El cerebro de los bebés se afecta si la madre bebe alcohol
El consumo de alcohol durante el embarazo produce malformaciones y alteraciones graves en el recién nacido. De hecho, existe un nombre para ellas: desórdenes del espectro alcohólico fetal (FASD, por sus siglas en inglés).
A pesar de ser fácilmente evitable, los FASD –que incluyen un amplio abanico de anomalías físicas, cognitivas y comportamentales que se prolongan durante la vida adulta– siguen siendo la causa de la mayoría de los trastornos del neurodesarrollo, afectando entre un 2 y un 5 % de la población de Europa occidental.
Por ello, un grupo de investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) estudia qué sucede cuando el consumo de alcohol durante el embarazo no se da de forma continuada, sino que sigue un patrón esporádico y de tipo excesivo.
Según sus resultados, un episodio de una botella a la semana durante la gestación es suficiente para causar importantes alteraciones en el comportamiento de la descendencia que se prolongan hasta la edad adulta.
“Nuestro estudio revela alteraciones en las neuronas cerebrales que se traducen en graves anomalías en el comportamiento de la descendencia”, comenta Olga Valverde, líder del estudio realizado en ratón. “Sin embargo, no aparecen malformaciones ni cambios en el peso corporal de la descendencia, así que el trastorno es invisible en el momento del nacimiento”.
Este desequilibrio hace que el sistema inmunitario ataque a la mielina, una capa celular que rodea al nervio y que facilita que los impulsos eléctricos se transmitan de manera eficiente a lo largo de las neuronas y por tanto, que se transmita el mensaje nervioso.
Los cambios en el sistema inmunitario persistirán hasta la edad adulta, “afectando el aprendizaje, la memoria y el comportamiento”, concluye Valverde