CHINA SE REUBICA EN EUROPA
China se había instalado financieramente en Londres como el centro ideal para sus negocios con Europa, hasta que los ingleses decidieron poner fin a su alianza con la Unión y le dieron un mandato a sus autoridades para iniciar una lenta y eficiente retirada.
Brexit no solo afecta a Gran Bretaña y a sus empresas sino a todos aquellos con relaciones más o menos estrechas y activas con la Europa de los 28. Ello está llevando a un enorme conjunto de países del mundo, a su banca, a sus empresas y a sus instituciones, a redefinir su relación con el Viejo Continente, comenzando por conseguir una nueva sede desde la cual interactuar económica y financieramente con Bruselas, la capital de la Unión, así como con cada uno de los Estados miembros.
El tema tributario es clave, igualmente, por lo que resulta mejor no equivocarse la vital selección del lugar donde instalar el corazón de los negocios. China no es la excepción. El principal socio comercial de ese país por fuera de sus fronteras es el conjunto de países de la Unión y, China, por su lado, se ha convertido para los europeos en su segundo aliado después de los Estados Unidos, a raíz de un crecimiento vertiginoso del comercio entre ambas regiones. Los intercambios entre ambos alcanzaron para fines de 2016 la friolera de 1 billón de dólares diarios.
Tan significativo como ello es que Europa concentra el 60 % de las inversiones foráneas del gigante de Asia. Por todo lo anterior, por la magnitud de los negocios que se concretan entre Europa y China, está siendo necesario para las empresas afinar la puntería para lograr varias co- sas al mismo tiempo a la hora poner en marcha una mudanza: eficiencia, competitividad, idioma de los negocios y régimen tributario, entre otros.
Desde el punto de vista gubernamental hay dos elementos a considerar, íntimamente ligados entre ellos: uno es el menor riesgo y otro la posibilidad de mantener la expansión de las actividades. Un reciente trabajo de The
Economist señalaba que cuatro ciudades, en primera instancia, llevaban las de ganar en esta etapa de búsqueda de un destino para la reubicación de los cuarteles generales de las grandes empresas chinas en Europa, si se tomaban en consideración todos los elementos anteriores. Ellas son Dublín, Frankfurt, Luxemburgo y París.
Pero en el caso chino, los destinos geográficos de las empresas tienen un componente oficial que resulta ser determinante. El caso es que cada uno de los gobiernos de la Unión desearía interesar la mirada de los chinos en este particular y por ello se han iniciado acercamientos empresariales y oficiales desde cuatro de los pesos pesados europeos de manera de poner de relieve las bondades de una migración hacia sus territorios.
Alemania y Francia parecieran estar ganando la batalla ya que ambas ofrecen uno de los elementos más preciados para el gobierno en Pekín que es la estabilidad para poder desarrollar dentro de ambos países y, desde ellos, sus estrategias expansivas.
Así, pues, el divorcio de Reino Unido de sus socios europeos ha llenado a China de incertidumbres que debe resolver más temprano que tarde dada la talla de sus operaciones europeas y de la velocidad de crecimiento que han conseguido imprimirle. La sede de sus negocios es solo una de ellas
Un reciente trabajo de The Economist señala que cuatro ciudades llevan las de ganar en esta etapa de búsqueda para reubicar los cuarteles de las grandes empresas chinas: Dublín, Frankfurt, Luxemburgo y París.