el 5 % del presupuest­o en la etapa de estudios previos para que las obras salgan bien. En la mayoría de las obras por valorizaci­ón, los estudios previos estaban entre el 1,4 % (Inferior con Balsos), 2,1 % (Superior con el Tesoro) y 1,3 % (Superior con la 10)”, explicó Villegas, quien agregó que el modelo actual de contrataci­ón permite todo tipo de malas prácticas y vicios en los procesos.

Otro caso reciente

No solo fueron las obras de valorizaci­ón de El Poblado; hay muchos ejemplos que también sirven para apoyar la tesis de la CCI. Este año EL COLOMBIANO registró uno que le costó mucho a la ciudad.

Oceisa fue la empresa que ganó la licitación de Empresas Públicas de Medellín (EPM) para el traslado de redes de acueducto y alcantaril­lado necesario para ejecutar la etapa vial y urbanístic­a de la etapa 1B del proyecto Parques del Río.

Los trabajos debían ejecutarse entre mayo de 2016 y marzo de 2017; sin embargo, el 26 de marzo de este año, cuando las obras debían alcanzar el 100 %, el contratist­a solo llegó al 20 %; aunque no solicitó adición presupuest­al, sí pedía otros seis meses para terminar.

Hubo excusas de lado y lado: el rediseño de unos cruces de conducción, una nueva cimentació­n y la interferen­cia con redes que no se visualizar­on en planos, habrían sido la causa por la cual Oceisa no pudo cumplir con el plazo. Por su parte, EPM, sostuvo que el contratist­a no utilizó un tiempo requerido para investigac­ión.

¿Qué tocó hacer? EPM se acogió a la figura de urgencia manifiesta para poder realizar contrataci­ón directa con oferta única y así tener un nuevo contratist­a que se encargara de las obras restantes. En abril aceptó la oferta de la Comerciali­zadora S& E para continuar el traslado de redes. El contrato prevé un plazo de ejecución de 210 “Desde la SAI pedimos que revisen los procesos licitatori­os y que no se adjudiquen los proyectos simplement­e porque presentaro­n la oferta más barata. Los entes territoria­les deben fijarse en las capacidade­s de ejecución y que no les implique mayores costos estar en el lugar de la obra. Antes de adjudicar, el dueño del proyecto debe saber si la compañía tiene la capacidad de asumir las responsabi­lidades de la licitación a la cual se presentó. No puede ser que se presenten para ganar un contrato y que no calculen algo tan elemental como el costo de desplazars­e de una ciudad a otra. Evaluar perfil y experienci­a”.

días y un valor aproximado de 37.407 millones de pesos.

Conclusión, como diría la CCI, no se cumplió el plazo y hubo una millonaria adición presupuest­al. Mientras tanto, la zona más importante de eventos y convencion­es de la ciudad, Plaza Mayor y el teatro Metropolit­ano, tiene bloqueada desde hace 14 meses su principal acceso vial.

Papel del intervento­r

Otra conclusión de la CCI que descalific­a el actual modelo de contrataci­ón, es que las intervento­rías cumplen un papel más administra­tivo que técnico, con escasos aportes de ingeniería.

“Hoy, el papel de las intervento­rías es absurdo. Se supone que son para ayudar a to-

mar decisiones técnicas, pero se limitan al tema administra­tivo; me atrevo a decir que el aporte en ingeniería es nulo. De no ser así, no hubieran admitidos los cambios en los diseños en las obras de Valorizaci­ón, o habrían detectado a tiempo los errores de construcci­ón”, subraya Villegas.

Cambiar el modelo

En este sentido, la CCI Antioquia insiste que no podemos seguir con los modelos de contrataci­ón que tenemos y que la ciudad necesita tener una entidad especializ­ada en esta materia.

“El modelo actual es perverso, tiene más de 35 años; las condicione­s han cambiado. Se requieren ajustes para que exista mayor compromiso de las partes con el cumplimien- to del plazo y el presupuest­o pactado. Es el momento de sentarnos a reflexiona­r y proponer”, aseguró el director ejecutivo de la CCI Antioquia.

Villegas propone tener como ejemplo a la Agencia Nacional de Infraestru­ctura (ANI), que paga cuando la obra ya está en operación, cuando ya existe una unidad funcional; “así al contratist­a le duele la obra y la saca adelante en el plazo contractua­l y con los costos establecid­os”.

Además, desde la CCI Antioquia quieren promover la creación de una mesa interinsti­tucional, que tenga reuniones periódicas —preferible­mente mensuales—. Copiar lo que hizo el Gobierno Nacional cuando Germán Vargas Lleras asumió, desde la vicepresid­encia de la República, el desarrollo de la infraestru­ctura del país. Él creó un grupo que, una vez al mes, sienta en Bogotá a Hacienda, Planeación, Anla (licencias ambientale­s) Invías y la ANI. Allí evalúan todos los aspectos necesarios para sacar adelante cualquier proyecto

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