Las capitales de la moda en el mundo
París, Londres, Nueva York y Milán marcan pauta por su historia. Una mirada a su legado.
No todos eran parisinos, pero querían verse como si lo fueran. Viajaron los kilómetros que los separaban de sus países y se encontraron en el Pavillon de l’Élégance en el París de 1900 para ver a Sarah Ber
nhardt, actriz de cine y teatro de la época, vestir creaciones de firmas como Worth y Doucet.
“Para quienes ofrecen sacrificios ante el altar de la gracia, el resplandor, el empaque y la belleza, París ha sido, es y continuará siendo el único destino de sus peregrinaciones”. Así se lee en una reseña periodística de 1900, sobre la Exposición Universal en París, que registra el libro Moda, el siglo de los diseña
dores, de Charlote Seeling. Es un abrebocas para entender cómo esta metrópoli se configuró como capital de la moda. Para el docente de diseño de vestuario de la Universidad Pontificia Bolivariana, William Cruz
Bermeo, ella “empezó a configurar un sistema moda en el sentido moderno del término desde el siglo XVIII”. De allí nacieron frases registradas como Alta costura o Haute Couture.
La Ciudad Luz no fue la única que tuvo protagonismo. Nueva York aprovechó la coyuntura de la incomunicación de París con el resto del mundo tras la invasión alemana en los años 40 y comenzó a ver a sus creadores. “Fue un llamado a creer en el talento americano y la producción neoyorquina de la séptima avenida para asumir su moda y hablar de un estilo distinto que sentó las bases del estilo americano”, explicó Cruz.
En ese orden hay que darle protagonismo a Londres, cuyo auge explotó en la década del 70 como resultado de un movimiento cultural fuerte. “Londres le dio una importancia a los jóvenes y a sus creaciones para que se conviertan en lo que hoy por hoy es la movida londinense. Compite con Francia”.
En Italia se generó un conflicto interno entre Florencia, Roma y Milán. Fue un proceso que se dio en la postguerra cuando los italianos comprendieron que con la moda el mundo podía fijar los ojos hacia ellos. “Hay un momento en el que la industria de moda italiana se pone de acuerdo. Cada ciudad expone sus capacidades y entienden qué tienen para ofrecer”, cuenta el docente de diseño. Milán termina siendo capital sin demeritar el talento de las otras ciudades y viendo a Italia como un nodo de creación.
Las más importantes
Las cuatro son las capitales de la moda porque son las que tienen la mayor visibilidad y el ecosistema comercial las mantiene allí. “Estas ciudades han invertido, con unas alianzas público privadas, para impulsar un sector estratégico. Tienen las marcas más importantes y los sistemas de información. Y la moda se constituye en una industria importante económicamente y con buena reputación”, señala
subdirectora de interculturalidad de la Colegiatura y socia del Fashion Group.
Ciudades emergentes
El calendario pone en su orden a Nueva York, Londres, Milán y París como las ciudades a visitar en sus respectivas semanas, que cada se dividen de acuerdo a las estaciones y propuestas.
Hay otras que son importantes y no hay que dejar de lado como las orientales Seúl, Tokio y Shanghái; San Petersburgo y Moscú en Rusia, Sao Paulo en Brasil, Barcelona en España y Los Ángeles en Estados Unidos.
En esta lista no aparece Medellín, ni ninguna ciudad colombiana. Betancur cree que el interés de esta urbe no es ser una capital de la moda, “más bien podría pensarse como un referente para la industria”.
La ciudad se ha destacado en la confección y el diseño de ropa interior, de verano, playa y prendas de control. “En vestidos de baño hemos logrado un producto con un gran valor agregado en diseño, confección y telas de óptima calidad”, cuenta Luz Mercedes Mejía, directora del Clúster Textil, Confección y Moda. Un ejemplo es que la marca paisa Maaji hizo una alianza con Seafolly, que incluye a Louis Vuitton.
Además es referente, precisa Mejía, en fajas, tanto cosméticas como posquirúrgicas. “Estas y los vestidos de baño ocuparon el primer renglón de exportación los últimos cuatro años, partiendo desde Medellín”.
Así que si bien no es una capital fashion, Betancur considera que la Ciudad de la Eterna Primavera debe encontrar la real identidad en el mundo de la moda para ser más relevantes.
Cruz Bermeo considera que es importante que las escuelas formen a sus diseñadores “en una consciencia sistémica, que comprendan la importancia y la dimensión del trabajo colectivo más allá de las pasiones personales. Deben comprender la dimensión de la imagen, del negocio, del sistema productivo”.
Eso es una búsqueda.