El Colombiano

UN PASO DE MUCHOS METROS

- Por JUAN PABLO PINEDA ARTEAGA Universida­d Pontificia Bolivarian­a Facultad de Com. Social, 8° semestre pinedajpp1­3@gmail.com

Una mañana de días pasados, mientras veía a mis perros correr por el parque, escuchaba en la radio una alocución del presidente en la que, con la presencia de alcaldes de municipios del departamen­to de Meta, hablaba sobre el final de un conflicto largo, la culminació­n de un acto de guerra prolongado en un país que ha visto correr casi tanta sangre como agua hay en su territorio. Y seguro es que en Colombia hay mucha agua.

Las palabras del mandatario, aunadas a los actos (físicos y simbólicos) que ocurrieron ese día, instaban a los colombiano­s a recordar que “no somos un pueblo enfrentado entre sí”, a tener presente que los habitantes de este país poseemos una nueva oportunida­d de construir un país sin olor a plomo, en el que la única pólvora que estalle sea la colorida de las fiestas, y la tranquilid­ad sobresalga ante el miedo enconado por décadas.

Yo veía a mis perros correr tranquilos por el prado, y pensaba que las tierras de este país podrían ahora ver nuevos pies sobre ellas, ver flores creciendo, ríos corriendo, animales pastando, niños jugando a ser niños, y adultos trabajando por el futuro. También pensaba que la frescura de mis mascotas esa mañana podría ser una alegoría a las futuras sonrisas nacionales, a la calma en campos y ciudades.

Seguro es que la entrega de fusiles de las Farc no es la última pieza de lego en el arma- toste colombiano que deviene. Sin embargo, sí puedo creer que es la puerta abierta a un lugar diferente; como si los 50 años pasado fueran un polvo que nos enferma, y hubiéramos ahora conseguido una escoba que puede barrer con corrección ese mugre. 7132 armas menos parecen pocas, pero en cuestión de cifras, quizá signifique­n millones de males menos para este país.

Esa mañana pensé: “¡Ca- ramba!, ya no existen las Farc. Pese a todo lo que se pueda hablar del Proceso, pese a existir compromiso­s que nos harán darle alguna gabela a los miembros de ese grupo, se desmanteló a una guerrilla que ha existido mucho antes de que la nueva generación de este país hubiera nacido. Pese a cualquier cosa, podemos decir que no existen más las Farc. Y aunque el camino será largo, me parece que ese es un paso de muchos metros”

Ya no existen las Farc, a mí me parece que ese es un paso de muchos metros.

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