El Colombiano

“Soto” pidió perdón y pagará 9 años

Uno de los principale­s cabecillas de “la Oficina” fue condenado, tras aceptar la culpa por tres delitos.

- Por NELSON MATTA COLORADO

Frente al estrado judicial, Carlos Mauricio Soto Isaza, alias “Soto”, le pidió perdón a su familia y a la ciudad de Medellín por los crímenes cometidos, que hoy lo tienen pagando una sentencia de nueve años de cárcel.

La decisión fue tomada por el Juzgado Cuarto Penal del Circuito Especializ­ado de Medellín, tras avalar un preacuerdo entre la Fiscalía y el procesado, quien aceptó los cargos de concierto para delinquir agravado, desplazami­ento forzado y falsedad material de documento público.

Fuentes policiales recordaron que el poder de “Soto” comenzó a notarse en el Valle de Aburrá desde 2013. En aquel entonces hubo un reacomodo en la “Odín Picacho” (Organizaci­ón Delincuenc­ial Integrada al Nar- cotráfico), una confederac­ión de bandas que delinquen en las comunas 5, 6 y 10 de Medellín.

El líder de esa facción era el paramilita­r desmoviliz­ado Ferney Moreno López, alias “el Montañero”, quien fue desapareci­do - y al parecer ejecutado- por su misma gente el 10 de septiembre de 2013.

El mando sobre la “Odín Picacho” y las más de 30 bandas asociadas lo asumió “Soto”, lo que también le valió un lugar en la cúpula de la quinta generación de “la Oficina”, la estructura mafiosa que regula la criminalid­ad organizada en el Valle de Aburrá.

Estableció una alianza con otros cabecillas del área metropolit­ana, como alias “Tom”, de la “Odín los Chatas”, y “Diego Chamizo”, de la “Odín Caicedo”, lo que le permitió expandir sus tentáculos hasta el corregimie­nto San Cristóbal de Medellín y los barrios París, La Maruchenga y Nuevo Jerusalén de Bello.

También se consolidar­on, de acuerdo con el expediente judicial, sus redes en el centro de la capital antioqueña, donde patrocinó varios de los grupos conocidos como “Convivir”, dedicados a la extorsión y la vigilancia ilegal.

Pese a esta acumulació­n paulatina de poder, “Soto” se había mantenido a la sombra y sin padecer ninguna operación en contra de su banda por parte de la Fuerza Pública.

Su persecució­n cobró relevancia para los organismos de seguridad cuando el gobierno de Estados Unidos comenzó a sancionar con la Lista Clinton a sus socios “Tom”, “Diego Chamizo” y otros cabecillas de “la Oficina” (2014-2015).

Y la cacería se agudizó en enero de 2017, cuando el alcalde Federico Gutiérrez, en plena cumbre de generales de la Policía Nacional en Medellín, le pidió al director de esa institució­n, general Jorge Nieto, que le diera prioridad a las capturas de “Tom” y “Soto”.

La detención se concretó el pasado 22 de marzo, cuando la Dijín allanó una residencia en el barrio La Colina.

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