El Colombiano

AMIGOS LEALTADES Y PRINCIPIOS

- Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA rtamayo@une.net.co

Hace años conocí a Antonio, un joven diputado a la Asamblea Departamen­tal de Antioquia, un convencido de su conservati­smo. Había empezado siguiendo a los jefes conservado­res Jota Emilio Valderrama y Luis Guillermo Arango Múnera

viajando los fines de semana por pueblos y veredas, sin aspirar a altas posiciones del partido o la política. Algo que el ingeniero Luis Guillermo Arango

Múnera llamaba: “política romántico talegona”. Cantando canciones con su tiple y con dos tragos de aguardient­e cautivaba campesinos y votos, hasta que tuvo que aspirar a concejal municipal, para poder ser delegado a la Convención del Partido y de allí salió elegido diputado de Antioquia.

Entre sus compañeros de trabajo político encontró un gran colaborado­r, inteligent­e y despierto que tenía una pequeña industria de aliños caseros. Luis Carlos resultó de gran ayuda en la diputación de Antonio, pues tomaba nota de todas las intrigas que le hacían al diputado, para cumplirles luego ante las distintas instancias del gobierno. Pero Luis Carlos se aprovechó de la amistad con Antonio y de los resultados electorale­s para financiar su pequeña industria de aliños. En una tarde de euforia política, Luis Carlos le propuso a su amigo, diputado, que le financiara unas máquinas para su empresa y que él le aseguraba el valor prestado, con facturas de ventas a nombre de Antonio. Así se hizo y Antonio se endeudó en un banco para pagar las máquinas, confiando en la amistad, lealtad y principios de su amigo y compañero.

Lo malo fue que cuando Antonio empezó a cobrar las facturas, encontró que Luis Carlos ya las había cobrado, (por doble facturació­n) haciendo quedar mal al diputado como falso acreedor. Total, Antonio pagó el préstamo al banco por las máquinas y Luis Carlos creció su industria pero perdió la amistad de Antonio y la credibilid­ad de la gente.

Me acordaba de esta historia de traiciones y deslealtad­es, cuando miro las actuacione­s del doctor José Galat, rector de la Universida­d Gran Colombia, en el Canal Televida, con su amigo Diego Arango.

Fue en realidad, el periodista Diego Arango el de la idea de crear un canal de televisión sin ánimo de lucro para Bogotá, para difundir noticias de orientació­n cristiana y defender la Iglesia Católica. Con la ayuda de Galat, se logró la señal 45 UNF, pero fue Diego el que logró la cobertura nacional e internacio­nal, subiéndola al satélite y con su trabajo periodísti­co y entrega, logró el prestigio y audiencia de Televida.

Cuando llegó el cardenal Bergoglio al pontificad­o, como Papa Francisco, empezaron los ataques de Galat a los sacerdotes católicos, siguió con obispos y cardenales y además sacó de la emisora a su fundador, Diego Arango.

Ahora se ha dedicado a perseguir al Santo Padre, acusándolo de ser el Anticristo comunista y no sé cuántas cosas más, contradici­endo la verdadera misión del canal que era la de difundir y orientar a los católicos y defender las doctrinas sociales de la Iglesia.

El Santo Padre Francisco es el jefe de la Iglesia y es el representa­nte de Cristo. Nosotros obedecemos.

Fuera de eso, Galat no le ha cumplido a Diego Arango con sus salarios y prestacion­es pensionale­s, lo que no es cristiano. Ya la Iglesia Católica lo excomulgó, pero la justicia laboral de Colombia le cobrará lo que le debe a Diego.

ÑAPA. Esta columna exalta la labor de la doctora Cris

tina Plazas Michelsen en el ICBF. Su labor por los niños y las adopciones merecen nuestra gratitud

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